Leonel quiso estar solo, pero sabía que Frank tendría que entrar en cualquier momento. Cuando Mark —uno de sus mejores hombres— le avisó lo sucedido, no pudo seguir realizando sus quehaceres, Leonel no pudo concentrarse en nada más. Ya no se topaba solo con el hecho de una Sofía en la ciudad, no aceptando su invitación para irse de viaje. Ahora también se trataba del grave peligro en el que ella se encontraba al irse en ese auto. Además, su cerebro no dejaba de buscar a la persona que pudo haberle contado a Gael que ella y Liam se encontraban allí y no en Europa. Ya que decidió quedarse, él comenzó a abrazar como buena la idea de que Sofía no saliera de la misma zona, ni pernoctara en otras. Hasta le gustó la idea de ella viviendo en casa del Director, después de comprender que la maestra y el señor Mc Donald no tenían ninguna relación amorosa. Demasiado rápida fue la forma en la que Cliff se dio cuenta. Leonel estaba seguro que si Gael decidiera de la nada volver a vigilarlo, se ent
Leonel se bajó de la camioneta con una botella en la mano que llevaba un lazo dorado muy cerca del pico. Iba acompañado por Frank. Un par de hombres también iban con él, aunque solo descendieron de otra pick up detrás y se apostaron allí para vigilar la entrada principal y un poco los alrededores. Al mismo tiempo, la camioneta que el empresario mandó a colocar para Sofía y Liam, seguía allá, en la misma esquina. Larry le vio llegar. Leonel arribaba a la celebración media hora después del catedrático haber estado en la casa de la maestra. Se acercó personalmente a la entrada para darle la bienvenida al sponsor. —Señor Vos. —Ambos estrecharon sus manos. Asintió hacia Loman por cortesía, recibiendo el mismo saludo de aquel—. Adelante, por favor. —Feliz cumpleaños, señor Mc Donald. Le he traído este presente. —Le cedió la botella de vidrio grueso y tintado, muy parecida a la presentación del champán. Larry asintió. —Gracias, es usted muy amable. Adelantaron unos pasos hasta llegar a
—Sofía, tienes visita, ¿podemos pasar? Ella escuchó a Larry y cerró los ojos. Asintió como si pudiesen verla bien. Luego habló: —Sí, claro, pueden pasar. El director abrió la puerta. Leonel miró a la mujer, no se movió de la entrada. Ahora que estaba allí podía entender bien la situación habitacional de la maestra. La vivienda era pequeña, pero se veía acogedora. Pudo verlo todo de manera rápida, detallando apenas las cosas, pero verla allí de pie, vestida así de hermosa y mirar sus ojos, que a pesar de la distancia notó tristeza en ellos, casi destruye su pecho por la cantidad de emociones que comenzó a experimentar. Ella le miró directo al rostro, pero no pudo sostener la mirada. —Buenas tardes, señor Vos. Bueno, casi buenas noches. Larry, ¿cómo la has estado pasando? El director sintió el corazón encogido y se sintió nadie ante ellos. Fue testigo del momento en el que el empresario pasó por su lado y entró a la casa, acercándose a ella en cortos pasos. —Sofía, me gustaría q
Sofía se extrañó por la pregunta. —El vídeo de la torturas. Él volvió a paralizarse y se acercó a ella. —Sofía, ¿cómo fue que te enteraste de lo que Gael me hizo? ¿A caso él no te lo contó? —Me dio su móvil para mostrármelo en un vídeo. —Tragó grueso, intentando que el estómago no se volviera a revolver con las imágenes grabadas en su memoria. La mirada de Leonel pareció teñirse de un manto extraño, algo de desquicie provocó que se perdiera por un instante. —No sabía que él estuvo grabando. —Giró su cara hacia ella, pero no la veía. Una especie de sonrisa estuvo a punto de aparecer—. Así que no te lo ha relatado, sino que… que lo has visto. —Leonel reaccionó—. Joder… ¡Joder, lo has visto! Se puso las manos en la cabeza y se alejó de ella, dándole la espalda, asqueado consigo mismo por crearle algo tan espantoso, como lo era el terror, a esa mujer. —No puede ser, lo has visto todo, no puede ser. ¡Qué m@ldito imbécil! —seguía lamentándose, enterrando una vez más los dedos en su c
Sofía descubrió su cara del edredón esa noche tardía. La fiesta de Larry terminó por acabarse en medio de cantos, toques de piano, bailes, bebidas y una compañía que ella jamás esperó. La hermana de Raymond asistió, pero su hermano no lo hizo y Sofía le agradeció a Dios por eso, solo deseaba pasar el resto de la noche en paz, sin demasiadas complicaciones ya.Leonel la miró y estuvo cerca de ella toda la noche. Lograron incluso conversar sobre el plantel y cosas sobre Liam, quien se acercó a ellos y estuvo en su compañía durante la picada del pastel. Larry, por su parte, los observaba aún preocupado, pero entendió que a no debía seguir insistiendo en saber más y que le daría tiempo a la maestra de que ella misma le contara todo.Leonel se fue temprano y prometió que la vería muy pronto. De hecho, le prometió que los hombres apostados allá afuera la llevarían de ida y vuelta a la escuela, que trabajara normal, porque estaba seguro que Gael no haría nada de inmediato. Si de verdad él te
Ella se sentó en el mueble más grande, justo en el medio de éste y cruzó sus piernas, desnudas ellas, embadurnadas de crema corporal brillosa y seductora, la mujer se había acicalado completa antes de llegar allí, preparada para vivir una noche estupenda con el hombre de sus sueños.Leonel regresó al poco tiempo y con la botella metida en una cubitera, un paño de cocina de color blanco en el hombro. Su atuendo era desenfadado. Llevaba una camisa blanca arremangada en sus brazos, el pantalón de vestir seguía en su puesto, pero no cargaba los zapatos, iba descalzo y eso a ella le fascinó. A pesar de haberlo visto muchas veces si nada de ropa, era extraño verlo así.Su cabello bien peinado y cortado, nada de barba, cualquier rastrojo que en ocasiones dejaba que creciera, fue cortado. Ella lo notó relajado, incluso amable, estaba un poco extraño todo, la mujer se sentía sorprendida casi, porque siempre ese “león” como ella le llamaba, siempre se mostró como alguien muy serio y de fuerte c
La mujer miró los encendidos ojos de Leonel. Su corazón se quebró un poco más cuando escuchó esas palabras, las mismas que definían que la vida de ese hombre no era de su incumbencia.—Nos hemos encamado desde hace tiempo, te he dado mi cuerpo para todo tipo de placeres desde hace años. Si una mujer aparece de la nada y quiere quitarme del medio, haré todo lo posible para que las cosas no resulten así.Leonel sintió cansancio y hartazgo al escucharla, aunque un poco arrepentido por haber mantenido sus escarceos sexuales con ella durante todo ese tiempo. La mujer poseía curvas de infarto, era sexy, buena en la cama, aguantaba todo lo que sus humores elucubraran, pero no adoraba de ella nada más, nunca sintió por ella nada.Por una esquina, Frank Loman apareció entre las sombras, las más reservadas de aquel apartamento. Leonel entonces concentró de nuevo su mirada en la enloquecida mujer, que celosa, seguía reclamándole a él ese amor que ella exigía fuese considerado.—¿Ya terminaste? —
Sofía y Larry se encontraron en la cocina, era bastante tarde, varias horas después de la fiesta y ninguno de los dos pudo conciliar el sueño.—¿Qué harás? —fue la pregunta del director luego de que ella le contara todo, cada detalle de lo que estaba ocurriendo.Recostada a la encimera, echó sus manos detrás de ella para tocar el mesón y apoyarse en él.—Vuélveme a preguntar eso mañana, o pasado mañana, o tal vez el lunes. O nunca, mejor. No quiero saber qué debo hacer, ni que no debo hacer. Es agotador.Larry sonrió triste. Bajó su cara, enfocó su vista en el suelo y de nuevo en ella.—¿Existe alguna posibilidad de que te vayas a otro estado del país? ¿O quizás… alguna confederación del país? ¿Algún territorio no incorporado de la nación?Ella arrugó la cara con una sonrisa de incredulidad. —¿Qué dices? No sé qué posibilidades hay de nada, Larry. Estoy perdida. Leonel y yo quedamos en cuadrar todo esto, pero hasta ahí es lo que sé. Me dijo que me ayudará, sé que es así. Pero no sé