capítulo: Pruebas que la culpen

—Jefecito, le estoy hablando —Lucifero esboza una sonrisa maliciosa al ver a Leonardo pensativo—.

—Por esa razón has perdido tu derecho al descanso de esta semana. Ni hay mujeres, ni hay jet, ni hay nada.

—Amigo, no seas cruel. Me he portado bien, solo fue una mentira piadosa.

—¡Me vale un carajo! Espero que Mangano no se entere de nada; luego se hace ilusiones —se tensa—. Le queda solo un día a Rizzo. Si no aparece con el dinero, mátalo.

—No lo veo conveniente. Sofía al parecer lo quiere; es la niñera de tus hijos. Podrías darle más tiempo.

—¡Sofía! ¡Sofía! —espetó con enojo—. ¡Me tienen harto con esa curvy! —Frunce el entrecejo—. No hallo el momento de que se largue, de que renuncie y no vuelva a verla.

—No hemos conseguido pruebas que la culpen. Ella llegó a ti por casualidad. Se ve que ni mata una mosca.

—¿Acaso no te has dado cuenta de cómo me desafía? Se cree dueña y señora. Eso no lo permito.

—Te diré algo como amigo, y si quieres castigarme con un mes sin descanso, hazlo. Tú e
Escritora Palacio

holaaaaaa feliz miércoles esto esta que arde las leo jajaja

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