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EL MAFIOSO Y SUS MELLIZOS. VENGANZA DELIBERADA
EL MAFIOSO Y SUS MELLIZOS. VENGANZA DELIBERADA
Por: Escritora Palacio
Capítulo: ¡No me vuelvas a buscar nunca en tu vida!

Sofía Mangano está cumpliendo años, emocionada por su celebración, donde ella espera el regalo especial de su novio Antonio Rizzo, quien lo es todo para ella. Su madre falleció hace tiempo y a su padre nunca lo conoció, por eso ha refugiado su amor en él y es su mayor ilusión.

 

Caminando de lado a lado, ya completamente mareada, su mejor amiga Maggie la persigue con la mirada, son mejores amigas desde que eran unas niñas de 7 años. —¿Puedes detenerte, por favor?— le suplica cansada.

—Lo siento, Maggie— suelta un largo suspiro —Estoy preocupada por Antonio, no contesta mis llamadas. Se supone que me iba a confirmar la cena para celebrar… ya casi es la hora de mi entrevista de trabajo—. Muerde su labio inferior y Maggie se coloca de pie.

—Te dije que nos fuéramos a un antro, pero eres terca, esperando a ese imbécil que no lo pasa ni con agua

—Amiga, no seas mala, él me quiere, solo que… su forma de ser es fría—. Baja su mirada.

—Vamos, querida, tú mereces más que una cena. Ni siquiera el día de hoy te ha llamado para felicitarte. ¿No te parece cruel?

—Es un hombre muy ocupado, debo ser comprensiva

—¿Y qué si es el jefe de la empresa Max Auto? Tú deberías ser primordial—. Le reclama y luego rodea los ojos —Eres tan hermosa, mírate en un espejo

 

Y sí, Sofía es hermosa, una chica curvy, su color de piel es trigueña, haciéndose deseable, su cabello largo más abajo de su trasero. Lo único malo es su forma de vestir, es algo señorial para apenas tener 23 años.

—¡Ya sé!— dice desviando los regaños de su mejor amiga.

—¿Ahora qué?— pregunta cruzándose de brazos.

—Vamos a la empresa, ya que no contesta su móvil

—Ah, no, jovencita. Allí no pongo ni un pie. Sabes lo mucho que detesto a ese idiota por no valorarte

—¡Por favor, amiga! ¡Te lo suplico!—. Une sus manos en forma de súplica y la mira con ojitos tristes.

—No, y es mi última palabra

.

.

 

Empresa Max Auto.

—¡No puedo creer que haya venido acompañarme!— se queja Maggie a regañadientes.

—Porque me quieres— sonríe Sofía, sintiendo ansiedad por ver al hombre que ama.

—Te espero. No quiero verle la cara a ese tarado— bufa, pero Sofía la agarra de la mano y la jala.

—Vamos, amiga. Es la primera vez que vengo y me miran como un bicho raro

—¿Disculpen en qué les puedo ayudar?

—Mmm... Soy Sofía, la novia de Antonio Rizzo. Lo estoy buscando

—Lo siento, pero mi jefe está ocupado

—¿Y se demora?— Sofía siente sus manos sudar y Maggie percibe que algo no está bien.

—Seguramente usted es una de esas mujeres desesperadas por el jefe y no es su novia. Es que mírate, no estás a su altura, asi que largo de aqui—. La secretaria chasquea sus dedos.

—¡Ay, esta flacuchenta se ganó mi jalada de pelo!— Maggie se prepara para darle una paliza.

—No, amiga, no vale la pena—. Sofía se siente ofendida y piensa que quizás es la razón por la que él públicamente no la ha mostrado siendo un hombre guapo y adinerado.

—¡Corre, Sofía! ¡A ti nadie te menosprecie!— le grita Maggie, agarrando a la secretaria del brazo.

—¡No te atrevas!— espetó la secretaria, pero Sofía lo vio como una oportunidad y corre rápidamente en busca del hombre que ama, mientras escucha las despreciables palabras de la secretaria.

 

 

 Busca desesperadamente la oficina de su novio, hasta que al fondo ve que en la puerta dice "Jefe". Así que corre muy emocionada para sorprenderlo, y al abrir la puerta, ella siente como si le hubieran clavado un cuchillo en el pecho. Es él, Antonio, su novio, quien está follando con una linda mujer.

—Antonio...— Su voz es débil y siente no poder moverse.

—Sofía— Él está perplejo y se sube rápidamente el pantalón, mientras que la sexy chica está sobre el escritorio totalmente desnuda. —Lo puedo explicar— Intenta acercarse a ella. Pero Sofía no puede dejar de mirar a la chica y sentirse pequeña a su lado.

—¿Cómo pudiste...?— Se le salen las lágrimas, desea pensar que esto es solo una pesadilla.

—Espera, cariño, esto no es lo que parece. Solo... escúchame

—¡Cállate, maldito miserable!— Lo grita a todo pulmón. —¡No me vuelvas a buscar nunca en tu vida!— Sus lágrimas se deslizan por sus mejillas una tras otra, reflejando su dolor. Y al verlo acercarse más sin descaro, ella retrocede para escapar.

—¡Déjame explicarte!— La fue a detener, pero ella se voltea para salir corriendo y en ese momento choca con alguien. Un firme y acogedor pecho donde su rostro quedó estampado.

 

Al reaccionar de aquel golpe y ese perfume tan varonil que se impregnó en sus fosas nasales, fue a subir su mirada, ya que la altura del hombre desconocido es de 1.75.

—¡Sofía!— La menciona Antonio, pero se queda estático al ver la persona que está cerca de su novia.

 

Sofía no lo quiere ver, no lo quiere escuchar, por lo que no termina de alzar su mirada y desvía al hombre para correr sin mirar atrás.

—¿Estás huyendo de mí, Rozzi?— Antonio traga grueso, no se esperaba encontrar al hombre más poderoso y temible en su empresa.

 

—¡Vamos, Maggie!— Ordena Sofía, acelerando sus pasos. Ya no corre, no quiere llamar más la atención.

—¿Y qué hago con esta?— Pregunta su amiga, al tener a la secretaria en el suelo.

—¡Sólo déjala y vámonos!— Sofía empieza a bajar las escaleras rápidamente y Maggie corre tras ella.

—¿Qué pasó?— Pregunta agitada, y su sangre hierve por haber hecho fuerza.

—¡Tenías razón...!— No aguanta más el sollozo. —¡Antonio es un infiel!— Su voz se corta. —Estaba... estaba follando con otra mujer

—¿Quéeeee?— Maggie  se detiene. —¡Me va a oír ese hijo de su madre!— Se fue a devolver, pero Sofía, conociéndola, la detiene.

—No vale la pena, por favor, sácame de aquí

 

—Para nada, señor— Traga grueso. —Lo iba a llamar, solo que estuve muy ocupado

—¿Qué tan ocupado estás, Rozzi, como para hacerte el idiota y no cumplir tu palabra?— Se asoma a la oficina de Rozzi y, al ver a la hermosa y sensual chica vistiéndose, comprende por qué la chica vestida de señora estaba tan agitada, llorando y queriendo que la tierra se abriera y se la tragara.

—Tienes tres días. Si no... tú y toda tu familia morirán—. Sentencia lanzando una mirada macabra.

—¿Tres días? Eso es poco tiempo, señor. Espere, por favor—. Pero sus súplicas son ignoradas.

 

 

Leonardo Di Napoli sale de la empresa escoltado, como si fuera el presidente, con tanta protección, y así es hasta salir de la empresa. Por alguna razón inexplicable, deseaba ver a la chica torpe, pero no fue posible. Al subir de copiloto a su Lamborghini color rojo, su mejor hombre, Lucifero, le dice:

—Pensé que ibas a tardar más tiempo. Las chicas han llegado para la entrevista.

—Escucha muy bien, Lucifero. Si el miserable de Rozzi no paga en tres días, lo matas.

—Lamento llevarte la contraria, pero no lo veo beneficioso, no cuando estás entre los ojos de los oficiales por sospechas de que eres un mafioso.

—¡No me importa!— Se tensa. —Siempre me salgo con la mía. No hay nadie que me gane. Además, no hago esto por dinero. Sabes que soy el hombre más poderoso y millonario de toda Italia. Lo hago es por distracción, pero mayormente porque odio las mentiras, detesto que no tengan palabra y me quieran ver la cara.

—Por supuesto... había olvidado que eres el rey de la venganza—. Acelera. —Espero que sepas hacer una excelente elección. Muchas mujeres mueren por ese puesto. Ya saben por quién será contratada.

—Te dije que no quería que lo supieran aún.

—En este caso, no te quejes conmigo, hazlo con tu madre—. Se encoge de hombros y aumenta la velocidad, llamando la atención de quien los rodea.

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