—Creí que no vendrías... —comentó Roger realizando un gesto de ironía, lo cual hizo que Taylor sintiera un poco de arrepentimiento por haber ido al restaurante en el que lo citó.
«Yo tampoco tenía pensado venir, pero Max me convenció...» respondió para sus adentros."Tú y yo hemos oído los mismos comentarios acerca de Roger Croce, así que podemos decir que es un hombre bastante prepotente y orgulloso. Por esa razón, es curioso que te llame después de haberte despedido. Deberías ir a su encuentro, probablemente se disculpe contigo. Después de todo, eres la futura heredera de una empresa multimillonaria, dudo que te deje ir así como así", fue el consejo que le dio su primo.—Me gustaría oír eso... —murmuró sin darse cuenta.—¿Qué? —Roger lo escuchó hablar, pero no logró comprenderlo.—Nada —aseveró—. Vayamos al punto, señor Croce. ¿Porqué quiso que viniera a este lugar?—¿Porqué no pides algo de comer primero? —apuntó a la carta.Taylor entornó los ojos y lo miró con recelo.—Está siendo sospechosamente amable. ¿Qué es lo que quiere? —arqueó una ceja.Roger apoyó los codos sobre la mesa y entrecruzó los dedos, adoptando un semblante serio.—Lo que ocurrió este mediodía... me equivoqué —trató de sonar natural, pero en realidad se estaba forzando a sí mismo para sonar sincero. No recordaba cuándo fue la última vez que se había retractado de sus palabras. Sumando a eso, cuando despedía a un empleado, nunca tuvo que pedirle que regresara. Era una experiencia completamente nueva para él, y una muy amarga.Taylor lo escrutó suspicaz.—Sí, se equivocó. ¿Y luego? —ansiaba que Roger le dijera de manera explícita que quería disculparse, no porque necesitara sus disculpas, sino porque era satisfactorio ver a una persona de su calaña aceptando sus errores.—Y... pues... —sabía que debía decirlo, pero era demasiado para él. Seguía sintiendo que pedirle disculpas a un chico a quien le superaba por cuatro años era "rebajarse"—. D-Deberías tener más cuidado la próxima vez.Taylor sonrió de lado y movió la cabeza de un costado a otro.—¿Hasta ahí llega su disculpa? —se cruzó de brazos.—Ya he dicho que me equivoqué. ¿Qué más quieres? —refunfuñó Roger.—Usted pierde la paciencia con mucha facilidad, señor Croce. Le recomiendo que haga un poco de yoga, le caería muy bien —sugirió el joven.—No te he pedido que vengas aquí para escuchar tus consejos sin sentido —arguyó.—Entonces dígame qué es lo que busca para terminar con esto rápidamente —Taylor siempre fue muy tranquilo pero Roger definitivamente ponía a prueba sus límites.—Olvidemos lo que pasó hoy y regresa al hotel. Te esperaré en la mañana —ordenó.—¿Regresar? —cuestionó, sin poder dar crédito a lo que acababa de oír. Esperaba que se disculpara como había supuesto su primo, pero no se le había cruzado por la mente que le pediría volver.—Así es —afirmó Roger.—¿Es una broma?—Para nada —replicó con seriedad.La mirada de Taylor se puso inquieta y comenzó a observar a su alrededor, prefería tener la vista en cualquier otra cosa que no sea el rostro de Roger o se echaría a reír sin reparos. Miró sus manos y ahogó un suspiro.—¿Qué te hace pensar que regresaré así sin más? —preguntó por curiosidad. —No me gustan los juegos sucios ni engañar a los demás, así que seré completamente honesto contigo —declaró Roger—. El hecho de que el hijo de Massimo Bizzozzero trabaje como mi secretario mejoraría la reputación de mi hotel. Estamos en el segundo puesto en el ranking de los mejores hoteles, pero ansío conseguir el primer lugar. Somos muy buenos en cuanto a servicios, pero si seguimos en el segundo puesto es porque muchos viajeros continúan eligiendo al hotel "Palace" a pesar de todos nuestros esfuerzos por atraerlos. Sin embargo, todo el país sabe que el heredero de Traveling es Taylor Bizzozzero, y si él trabaja en mi hotel, muchos querrán hacer negocios con nosotros e instalarse en I'll Castello.La familia Bizzozzero era conocida por ser muy estricta y diligente en cuanto al funcionamiento de su empresa, era por eso que tenía mucho éxito. Roger sabía que si la gente estaba al tanto de que Taylor trabajaba en su hotel, pensarían que era debido a la buena calidad de ésta.—En términos simples, quiere usarme —indicó el joven.—Quiero que lleguemos a un acuerdo —esclareció Roger.—¿En qué me beneficiaría trabajar para usted? —tener que soportar los desaires del CEO no parecía valer la pena.—Nathaniel me entregó tu información personal cuando tuvimos nuestra charla, sé que estudiaste dos carreras: Ingeniería comercial y Hotelería y Turismo. Trabajando conmigo podrías aprender bastante sobre el manejo de un hotel —argumentó Roger—. Podrás pensar lo que quieras de mí, pero jamás que soy un incompetente. Dirijo I'll Castello a la perfección, es por ese motivo que no está en el puesto diez ni cinco, sino en el dos. Aunque, por supuesto, no quisiera conformarme con ser el segundo siempre.Taylor se tornó pensativo durante unos segundos. Era verdad que trabajar como el secretario personal del CEO lo ayudaría bastante para conocer el funcionamiento de un hotel, considerando que le gustaría construir una en el futuro. Si empezara a obtener experiencia desde una edad temprana, no le será difícil manejarla después.Sin embargo, debía tener en cuenta que tolerar el temperamento de Roger le sacarían canas sin siquiera haber llegado aún a la vejez.—Supongo que... recibiré un sueldo digno de un secretario de alto rango —mencionó Taylor. No le importaba el dinero, pero llegó a la conclusión de que si soportaría el carácter irritante de Roger, no lo haría solo por la experiencia ni a un bajo costo.—Recibirás un salario mucho más elevado que cualquier secretario normal, te lo garantizo —prometió.—Umm... —colocó el dedo en su barbilla y cruzó las piernas—. Está bien, me parece un trato justo —respondió.—Perfecto. Entonces, tenemos un acuerdo —extendió la mano para estrechar la de Taylor y cerrar el convenio.—Aguarde un segundo, señor Croce. Antes de hacer el trato con usted, creo que aún le falta algo por hacer —manifestó de repente.—¿De qué hablas? —cuestionó, perplejo.—Me refiero a lo que sucedió esta mañana —señaló Taylor—. Me niego a olvidarlo y fingir que nada pasó.—Pero ya he aceptado que me equivoqué —replicó, disgustado.—Así es, señor. Reconoció su error, pero no ha hecho lo más importante —sostuvo el joven—. Quiero que me pida una disculpa como corresponde. De lo contrario, olvídese de nuestro acuerdo.Roger no podía creerlo, estaba siendo manipulado por alguien que, desde su perspectiva, ni siquiera había dejado de usar el pañal.«Este niño se cree muy listo...» refunfuñó para sus adentros. Sin embargo, accedió a cumplir su deseo ya que no le quedaba otra alternativa.—Yo... —pasó los dedos entre sus mechones de pelo y lanzó un suspiro de agobio—. Lamento mucho... haberte ofendido.—¿Cómo puede ser tan difícil para usted disculparse con alguien? —dijo en respuesta a las palabras de Roger que no habían sido para nada sinceras—. Muy bien, es suficiente. Acepto sus disculpas —agregó con la frente en alto.Roger desató una pequeña risa colmada de frustración. Al menos, no se había "rebajado" por nada, ya que consiguió llegar a un acuerdo con el heredero de Traveling.—Como todo ha quedado claro, me retiro —el CEO abotonó su saco y se levantó del asiento—. Nos vemos mañana —agregó, a lo que Taylor asintió con la cabeza.Cuando Roger se disponía a marcharse, chocó contra un cuerpo que venía en su misma dirección.—¿Pero qué...? —estaba a punto de estallar en ira, pero reconoció a la persona que tenía en frente.—¡Wow, Roger! ¡Qué coincidencia! —exclamó Josh, ubicando sus manos en los hombros de su amigo—. ¡Ah, Taylor está contigo! —añadió con una sonrisa radiante.—¿Cuál coincidencia? Te dije que estaríamos aquí —expuso Roger.—¿En serio? Me temo que lo olvidé —Josh se encogió de hombros—. ¿Cómo les fue en su plática? ¿Hicieron las paces? —la pregunta iba dirigida a ambos.—Taylor accedió a regresar al hotel —respondió Roger con sequedad.—¡Qué buena noticia! —se alejó de su amigo y movió el asiento para sentarse muy cerca de Taylor—. Me alegra que hayas decidido volver, hiciste una buena elección —le mostró el pulgar en señal de aprobación.—No se esfuerce demasiado, señor Vargas —alegó el joven—. Mi jefe ya me ha explicado la situación, fue honesto y aclaró que quiere usarme para mejorar la reputación de su hotel. Después de haberme rogado tanto, llegamos a un acuerdo —le dedicó a Josh una sonrisa fingida.—¿Usarte? —Josh parpadeó varias veces y miró de reojo a Roger—. Vaya, demasiado honesto diría yo.—Haré mi mayor esfuerzo y les aseguro que I'll Castello estará en el primer puesto del ranking —aseveró Taylor—. Espero aprender mucho de usted, señor Vargas.—¡Ay, por favor! ¡No me digas señor Vargas, llámame Josh! —exclamó, dando un manotazo a la espalda de Taylor, lo que hizo que el joven se fuera por delante—. Todos los que trabajamos en el hotel nos consideramos familia, así que a partir de mañana seremos hermanos —se trazó una gran sonrisa en sus labios.Taylor se obligó a verse amable con Josh mientras que la espalda le palpitaba debido al fuerte golpe que había recibido recientemente. No sabía quién era peor, el airoso de su jefe o el enérgico del director de operaciones.—Dejen de perder el tiempo y váyanse a casa —impuso Roger, quien había quedado fuera de la conversación por un momento.—Espera, Roger, en realidad estoy aquí por una razón —declaró Josh—. Ya que Taylor regresará al hotel, quiero darle una cálida bienvenida —dirigió la mirada hacia el joven—. ¿Me acompañarías a un lugar?—¿Qué... es este lugar? Taylor se quedó mirando las letras luminosas que formaban la palabra "Gazella" y que estaban ubicadas sobre la puerta del sitio al que lo llevó Josh. Lucía muy bien por fuera, pero tenía un mal presentimiento de lo que habría dentro. —Cuando entremos, te daré tu obsequio de bienvenida —señaló Josh con una sonrisa traviesa—. ¿Y tú qué haces aquí? Solo invité a Taylor, tú sales sobrando —bromeó a su amigo quien terminó siguiendo a ambos y colándose en los planes. —Sabía que harías algo estúpido, pero nunca me imaginé que traerías a Taylor a este lugar —espetó Roger con desagrado. —Soy consciente de que no te gusta venir aquí, así que puedes tomar el camino de regreso mientras que Taylor y yo nos divertimos —colocó el brazo alrededor del joven y lo forzó a caminar hacia la entrada. Roger frunció el ceño y decidió ingresar a aquel sitio. La preocupación se había instalado en su pecho, sentimiento que no experimentaría si se tratara de cualquier otro empleado, s
A primera hora de la mañana, Taylor subía al octavo piso a través del elevador. Al llegar, vio a Josh terminando una llamada. —Oh, Taylor —pronunció, guardando el móvil en el bolsillo delantero de su camisa y aproximándose a él. —Creí que no vendrías hoy —asumió el joven. —¿Porqué no habría de hacerlo? Ah, ¿lo dices por lo de ayer? —cuestionó, a lo que Taylor asintió con la cabeza—. No me quedé mucho tiempo —se encogió de hombros. —Supongo que eres más responsable de lo que pareces —opinó Taylor. —Por supuesto, no dejaría tirado el trabajo por una noche de placer, aunque suene muy tentador —expresó Josh—. Si no soy eficiente no me pagarán, y sin dinero no podré darme esos lujos —dijo, con una sonrisa pícara trazada en sus labios. —Tienes una gran motivación —replicó Taylor con ironía, acomodándose en su escritorio. —Ya que estás aquí, me iré a mi oficina —expuso, caminando hacia el elevador. —¿A tu oficina? —cuestionó Taylor, confundido—. ¿No trabajas en este piso? —No, no. Te
Al llegar a la recepción, Roger ubicó su mano en el hombro de Taylor. —Espera aquí un momento —ordenó, en lo que se encaminaba hacia el baño masculino. Mientras Taylor esperaba, se sumergió en sus pensamientos y dejó volar su imaginación. Se veía a sí mismo entrando al estadio deportivo para ver a Lancelot. Si no conseguía que el equipo se hospedara en I'll Castello, simplemente compraría el boleto para presenciar el gran partido. Sin embargo, sentía que sería más satisfactorio ganar la entrada mediante su propio esfuerzo. Además, el hecho de que Lancelot se alojara en el hotel en el que trabajaba, le daría oportunidades para pedir el autógrafo de todos los jugadores y hacer que firmaran su camiseta. Taylor se hallaba tan absorto que empezó a realizar algunos pasos de baile de victoria. Confiaba plenamente en su capacidad y sabía que, en efecto, lograría que su equipo favorito eligiera I'll Castello. Estaba a punto de hacer un giro para terminar su danza, cuando repentinamente coli
Tres días después, Taylor tenía lista la presentación de I'll Castello, así que se la entregó a Roger para que la leyera minuciosamente. El CEO esperaba encontrar algún error para echárselo en cara, pero no halló ninguno. Es más, le agradó el trabajo que había hecho, pero eso lo frustró ya que no tenía motivos para molestarlo. No lo halagó ni lo felicitó, lo único que hizo fue dar un asentimiento con la cabeza, lo cual fue señal de su aprobación. Cuando la fecha acordada llegó, fue Taylor quien se encargó de exponer la información acerca del hotel. Roger observó la presentación con el semblante inexpresivo, pero en el fondo, estaba impresionado por su elocuencia. El chico hablaba de I'll Castello como si lo conociera de toda la vida, y además, lo hacía con un entusiasmo cautivador, como si tuviera un vínculo especial con la empresa. Luego de realizarse la presentación de los cinco hoteles, el entrenador determinó que el ideal para los jugadores de Lancelot era I'll Castello. —Lo c
El cielo se había puesto nublado mientras jugaban, pero estaban tan concentrados que no lo notaron. De pronto, unas gotas de lluvia comenzaron a caer en picada, alertando a Roger y a Taylor. Ambos corrieron hacia la recepción de la cancha y permanecieron observando la calle. —Está lloviendo muy fuerte... —comentó Taylor. Roger lo miró de reojo y se mantuvo callado por un instante. Aún se sentía incómodo por la reciente sensación que experimentó al estar encima de su secretario, así que no quería tenerlo cerca en ese momento. —Me... iré a mi departamento para cambiarme de ropa, vete al hotel como puedas —impuso el CEO. —¿Qué? ¿No va a llevarme con usted? —cuestionó Taylor, perplejo. —¿No me oíste? Iré a mi departamento, ¿porqué te llevaría conmigo? —refunfuñó—. Por haberte seguido el juego, estoy todo sudoroso y sucio. Me cambiaré de ropa, no puedo presentarme de este modo en el hotel. Toma un taxi o algo. —Pero, señor Croce... —Te advierto que si no te encuentro en cuanto vuelv
Roger ingresó a la habitación, viendo a Taylor tendido en la camilla con la camisa arremangada y la vía del suero incrustada en su mano. —¡S-Señor Croce! —pronunció sorprendido e intentó incorporarse—. ¿Qué hace aquí? —¿Qué hago aquí? —dijo con ironía—. Yo te traje aquí, mocoso. ¿Tienes idea del mal momento que me has hecho pasar? —Ah... —aunque Taylor no tenía idea de cómo había llegado al hospital, se imaginó cualquier cosa, pero no que lo había llevado su propio jefe—. L-Lo siento, señor Croce. Nunca quise... —¿Sabes lo que me ha dicho el doctor? —habló por encima de él—. Que no has estado comiendo bien, ¿qué explicación tienes para eso? —Oh, es que... hemos tenido mucho trabajo desde que Lancelot se instaló en el hotel, así que no he tenido tiempo para comer... —¡Eres un tonto! —regañó Roger—. ¡¿Quieres que todo el mundo piense que te he estado esclavizando?! ¡¿Que no me importa que mis empleados mueran de hambre o de fiebre?! ¡¿Porqué no me dijiste que no te sentías bien?! ¡
Eran las cinco de la tarde cuando Roger se estacionó al costado de la acera, frente al complejo de apartamentos de Taylor. Le envió un texto a su celular, así que el joven salió de allí a los pocos minutos. Subió al coche y saludó de mala gana. —Hola, señor Croce —soltó. —Wow, luces muy emocionado —expresó con ironía—. ¿No habías esperado mucho por esta fecha? —Sí, pero tener que compartirlo con usted no es muy placentero que digamos. Es como si fuese un día más de trabajo —se quejó. —Deja de lloriquear y ponte el cinturón —gruñó Roger, en lo que Taylor obedeció sin chistar. Durante el trayecto, el silencio fue abismal. El joven no estaba particularmente entusiasmado por ver el partido con su jefe, ya que no lo consideraba alguien cercano. Había planificado ir al estadio con su primo Maximiliano, pero tuvo que ignorar esos planes para acatar los caprichos del CEO. ¿Porqué le había ordenado acompañarlo en primer lugar? ¿Porqué no fue con otras personas? ¿Acaso no tenía amigos? Ta
—La lluvia no ha cesado siquiera un poco… —comentó Roger mientras observaba a través de la ventana de su departamento. —El pronóstico anunció lluvia para mañana, pero supongo que el clima prefirió adelantarse —respondió Taylor, aún sentado en el sofá. —¿Con quién pensabas ir al partido? —preguntó de repente. —¿Eso es importante? —cuestionó el joven, confundido. —Tengo curiosidad —manifestó Roger. —Con mi primo —alegó después de un suspiro—. Vivimos en el mismo complejo de apartamentos y casualmente es mi vecino. —Era de esperarse, dudo que hubieras ido al estadio con una chica —cerró las persianas de la ventana y se acercó al sofá. —A las chicas no les gusta ese tipo de cosas —agregó Taylor. —Claro que les gusta, pero tú les tienes miedo —bufó Roger. —¿Otra vez va a empezar con eso? —riñó el joven—. No les tengo miedo, he salido con algunas… —¿En serio? ¿Tienes algún tipo de mujer en particular? —se sentó a su costado. —¿Porqué me hace esas preguntas? Estoy empezando a senti