De acuerdo con el itinerario y sin el más mínimo remordimiento de llevar el cuerpo de Patricio al límite, en el primer mes lo fortalecieron más musculatura, le enseñaron a escalar y sobrepasar obstáculos. No era un hombre ágil; cada reto le costó; sin embargo, su fuerza de voluntad y sus deseos de cambiar logró ganarse un techo y la comida. La mayor parte de las veces, con su cuerpo adolorido por el esfuerzo, tuvo que preparar su propia cena, al menos ganaba buenos ingredientes para realizarlo. El segundo mes dedicado a las armas. La prodigiosa memoria del Alemán hizo de eso una tarea sencilla. Grabar en su mente las referencias, armar y desarmar las armas para él parecía un juego de niños. Ahí gano varios beneficios: una hermosa habitación y el no tener que cocinar, fueron algunos de los privilegios obtenidos. Disparar en tiro al blanco fue fácil, pero cuando lo llevaron de cacería, se negó hacerlo. No quería lastimar a un animal inocente e indefenso, ese día volvió a dormir a
En Alemania. En los tres meses que han pasado, Montserrat tiene preparada la reinauguración de la editorial con el lanzamiento de 8 de las obras que Patricio tenía en su biblioteca. Su padre le prometió que para dentro de dos meses el Escritor estará presente, pero que antes debería viajar a Venezuela a encontrarse con él y limar asperezas. —Montse, aún confías en que Patricio no nos enviará a prisión cuando se entere de que eres su esposa y estás viviendo en el castillo —pregunta Sarah mirándola fijamente. —Espero que al ver los resultados, me dé la oportunidad de explicarle todo —respira profundamente mientras trata de acomodar sus ideas, pero antes de que Montserrat vuelva a hablar la castaña la interrumpe. —¿Y si no? —Será mi mayor desilusión y reconoceré que el nuevo PATRICIO REIMANN no es el hombre del que me enamoré —sonríe tratando de ocultar su angustia por lo que pasará. —Nadie puede cambiar tanto su manera de ser, además, como dice mi abuelita, «lo que es para
—¿Nunca te he contado cómo murió mi mamá? —pregunta Montse.—No lo has hecho — responde Sarah. Viendo los ojos cristalizados de su amiga por lo cual asume que quizás fue en un trágico accidente al igual que sus padres—. ¿Estás segura que deseas hablarlo? —le pregunta tomando su mano para darle valor.—El día en que papá me colocó la prueba más dura y que enfermé… Te juro que lo odié… Lo veía como un monstruo… Me era difícil pensar que el hombre que me estaba lastimando era mi padre, aquel que me cargó en su regazo, que me leía cuentos para dormir… Solo le pedía a Dios que todo terminará para poderme alejar y nunca más volverlo a ver. —Tu padre debió tener alguna fuerte razón para hacerte aquello que me contaste — pronuncia Sarah. Montse asiente. —Esa noche recuerdo que tenía mucha fiebre, mi cuerpo dolía completamente, quizás del mismo dolor no podía dormir, pero fingía hacerlo… Escuché cuando Peter, mi jefe de seguridad, ¿lo recuerdas? — ella asiente—. Le decía que no debieron dej
—¡Diablos, creo que nos metimos en la grande! —exclama Peter, al escuchar las palabras del hombre que acaba de ingresar al bar. —Dile a Brenda que venga a recibirme, ¡que aquí está su macho! —dice el hombre al cantinero. Ese individuo, por su apariencia y forma de vestir, se puede deducir muy fácilmente que es un narcotraficante. Los tatuajes en sus brazos, las cadenas de oro gruesas y fastuosas colgando de su cuello, los anillos en sus manos, su ropa costosa y su semblante frío y autoritario. La mirada cómplice entre el Uruguayo y el Francés hace que las palabras no sean necesarias; deben buscar a Patricio y sacarlo de inmediato del lugar, ya que su vida corre peligro. Llegaron a la recámara donde lo vieron ingresar con la mujer horas atrás; dos toques suaves no quieren llamar la atención. Al ver que el tiempo apremia y nadie abre, el Uruguayo lanza una patada rompiendo el cerrojo y permitiéndoles la entrada. La mujer, al escuchar el golpe de la puerta, abre los ojos y palide
…Minutos atrásPatricio no se siente confiado, las cosas nunca son tan fáciles, comienza a pensar. «Si él fuese el mafioso y tiene el presentimiento de que alguien estuvo con su mujer, movería piedra sobre piedra, si es necesario quemaría el lugar».—Peter, tenemos que salir de aquí, debe haber otra salida— dice el Escritor firmemente, mirando por la ventana el tejado de la casa vecina.—¡Te has enloquecido! Las hormigas o estar tantos días solo te fundió el cerebro —exclama con molestia Peter Pan.—Al quedarnos, colocamos en riesgo la vida de la mujer y seremos asesinados, por lo tanto, saltamos o morimos todos —el Francés analiza las palabras de Patricio y sabe que tiene razón, pero nadie les garantiza que saldrán ilesos, ya que es una distancia de más de dos metros.—¡Maldita sea! Odio que tengas razón, sabes que tienes que mover tu trasero y correr velozmente porque uno de los animales de allí abajo nos pueden matar si no es el frío del agua —el Alemán asiente—. Pequeño Juan toma
… Dos días después en Venezuela. Patricio decidió continuar con el reclutamiento de las escritoras, quiere agilizar esa parte para poder tomar la presidencia de la editorial. … En Alemania. —Montse, ¿estás segura de que es buena idea viajar a Venezuela? Mira que Harry Potter, ya no es el mismo hombre, ahora parece más Aquaman —Ella ríe ante el comentario de Sarah, quien buscaba sacarla de sus pensamientos. —Debo hacerlo, no soy una mujer que se esconda, aunque no sé qué haré si él no me da la oportunidad de aclararle las cosas —responde nerviosa jugando con una pluma pasándola por sus dedos. —Espero que los músculos no hayan terminado con su cerebro porque sería una lástima y ahí sí tendría que buscarle un sobrenombre despreciable —las palabras de la castaña hacen que Montse sonría. —¿Ya hablaste con Lukas de tu embarazo? —Creo que me olvidó, ya que no me ha llamado — menciona mordiendo su labio inferior. —¡Qué melodramática eres! Se fue tan solo hace unos días, a
… En Venezuela Patricio, sabe que ha llegado el tiempo de la verdad. Los documentos que tiene en sus manos le aseguran que llegó el momento de tener frente a frente a su benefactora. Muere por verla, no le hará preguntas por qué no le interesan para nada sus respuestas. Ha maquinado en su mente las posibles formas de asesinarla; sin embargo, no entiende por qué también sueña con envolverla entre sus brazos y colmarla de caricias hasta hacerla perder la razón gritando su nombre. Desde el instante en que estuvo con Brenda, ese instinto sexual de un depredador se ha despertado y sus pensamientos son acaparados por esa mujer a la que aborrece. Odia que su voz siempre esté ahí en su memoria, queriendo dominar su cuerpo. «¡Quién diablos se cree ella para venir a alterar su mundo, a cambiar su forma de pensar y de ver las cosas!». La odia como nunca lo ha hecho con ninguna persona. Los hombres del Francés, le han llevado un móvil, documentos de identificación y un arma, junto con ropa.
—¿Quién te dijo que podías besarme sin mi permiso? —Ese golpe solo ha hecho que su sangre hierva más e ignore el dolor… Mientras la presiona más contra su cuerpo y la puerta, inmovilizándola para evitar cualquier posible ataque nuevamente.—La misma persona que te dijo que podías meterte en mi vida y cambiarla—. El tono de voz de Patricio para nada es amigable, el hombre que tiene enfrente es un completo desconocido. Montse no logra ver rastros del poeta y escritor del que se enamoró; sin embargo, esta nueva versión la atrae demasiado.—¿Acaso…? —Monserrat no termina de cuestionar cuando el toque de la puerta la interrumpe. El ESCRITOR le roba nuevamente un beso al que ella corresponde; él sonríe de medio lado y se aleja regresando a sentarse en el sofá. Mientras Montse abre la puerta.Ingresan Peter pan y el Pequeño Juan, quienes disimulan la emoción de ver a su jefa.—¿No sabíamos que estabas aquí?—miente Peter, mirándolo a los ojos, ya que los gritos se escuchaban a través de la pu