—Amor, vamos a nuestra habitación y continuamos —pronuncia Sarah y Lukas la toma en sus brazos y la carga—. ¿No crees que estoy muy pesada? —Jamás —llegan a la recámara y Lukas la lleva hasta el sofá, donde se sientan para continuar. … Vadir al escuchar los sollozos de Selene, no le importó nada. Jalado por una gran fuerza, ingresa acercándose. —¿Qué pasa, pequeña Hera? —Selene como niña chiquita y por instinto de protección se aferra abrazándolo. —No puedo mover las piernas —Vadir mira a la doctora esperando respuesta. —El día de ayer forzaste demasiado las extremidades inferiores… Los zapatos que usaste, el estar parada y si le sumamos el frío que recibiste… Debí aplicarte un fuerte sedante en ellas para que el dolor no te estuviese matando. En este momento, tus rodillas y tobillos están muy inflamados —ellos los observan y es así. Vadir, la toma en sus brazos y la aferra a su cuerpo, sentándose sobre la cama para acomodarla en su regazo, como si llevaran años de conoce
EL SECRETO DE LA OSCURIDAD —¡Oh por Dios! —grita Selene al sentir cómo su cuerpo, ha tocado el cielo y su corazón se quiere salir. Es lo más maravilloso que jamás había hecho. Esos gritos de placer fueron lo que Vadir necesitó para liberarse y gruñir de felicidad y satisfacción. —Te amo, pequeña Hera, y no te voy a dejar ir —es la primera vez que él le dice esas palabras, los ojos de Selene se llenan de lágrimas, como quisiera que Dios le regalara otro tiempo más. —Vadir, mi bello caballero, no sabes lo feliz que soy, cuánto te amo y desearía que la muerte… —Él calla sus palabras con un beso y la abraza fuertemente sin querer soltarla. Llega la madrugada y se han mantenido hablando, Vadir le cuenta historias mientras la llena de mimos y acaricia su cuerpo. Ella está idiotizada, escuchándolo, ama la historia y él sabe mucho. El sol se está asomando y ella quisiera ir a nadar desnuda para cumplir otro de sus deseos, pero sus piernas no reaccionan. Vadir la observa y ve su rostr
Patricio se ha vuelto un verdadero fanático del trabajo. Han sido meses demasiado demandantes, han tenido que enfrentar ataques fantasmas, luego del incendio del castillo. La prensa amarillista y las redes sociales de chismorreo están siempre al acecho, pendientes de cada movimiento que realizan él o Montserrat. Si no mantuviesen una relación basada en la confianza y el diálogo, ya se habrían divorciado. A diario enfrentan rumores de un nuevo romance. En esos momentos, la putizorra de Susan, aprovecha para atraer la atención hacia ella, proclamándose la mujer de Patricio. La tensión ha llegado al punto en que él ha querido asesinarla con sus propias manos, ya que los medios legales contra la arpía no han funcionado. Hay alguien muy poderoso protegiéndola. Los han convertido en objetivos militares. Cada semana aparece una nueva historia e incluso han sido acusados hasta de plagio. Quien lo ha hecho no sabe lo meticuloso que es EL ESCRITOR, con cada contrato que realiza y cada nov
—Prepara los paracaídas. Tan pronto estemos sobrevolando Galway, saltamos y dejaré el avión en piloto automático para que colisione en la montaña —dice el piloto y la mujer asiente. La azafata sale apresuradamente hacia la bodega donde están guardados. Mientras el piloto revisa en el GPS la ubicación, dándose cuenta de que están sobre el cielo irlandés, así que debe comenzar el descenso buscando la altura adecuada para así poder saltar y que el avión, al estrellarse, se destruya. Montse logra abrir la puerta, ella irá por la bendita mujer y Patricio por el piloto, esperan tener tiempo de sacarles algo de información de quién los quiere muertos. Saber defenderse y poder leer rostros de las personas es obra de su padre, quien la entrenó y le enseñó. Perderla no está en sus planes. La preparó para que no la tomen desprevenida y no sea un blanco fácil al cual lastimar. Así se aseguraba que jamás será una mujer débil que decidirá seguir los pasos de su madre. ¡Quitarse la vida! Montserr
—¡Montse! ¡Despierta, nena! —Patricio acerca su oreja a su pecho, pero no siente los latidos. La desesperación se apodera de su ser mientras comienza la reanimación, presionando su pecho incansablemente y brindándole aire boca a boca, pero no reacciona. Siente que la vida se le escapa junto con la mujer que idolatra. Recuerda las clases de supervivencia con el Pequeño Juan y el francés. Busca desesperadamente dentro de la maleta que Montse le dio la inyección de adrenalina; es su única esperanza. Elevando una súplica piadosa hacia el cielo, rogando por una oportunidad de salvarla. Con manos temblorosas, pero sin vacilar, aprieta la jeringa y administra el contenido directamente en el corazón, emitiendo una plegaria al todopoderoso para que funcione.Segundos después vuelve a escuchar los sonidos más hermosos: los latidos del corazón de su mujer. Las lágrimas ruedan por sus mejillas mientras la abraza con fuerza contra su pecho. A lo lejos observa una pequeña cueva, la carga en sus b
—¡Montserrat! —grita Patricio, desesperado luego de abrir sus ojos y darse cuenta de que ella no está a su lado. Fueron microsegundos en que el cansancio lo venció, se levanta apresuradamente, saliendo de la cueva y comienza a llamarla—. ¡Montse! —No se perdonará si algo le ha pasado, era su responsabilidad, se recrimina—. ¡Montserrat! —vuelve a gritar a todo pulmón, sintiendo que el alma se le escapa mientras los peores pensamientos inundan su mente.—¡Estoy aquí! —escucha la voz de su amada, lo que tranquiliza su inmensa angustia. Sin perder un segundo, corre en su dirección. Al fin logra verla. Definitivamente, es su diosa del olimpo, está bajo una hermosa cascada que realza más su belleza.Con el corazón desbordado de alivio y amor llega hasta donde está envolviéndola fuertemente en sus brazos. La levanta con sutileza y devorar sus labios. Ella, sin vacilar, enreda sus piernas alrededor de su cintura y sus manos alrededor de su cuello. Respondiendo aquel apasionado y desenfrenado
—¡Papá! —exclama Montserrat al ver a Carlo cerca. —Mi pequeña, pensé que te perdía —expresa el hombre mayor mientras la abraza y besa su frente. Luego, le dirige una mirada penetrante a su yerno—. Gracias por cuidar de mi hija, pero aún no sé qué fue lo que sucedió. En ese momento se acerca Margaret a revisar a Montse. —Disculpe, señor, pero debo revisarlos en especial a ella, ya que sufrió un infarto —menciona la doctora y Carlo asiente. —Debemos partir, después hablarán. El clima del lugar es muy inestable y podríamos quedar atrapados aquí —menciona Robert, quien le guiña un ojo a Patricio. El Alemán agradece la interrupción, consciente de que le ha salvado el trasero por unas horas más, evitando enfrentar a su querido suegro. En el helicóptero médico se acomodan Patricio y Montserrat junto con los especialistas. Carlo regresa en otro con sus hombres y en el tercero va Robert con su equipo. Todos se dirigen directamente a la clínica en Inglaterra. Allí le realizan todo
El teléfono de Carlo suena. Al ver de quién se trata, contrae su mandíbula y aprieta sus puños.—¡Habla! — exclama saliendo de la habitación. —Lamento profundamente la muerte de Patricio y de tu hija. Sé que los eventos me juzgan como el villano, pero traté de mantener a salvo al muchacho, por eso evité al máximo que saliera del castillo—. La noticia sobre el accidente aéreo en el que viajaba el heredero de la familia Reimann y su esposa se filtró. Carlo pudo detener la publicación de su hallazgo. Aún mantienen un grupo de búsqueda en el lugar, buscando los restos del avión y supuestamente sobrevivientes. No ha podido hablar con su hija y su yerno para saber qué fue lo que pasó, por ese motivo aceptó que fuesen trasladados a Inglaterra en vez de a Alemania. Cuenta con un equipo de informática, el cual está trabajando junto con los primos de Lukas, recopilando información para dar con el responsable. El rastreo del dron que utilizaron y las imágenes de lo que sucedió en el avión las