—Te prometo que no descansaré hasta encontrarlos —dijo Graymond—, tengo una deuda moral con Graciela, y aunque ya no pueda hacer nada por ella, puedo hacerla por sus hermanos. —Yo también pondré a mis hombres a investigar, y ayudaré en lo que pueda —dijo Conrado. —Gracias, de verdad me alegra que
Sergio tuvo que aprender lecciones de perdón, redención y amor incondicional con Graymond, Conrado y Salomé, esta última le enseñó que lo ocurrido en el pasado no define el futuro y que, a pesar de las dificultades, siempre había una oportunidad para encontrar la paz y la felicidad. Salomé visitaba
Salomé sonrió al ver el reencuentro de Dino y Julia, miró a su esposo y le hizo una seña para que fuera hacia ella, y dejar a la pareja sola, sin embargo, Conrado cuando comenzó a caminar y antes de irse se acercó a Dino y le dio una palmada en la espalda, mientras se acercaba a su oído. —No te pre
—Mi hija es una niña inteligente y comprenderá que tú eres una buena persona, quizás hoy podamos empezar demostrándoselo —respondió Julia, sonriendo de nuevo. Dino se acercó a ella, la tomó por la mejilla, se acercó a sus labios y la besó con ternura, dejando claro sus sentimientos hacia ella. —Qu
Los días fueron pasando y las cosas fueron volviendo a su lugar, Dino comenzó a visitar diariamente a Julia, quien había terminado alquilando un apartamento de dos habitaciones. La primera vez que la visitó le abrió la puerta Adri, quien de inmediato frunció el ceño cuando vio a Dino. —¿Qué está h
El beso duró más de lo que ninguno de los dos esperaba, pero cuando finalmente se separaron, estaban respirando de manera agitada, ambos supieron que aquel momento había cambiado todo. Ella lo observó, y el deseo se agitó en su interior de manera peligrosa, se volvió a acercar a él, y lo besó con s
Julia se incorporó y se sentó de pronto en la cama con preocupación, cuando escuchó la voz de su Adriana llamándola. —Mamá, ¿Qué te hiciste? —interrogó la niña al otro lado de la puerta. Julia se levantó de la cama, recogió la ropa con premura y se la dio a Dino haciendo seña para que se metiera e
Julia suspiró, sabiendo que era un deseo comprensible, pero también un riesgo muy grande. —Lo sé, Dino. Yo también quiero eso, pero debemos esperar un poco, ya has avanzado mucho con ella, no quiero dar ese paso hasta estar seguros —pronunció con preocupación. —Lo sé, sin embargo, no quiero seguir