Cristal luchó por mantener la calma mientras se levantaba de la cama, sintiendo cómo su corazón latía tan fuerte como si quisiera salirse de su pecho y es que no era para menos, los recuerdos habían llegado tan claros como si nunca los hubiese perdido. Respiró hondo, tratando de calmarse y ordenar
—¿Cómo está? —le preguntó a Salomé.—Igual, las próximas horas son cruciales.—¿Quiero entrar a conversar con él? ¿Se podrá? —preguntó y por un momento las miradas de Salomé se encontraron.—Recordaste —más que una pregunta fue una afirmación de Salomé.—No todo, mi enamoramiento con Joaquín, la dro
Cristal levantó su mano y acarició suavemente la mejilla de Joaquín, deseando que pudiera sentir su cariño y su arrepentimiento. Estaba clara, que unas simples palabras no eran suficientes para reparar lo que había hecho, pero esperaba poder resarcirse de alguna manera, y quizás su compañía, despué
Al escuchar sus palabras, Cristal no sabía cómo reaccionar. Por un lado, estaba feliz de que Joaquín hubiera despertado, de que estuviera vivo y pudiera conocer y compartir con su hijo, y por otra, no pudo evitar sentirse devastada, un sentimiento de profunda tristeza y preocupación la inundó. No p
Joaquín inclinó la cabeza, porque sentía las lágrimas pugnando por salir, se sentía culpable por herirla de esa manera. Sabía que estaba mintiendo, que por supuesto que existían sentimientos en su interior por ella, pero creía que alejarla era lo mejor para todos. No quería ser un obstáculo en la v
—¿Me está diciendo que yo quiero estar ciego para que todos fijen su atención en mí? —inquirió con un tono de sarcasmo—, eso es ridículo, ¿cómo voy a querer estar ciego? ¿Acaso piensan que me estoy autosaboteando para perder a la mujer que amo y a mi hijo? —dijo con amargura.—No estoy diciendo que
Los siguientes días Joaquín comenzó con sus terapias, decidido a recuperar la vista para poder conquistar a Cristal, sin embargo, pronto pasaron semanas y no vio ninguna mejoría, se sintió frustrado porque por más que ponía de su parte, cumpliendo exactamente con las indicaciones de su terapeuta, se
Luz Delia asintió con pesar, agradecida por tener a Conrado a su lado en ese momento tan complicado. Sabía que con su apoyo podría encontrar una solución, una manera de ayudar a su hijo a recuperar la fe, sabía por experiencia que cuando la fe se apagaba, todo se acababa. —Tienes razón, Conrado. No