—Soy más que eso… el amor de tu vida, al hombre que amas y sobre todo quien te ama más que nada en la vida. Además, ¿Qué pasa si no quiero invitar a mi boda a toda esa gente? —Yo no sé, porque mis únicos invitados son Fabiana y a Grecia —él vio la mirada de tristeza en sus ojos, mientras él le aca
Cristal sonrió al ver la cara de incredulidad de Imelda, por el rostro de felicidad de su hermano, como poco lo había visto, era notorio que había arreglado las desavenencias con Salomé; su madre también sonrió aliviada, porque se había dado cuenta de que su hijo, mostraba una faceta relajada que nu
—¿Acaso puede haber algo allí que cambie la situación entre nosotros? —interrogó con preocupación Salomé. —Un testamento no cambiará mis sentimientos por ti, no te preocupes —le dijo acariciando su mano suavemente. —¿Y ahora como haremos para los invitados a quienes les dijiste que no habrá boda,
Al día siguiente, Conrado y Salomé se prepararon para asistir a la lectura del testamento de Laura. A pesar de las preocupaciones que les atormentaban, ambos se mantuvieron serenos, cuando bajaron alrededor de las ocho ya había llegado el abogado de Laura y el notario. —Pensé que la lectura era un
Salomé se quedó perpleja ante las palabras de Ninibeth. No entendía de qué estaban hablando, ¿qué tenía que ver su matrimonio con la herencia de Laura? Conrado se giró hacia las recién llegadas, tratando de mantener la calma pero con los ojos llenos de furia contenida. —¡Fuera de aquí! Si van a est
—¿Y yo soy un objeto? ¿Estoy pintada? ¿Piensas que yo voy a caer? —preguntó con irritación.—Eres el más valioso tesoro, además, pero si veo acercándose a ti, voy a volverme cavernícola, y juro que no querrás verlo. Sé que confío en ti, pero no puede evitar sentirme posesivo, celoso contigo... y def
Las tres mujeres llegaron a tiempo para ver la escena de tensión que se estaba desarrollando en el jardín. Salomé fue la que gritó antes de acercarse a Conrado y tomarlo por el brazo, tratando de hacer que soltara la bazuca. —Por favor, amor, ¡No has eso! ¿Quieres ir a la cárcel? ¿Qué el día de mañ
Cristal, con la ayuda de su madre, lo levantaron y comenzaron a llevarlo hacia el interior de la casa y Conrado frunció el ceño. —Lo que me faltaba ¿Acaso lo van a meter en mi casa? —inquirió molesto. —Es lo menos que podemos hacer después que casi lo matas —protesto su hermana y Joaquín soltó una