—¿Qué quieres decir? —interrogó ella sin entender. —Para ser una mujer que ha estado casada eres muy inocente o muy lenta, quizás las dos cosas —ella lo miró con una expresión ceñuda, cruzándose de brazo—, y no te enojas —le dijo levantando la mano y masajeando suavemente su entrecejo para que lo r
Las palabras de Ninibeth golpearon a Salomé como si le hubieran dado con un mazo en el estómago, sacándole todo el aire. Se detuvo en seco, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. Las acusaciones y la crueldad de la mujer eran difíciles de soportar, pero Salomé no iba a permit
No sabía qué esperar de Conrado, pero sabía que no podía permitirse depender de él económicamente. Si algo había aprendido de la relación con Joaquín es que no debía depender de nadie, porque no sabía cuándo la podían decepcionar, prefería empezar a trabajar por su cuenta, sin embargo, se encargaría
Decidió buscar a Salomé porque le había prometido llevarla a conocer a Grecia, por eso pasó por la casa y al entrar encontró a Ninibeth en la sala. —¡Cuñado llegaste! Pensé que vendrías más tarde porque irías de viaje… bueno, aunque yo no fui la única que lo pensó —dijo aprovechando el momento para
El personal del hospital llegó enseguida, pronto la habitación se llenó de médicos y enfermeras que se apresuraron a auxiliar a Salomé. Conrado estaba allí, junto a ella, sin soltarla ni un momento. No podía contener la angustia que se anidaba en su pecho, su corazón latía apresurado, no podía evi
Antes de llegar a su destino se detuvieron a comer, para luego seguir a su destino, cuando llegaron fabiana se había quedado de nuevo dormida. Conrado la alzó y la llevó al interior de la casa, la acostó en unas de las habitaciones, mientras Salomé se quedaba viendo el horizonte, le gustaba el mar,
Durante el trayecto, la mente de Conrado se llenó de preguntas e incertidumbre. ¿Qué revelaría la investigación? ¿Encontraría respuestas o solo más preguntas? A pesar de las dudas, se aferró a la esperanza de encontrar a su hija biológica, aunque no quería perder a Grecia, porque ella era suya, la a
Cuando ella le hizo la pregunta, sus miradas se cruzaron, sin embargo, en el rostro de Conrado se reflejaron la culpa, la tristeza y el arrepentimiento, pero también algo más, algo que ella no lograba descifrar.Ante el silencio ella insistió. —Por favor no me mientas, solo responde. Él suspiró co