Ella lo miró fijamente a los ojos, sorprendida por su respuesta.—Gracias… no eres tan ogro como pareces.Ella estaba sorprendida porque no podía creer que el padre de la niña a quien le dio sangre fuera el mismo hombre de la fiesta, a quien besó, la persiguió, la salvó y ahora la estaba ayudando.A
Las palabras del médico dejaron a Conrado perplejo, sus manos comenzaron a temblar mientras sostenía el teléfono. No podía creer lo que acababa de escuchar. La noticia era abrumadora y desconcertante. —Doctor, ¿qué está diciendo? ¿Está seguro de los resultados de la prueba de ADN? —preguntó Conrado
Cuando Conrado escuchó esas palabras propinó una maldición, mientras dejaba caer un golpe en un árbol que estaba cerca. —Voy a encontrarlos, y le aviso. Él cortó la llamada, y Grecia se quedó viéndolo preocupado, esperando que le contara algo, pero solo se dejó caer en el banco, cerrando los ojos,
—¿Qué quieres decir? —interrogó ella sin entender. —Para ser una mujer que ha estado casada eres muy inocente o muy lenta, quizás las dos cosas —ella lo miró con una expresión ceñuda, cruzándose de brazo—, y no te enojas —le dijo levantando la mano y masajeando suavemente su entrecejo para que lo r
Las palabras de Ninibeth golpearon a Salomé como si le hubieran dado con un mazo en el estómago, sacándole todo el aire. Se detuvo en seco, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. Las acusaciones y la crueldad de la mujer eran difíciles de soportar, pero Salomé no iba a permit
No sabía qué esperar de Conrado, pero sabía que no podía permitirse depender de él económicamente. Si algo había aprendido de la relación con Joaquín es que no debía depender de nadie, porque no sabía cuándo la podían decepcionar, prefería empezar a trabajar por su cuenta, sin embargo, se encargaría
Decidió buscar a Salomé porque le había prometido llevarla a conocer a Grecia, por eso pasó por la casa y al entrar encontró a Ninibeth en la sala. —¡Cuñado llegaste! Pensé que vendrías más tarde porque irías de viaje… bueno, aunque yo no fui la única que lo pensó —dijo aprovechando el momento para
El personal del hospital llegó enseguida, pronto la habitación se llenó de médicos y enfermeras que se apresuraron a auxiliar a Salomé. Conrado estaba allí, junto a ella, sin soltarla ni un momento. No podía contener la angustia que se anidaba en su pecho, su corazón latía apresurado, no podía evi