CINCUENTA Y NUEVE

...

La ropa de William no estaba hecha para el campo, así que sin duda desentonaba del resto de la familia de May Lehner al llevar puesto unos pantalones de tela, unos mocasines impecablemente lustrados y una camisa blanca planchada de forma casi milimétrica. El reloj rolex en su mano derecha era la guinda de la torta.

Aun así, los padres de May no emitieron comentario alguno sobre la apariencia personal de William, ni tampoco sobre el

rolex que brillaba con descaro en su muñeca. Lo recibieron con una sonrisa y le ofrecieron el mejor desayuno del mundo. Leche de vaca, pan recién horneado, y jugo de frutas cosechadas la tarde del día anterior. William devoró el pan y la leche y degustó con afán el jugo de frutas. Solo cuando hubo terminado, se percat&oa
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