Pietro estaba enfadado, había sido humillado y ferozmente golpeado por el abogado. Siendo un mafioso tan orgulloso no se podía permitir perder así ni que sus hombres lo vieran derrotado. — Te conozco muy bien Pietro. Estás pensando en tomar venganza contra el abogado, ¿Cierto? El ya te venció de forma limpia y legal. Tendrás que dejar ir a la chica oriental. — ¿Y perder todo lo que pagué por ella? Por supuesto que no. Ella me pertenece, y si no es para mí, tampoco será para él. — ¡Deja de insistir con eso, debemos irnos de aquí a la brevedad posible e intentar que los griegos queden convencidos de que no seremos una piedra en su camino o en el camino del abogado! — No voy a quedar como un imbécil fracasado. Voy a mostrarles por qué no deben meterse con Pietro Ribak. — ¡Mírate, estás más para el cementerio que para una guerra, una guerra que no vas a ganar, los griegos son demasiado poderosos! ¡Está vez tomaré el control y trataré de salvarnos el trasero. Tú te vas a que
Tres miradas azules tenía Isabella fijas en ella. Sus hijos querían saber por qué amaba a su padre. No podía decirles lo bien que besaba y lo seductor que era en la cama. Tampoco podía decirles que la volvía loca con sus ardientes caricias. — Lo amo a Sergey porque es un hombre maravilloso. Me hace muy feliz. Además me puso tres hermosos bebés en el vientre. Los niños escuchaban la respuesta muy satisfechos. En todo lo que su mami decía, ella se sentía dichosa de tenerlos. Sus sonrisas lo decían todo. — Ya va, ya va. Adoran a su padre. Contra eso no puedo hacer nada. En menos de nada el pequeño Aleksey ya se había ido a sentar junto a Fiorela. — Hola, soy Aleksey. Eres muy linda, pero como tú eres mayor para mí. Puedes tener pronto una hija para que sea mi novia cuando crezca. — ¿Quieres una novia, chiquitín? — Si, pero que sea igual de linda que tú, con esos ojos tan grandes y marrones. — Bueno... Pues... Trataré de escribirle pronto a la cigüeña. En una de es
Fiorela no entendía de que hablaba el abogado. No había manera de que Azucena estuviera a salvo como ella deseaba. La jóven oriental vió al hombre tomar su celular para hacer una llamada. Del otro lado de la linea le respondieron pronto. — Adriano. ¿Todo está bien con tu recuperación? — El mafioso Dante Ferreti le contestaba a su sobrino. — Creo que todo va bien tío. Pero para lo que te llamo es para preguntarte, ¿Lo que te pedí marcha bien? — Eso. Marcha perfectamente bien. De hecho el avión debe estar aterrizando en... Unas tres horas aproximadamente. ¿Qué quieres hacer con la carga? — Por favor dale hospedaje hasta que salga de aquí. Recuerda que estoy convaleciente y necesito cuidados especiales. Mismos que Fiorela me da. Ya que me den el alta que se reúnan y se pongan al día. — Muy bien, no hay problema, cuenta con eso y que va a estar a salvo. — Te lo agradezco. Ya mismo le cuento a mi prometido. Te dejó entonces, saludame a la tía Carolina. — Lo haré. —
El CEO ruso no entendía nada. Porque debía hablarle bien de su segundo mellizo a su mejor amigo. — Explícate Aleksey, ¿Por qué quieres que le hable bien de ti a Adriano? Además... ¿De que novia hablas? — ¿De cuál va a ser, papá? De la hija que tendrá el tío Adriano con su futura esposa Fiorela en el futuro. La prometida del tío es muy linda. Cómo es mayor para que sea mi novia pensé que si tienen una hija ella si podría ser mi chica cuando crezca. — A ver déjame entender. ¿Le estás apartando a una hija para ti a tu tío Adriano? ¿Es eso pequeño demonio? — Si, es eso, no quiero que Alexandro o Alexander se me adelanten y me coman el mandado. Es por eso que ya se la he pedido al tío. Que tengan una linda nena para mí. Sergey enarcó una ceja. Ese trillizo si que era osado. El mismo no se recordaba que lo fuera tanto. — Me da curiosidad por saber que te respondió mi amigo. ¿Aceptó tu petición? — Hmmm... El dijo que era un pequeño diablillo, y que no iba a cederme a su hij
Isabella no terminaba de tomar en serio las palabras de sus hijos. Ellos eran pequeños ahora y cuando pasara el tiempo se les iba a olvidar. La chef se aseguró de que sus hijos comieran su sopita con pollo y verduras. Después subió a la habitación a llevarle los alimentos al hombre ruso. — Sergey. Tenemos que hablar. — La bella mujer se escuchaba sería. — ¿Qué pasa? Tú tono de voz parece algo serio? — Si... Es algo importante para mí. Quiero hablar contigo sobre regresar a trabajar al restaurante. Tengo tiempo que no regreso, voy a terminar oxidándome, además sabes que es mi pasión. Quiero regresar, Sergey. El hombre se detuvo, dejó de comer y se quedó pensando por unos momentos. — Si recuerdas que estás embarazada, ¿Cierto? No es como que si estás en condiciones de trabajar bajo estrés físico y sobre todo mental. ¿Por qué estamos hablando de esto sin que antes no consideraras tu estado, Isabella? La molestia era evidente en el tono de voz del CEO. Hasta su mirada se
En la mansión Rossi. Ismael cuidaba religiosamente de su esposa y su embarazo. Complacía cada antojo que tenía y le ayudaba a trasladarse por la casa. — Cada día me siento mucho mejor físicamente, hasta el bebé ya está fuera de peligro. El médico dice que poco a poco podemos ir haciendo cosas cotidianas como dar caminatas por el jardín, salir al centro comercial de compras, o ir a un restaurante a comer. — Querida. ¿Tienes alguna queja del chef? Si es así puedes decirme y lo resolveré, podemos hacer los cambios que tú desees. — !Oh, no, la comida del chef Aurelio es deliciosa, además me consiente con todo tipo de postres, estoy feliz por eso! — Me alegra que estés feliz. — El CEO estaba sentado en la cama y Griselda estaba recargada en su pecho. — Hoy en la noche viene tu padre a cenar. Ha sido muy duro para él lo que sucedió con Grace. Ella no comprendió que la amaba a las dos por igual, ambas son sus hijas. — Lo sé, el que no la hayan atrapado me tiene un poco preocupa
La madre respondió pronto — Por supuesto que mi hijo es el mejor. — Sonrió la señora De Luca. Audrey solamente rodó los ojos y sonrió. Su madre seguía siendo la misma. — Por la noche Isabella y el chef Romen habían terminado con la elaboración de una deliciosa cena. Las langostas ya estaban listas y los tres niños en la mesa disfrutando del banquete. Esa noche la molesta chef había enviado la cena con Romen para el padre de sus hijos. Envío gelatina, un plato de frutas, galletas y jugo de manzana. El ruso al ver llegar a su empleado supo que su mujer seguía enfadada con él. — ¿Por qué Isabella no trajo mi cena? — Oh, señor Ivanov. Ella está cenando con sus hijos en el comedor. !Las langostas que preparó le quedaron deliciosas! — Dijo emocionado el profesional. El CEO ruso volteó a ver su cena sin poder creer que a él solamente le habían enviado una dieta tan ligera. — ¿En donde está mi langosta? ¿Por qué yo no tengo una justo aquí? — El hombre señaló su plato.
Sergey que tenía el rostro tenso por el enfado, vió venir a Romen con una charola que olía bastante bien. Le fué servida su cena, está vez si era una deliciosa langosta, él hombre sonrió de lado porque había logrado su objetivo. — Está servido señor. Por cierto, la señora le envía un mensaje, dijo que solo accedió a autorizar que le trajera la cena porque los trillizos intercedieron por usted. Esos niños lo adoran jefe. El mensaje le dijo a Sergey que su mujercita seguía enfadada con él, Pero siempre y cuando no saliera de casa estaba bien. Su seguridad era lo primero, aunque no tenía la más mínima intención de ceder ante su petición. El ruso se dispuso a disfrutar de sus alimentos, la comida que Isabella preparaba era especial para él. (....) En la cena de los Rossi. La pregunta había quedado en el aire. — En realidad Griselda y yo no lo hemos hablado todavía papá, queremos dejar que el embarazo avance primero. Pero hay algunos nombres que me gustarían y en los que h