El CEO ruso no entendía nada. Porque debía hablarle bien de su segundo mellizo a su mejor amigo. — Explícate Aleksey, ¿Por qué quieres que le hable bien de ti a Adriano? Además... ¿De que novia hablas? — ¿De cuál va a ser, papá? De la hija que tendrá el tío Adriano con su futura esposa Fiorela en el futuro. La prometida del tío es muy linda. Cómo es mayor para que sea mi novia pensé que si tienen una hija ella si podría ser mi chica cuando crezca. — A ver déjame entender. ¿Le estás apartando a una hija para ti a tu tío Adriano? ¿Es eso pequeño demonio? — Si, es eso, no quiero que Alexandro o Alexander se me adelanten y me coman el mandado. Es por eso que ya se la he pedido al tío. Que tengan una linda nena para mí. Sergey enarcó una ceja. Ese trillizo si que era osado. El mismo no se recordaba que lo fuera tanto. — Me da curiosidad por saber que te respondió mi amigo. ¿Aceptó tu petición? — Hmmm... El dijo que era un pequeño diablillo, y que no iba a cederme a su hij
Isabella no terminaba de tomar en serio las palabras de sus hijos. Ellos eran pequeños ahora y cuando pasara el tiempo se les iba a olvidar. La chef se aseguró de que sus hijos comieran su sopita con pollo y verduras. Después subió a la habitación a llevarle los alimentos al hombre ruso. — Sergey. Tenemos que hablar. — La bella mujer se escuchaba sería. — ¿Qué pasa? Tú tono de voz parece algo serio? — Si... Es algo importante para mí. Quiero hablar contigo sobre regresar a trabajar al restaurante. Tengo tiempo que no regreso, voy a terminar oxidándome, además sabes que es mi pasión. Quiero regresar, Sergey. El hombre se detuvo, dejó de comer y se quedó pensando por unos momentos. — Si recuerdas que estás embarazada, ¿Cierto? No es como que si estás en condiciones de trabajar bajo estrés físico y sobre todo mental. ¿Por qué estamos hablando de esto sin que antes no consideraras tu estado, Isabella? La molestia era evidente en el tono de voz del CEO. Hasta su mirada se
En la mansión Rossi. Ismael cuidaba religiosamente de su esposa y su embarazo. Complacía cada antojo que tenía y le ayudaba a trasladarse por la casa. — Cada día me siento mucho mejor físicamente, hasta el bebé ya está fuera de peligro. El médico dice que poco a poco podemos ir haciendo cosas cotidianas como dar caminatas por el jardín, salir al centro comercial de compras, o ir a un restaurante a comer. — Querida. ¿Tienes alguna queja del chef? Si es así puedes decirme y lo resolveré, podemos hacer los cambios que tú desees. — !Oh, no, la comida del chef Aurelio es deliciosa, además me consiente con todo tipo de postres, estoy feliz por eso! — Me alegra que estés feliz. — El CEO estaba sentado en la cama y Griselda estaba recargada en su pecho. — Hoy en la noche viene tu padre a cenar. Ha sido muy duro para él lo que sucedió con Grace. Ella no comprendió que la amaba a las dos por igual, ambas son sus hijas. — Lo sé, el que no la hayan atrapado me tiene un poco preocupa
La madre respondió pronto — Por supuesto que mi hijo es el mejor. — Sonrió la señora De Luca. Audrey solamente rodó los ojos y sonrió. Su madre seguía siendo la misma. — Por la noche Isabella y el chef Romen habían terminado con la elaboración de una deliciosa cena. Las langostas ya estaban listas y los tres niños en la mesa disfrutando del banquete. Esa noche la molesta chef había enviado la cena con Romen para el padre de sus hijos. Envío gelatina, un plato de frutas, galletas y jugo de manzana. El ruso al ver llegar a su empleado supo que su mujer seguía enfadada con él. — ¿Por qué Isabella no trajo mi cena? — Oh, señor Ivanov. Ella está cenando con sus hijos en el comedor. !Las langostas que preparó le quedaron deliciosas! — Dijo emocionado el profesional. El CEO ruso volteó a ver su cena sin poder creer que a él solamente le habían enviado una dieta tan ligera. — ¿En donde está mi langosta? ¿Por qué yo no tengo una justo aquí? — El hombre señaló su plato.
Sergey que tenía el rostro tenso por el enfado, vió venir a Romen con una charola que olía bastante bien. Le fué servida su cena, está vez si era una deliciosa langosta, él hombre sonrió de lado porque había logrado su objetivo. — Está servido señor. Por cierto, la señora le envía un mensaje, dijo que solo accedió a autorizar que le trajera la cena porque los trillizos intercedieron por usted. Esos niños lo adoran jefe. El mensaje le dijo a Sergey que su mujercita seguía enfadada con él, Pero siempre y cuando no saliera de casa estaba bien. Su seguridad era lo primero, aunque no tenía la más mínima intención de ceder ante su petición. El ruso se dispuso a disfrutar de sus alimentos, la comida que Isabella preparaba era especial para él. (....) En la cena de los Rossi. La pregunta había quedado en el aire. — En realidad Griselda y yo no lo hemos hablado todavía papá, queremos dejar que el embarazo avance primero. Pero hay algunos nombres que me gustarían y en los que h
Las hermanas cortaron la llamada, Adriano aunque se había hecho el disimulado había escuchado un poco de la conversación. — Ahhh... — El suspiro de la jóven no le auguro nada bueno. — ¿Qué sucede querida? No te fue bien con la llamada, ¿Eh? Ven aquí y cuéntame. Fiorela fue a sentarse junto al abogado. — No te dije pero azucena es una chica algo extrovertida, al parecer vió a tu primo Alessandro y llamó su atención. Bueno... Nadie podría culparla, tu primo es muy atractivo... — Alto, alto, alto, no hables tan bien de otro hombre en mi presencia, si sigues voy a ponerme celoso de Aless. — El abogado ponía la palma de su mano para detener a Fiorela. — Adriano, ¿Qué no te has visto en un espejo? Tú eres un hombre muy atractivo, eres elegante, apuesto, maravilloso, ¿Por qué te pondrías celoso de tu primo? Eso es... absurdo. — Fiorela enarcaba una ceja. Su prometido estaba pensando de más. — Son celos posesivos de hombre. Esos ya vienen incluidos de fabrica, nena. Yo te qu
La emocional chef, se quedó viendo por unos momentos al padre de sus hijos. No necesitaba hacer nada más para que ella lo amara por sobre todas las cosas. Isabella se acercó al CEO y se acomodó entre sus brazos con cuidado de no lastimarlo. — No tienes que hacer nada, soy feliz a tu lado y con nuestros hijos. Es solo que yo mantenía un ritmo de vida antes de que llegarás de nuevo a mi vida y ahora es completamente diferente. — Me alegra escuchar que eres feliz. Si no lo fueras no sé que haría. Eres mi mundo entero Isabella. — El CEO acarició los cabellos de su mujer por unos minutos. Pronto comenzó a escuchar una respiración pausada, la chef ya no decía nada y su cuerpo no se movía. — ¿Te quedaste dormida? Isabella, hey... responde, despierta. No te has puesto la pijama, ahhh... — El ruso acomodó a su mujer en la cama y la cubrió con una manta, seguro que ella estaba muy cansada por haber cocinado. (...) El abogado y la joven oriental habían estado charlando por lar
Casi al mediodía, Fiorela estaba ya por salir a la mansión Ferreti a ver a su hermana. Audrey le había llevado una muda de ropa para que asistiera a la reunión sin problemas. — ¡Cuñada, te ves espectacular, no por nada mi hermano está loco por ti! — Oh, eres muy amable, Audrey, te encargo mucho a tu hermano. Que no se levante de la cama, que coma bien, eh... Que no se ponga a trabajar. — Fiorela estaba recordando todas las instrucciones. — No soy un niño, Fiorela. Sé muy bien cómo debo cuidarme. — ¿Entonces si lo sabes por qué batallo tanto contigo? No te quieres comer las verduras, te quieres levantar solo al sanitario, y me desobedeces cada que puedes. Señorita Casareal. No tenía idea de que estabas tratando de controlarme, eso suena muy maquiavélico viniendo de una adorable belleza como tú. — ¿Entonces piensas que solamente tu puedes tener el control de... mí? Ah, no, esto se debe volver más equitativo o de lo contrario no me casaré. La hermosa joven del oriente s