Sergey se quedó pensando por unos momentos que responderle a su inteligente hijo. — Alexander, mamá y papá se aman mucho, entonces... Nosotros le escribimos mucho a la cigüeña, claro que no responde todo el tiempo. Más sin embargo ahora respondió y yo estoy muy contento por eso. — ¿Te alegra que mamá esté embarazada? — Por supuesto que me alegra, es otro hijo mío con Isabella. — Te alegra de la misma manera que te alegró cuando supiste que mamá estaba embarazada de nosotros. — El niño enarcó una ceja. — Cuando supe que Isabella estaba embarazada, fuí el hombre más dichoso del mundo, acaricié su vientre esperando que ustedes recibieran esa caricia de su padre. El niño que por lo general era callado y reservado, sonrió al escuchar las palabras de su padre. — Está bien, recibiremos al bebé con agrado, pero... Alexandro se va a poner bastante celoso, pensará que tener un hermano o hermana nueva significa menos atención para él, lo mismo será con Aleksey. — Ahhh... — El
La voz del CEO Rossi retumbó en el despacho, no iba a permitir que nadie se expresara de esa forma de su futura esposa y de su preciado bebé. — Rompe lazos con Griselda, así la evitas de soportarte, la evitas también de ver cómo la odias por ser la hija de la mujer que tú padre más amó en su vida, y sobre todo la evitas de la envidia que le tienes por qué ella posee una esencia noble y pura a diferencia de tí. — !Tú...! ¿Cómo te atreves a hablarme de esta forma? !Yo soy la señorita de la familia Smith, Griselda es solamente una arrimada, te casarás con ella y solamente tendrás habladurías sobre tu familia por ser tu esposa una hija ilegítima! — Aunque así fuera la prefiero a ella un millón de veces antes que a tí. Las palabras de Ismael calaron hondo en Grace. Ella siempre se había considerado superior a su hermana y ahora ese poderoso y elegante CEO la menospreciaba por ella. — Me das pena Ismael, vas a casarte con una mujer que se ha acostado con media ciudad, estás encu
Griselda pensó por unos momentos que había escuchado mal. Nadie podía casarse tan pronto. — ¿Cómo...? Nadie se puede casar tan pronto, es imposible que haya una fecha o espacio para que nos podamos casar este mes. — Las palabras se las lleva el viento, es imposible que se casen tan pronto, preparar una fiesta, traer a la familia, el vestido, simplemente no se puede, así que no te hagas ilusiones Griselda. — Grace encaminó sus pasos fuera del despacho. — Papá, ¿Te sientes bien? Si sientes dolor en el pecho dilo para llevarte al hospital — La bella ojiverde se preocupaba mucho por su padre. — Estoy bien, oh... cariño, ¿Por qué nunca me dijiste lo que sucedía con tu hermana? ¿Acaso no confías en tu padre? — No sé de qué hablas, no pasa nada entre Grace y yo, ya la conoces, está de mal humor. — La jóven no quería hacer las cosas más grandes. — Ahhh... La que debería de cuidarse eres tú, ¿Qué estás haciendo aquí abajo? — Ah, eso... Vine por agua, papá, espero que no me
En la fría Rusia, el importante y millonario CEO Isaías Rossi, se había quedado mudo de la impresión, su primogénito, su querido hijo que había permanecido soltero y que no le conocía una relación seria, le estaba diciendo que se iba a casar al día siguiente. — Papá, ¿Sigues ahí? ¿Me escuchaste? Voy a casarme mañana, tienen que venir mamá y tú a mi boda. — ¡Por supuesto que te escuché atarantado! ¿Cómo que vas a casarte así de pronto? ¡Explícate mejor, ni siquiera nos has presentado a una novia, no sabemos que tengas una relación estable, no puedes tomar el matrimonio de una forma tan ligera! El señor Rossi estaba muy conflictuado, por supuesto que quería que su hijo se casara y formará una familia, pero... no sin conocer a su futura nuera, podía tratarse de una casa fortunas. — Me lo estoy tomando en serio papá, he conocido a la mujer de mi vida, la amo y me quiero casar con ella cuánto antes, ¿Dime si vendrás con mamá? — ¡Por supuesto que iremos, no vamos a permitir qu
Isabella, hablame, te voy a escuchar sea lo que sea que tengas para decir. — Pedía el hermano mayor. — Estoy... No lo sé, con los trillizos y ahora un nuevo bebé, siento que me sobrepasa. — ¿Entonces estás pensando en.... Interrumpir el embarazo? ¿No quieres tener al bebé, Isabella? — ¿Qué pasaría si fuera así? Ahhh.... Me convertiría en un monstruo, ¿Cierto? — Lo cierto es que Sergey jamás permitiría que interrumpieras el embarazo de su hijo. El ruso sería capaz de agárrate a una cama y ponerte vigilancia noche y día para proteger al bebé. — Si... eso pensé, ese hombre es un controlador, ni siquiera puedo tomar esta decisión por mi misma — No me has respondido Isabella, ¿Piensas interrumpir el embarazo? — Isamel, tu pregunta me hace enfadar, ¿De verdad crees que sería capaz de evitar que mi hijo venga al mundo? Eso no lo haría jamás, es mi hijo, crece dentro de mí, voy a tenerlo y a quererlo tanto como se merece. — Ufff... Me tranquiliza bastante escucharte decir
Los hermanos Rossi, sabían lo estricto que era su padre, él siempre les había enseñado valores, a ella le pasó el que se embarazara del CEO ruso y que se entregara a él antes del matrimonio por qué ella le había explicado lo mucho que amaba a ese hombre, y que solo deseaba poder ser feliz a su lado. Pero Isamel aunque era ya todo un hombre de veintiseis años que era dueño de su propio dinero y que trabajaba sin descanso para incrementar la fortuna familiar, le debía respeto a sus padres y lo que le habían inculcado. Ellos no verían nada bien que hubiera embarazado a su prometida antes de casarse con ella. — Me disculparé con mamá y con papá, no pude controlarme, robe la pureza de mi prometida, ella... se entregó a mi sin condiciones, es tan hermosa, tan especial. Te cuento que su jefe estaba a punto de pedirle su mano a mi suegro, le dió por decir que está enamorado de ella, Pero llegué justo a tiempo para arrebatársela. Entonces él que pidió su mano fuí yo. — ¿Entonces te con
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...