Los hermanos Rossi, sabían lo estricto que era su padre, él siempre les había enseñado valores, a ella le pasó el que se embarazara del CEO ruso y que se entregara a él antes del matrimonio por qué ella le había explicado lo mucho que amaba a ese hombre, y que solo deseaba poder ser feliz a su lado. Pero Isamel aunque era ya todo un hombre de veintiseis años que era dueño de su propio dinero y que trabajaba sin descanso para incrementar la fortuna familiar, le debía respeto a sus padres y lo que le habían inculcado. Ellos no verían nada bien que hubiera embarazado a su prometida antes de casarse con ella. — Me disculparé con mamá y con papá, no pude controlarme, robe la pureza de mi prometida, ella... se entregó a mi sin condiciones, es tan hermosa, tan especial. Te cuento que su jefe estaba a punto de pedirle su mano a mi suegro, le dió por decir que está enamorado de ella, Pero llegué justo a tiempo para arrebatársela. Entonces él que pidió su mano fuí yo. — ¿Entonces te con
El CEO Rossi quería de alguna manera poder resarcir su error con respecto a impedir que Sergey encontrará a sus hijos y a su hermana mucho antes, era por eso que lo había ayudado un poco. Ya dependería de él lo que hiciera. Salió de la villa de su hermana con rumbo a su oficina, tenía que supervisar lo que su asistente tenía avanzado, esperaba que ya hubiese resuelto si no todo por lo menos la mayoría de las cosas, su boda con Griselda era lo más importante por el momento, ella y su embarazo lo eran todo para él. El CEO Ivanov subió las escaleras lentamente, iría a buscar a la madre de sus hijos. Entró a la habitación y constató que seguía dormida. Se sentó a esperar a que despertara pero por la penetrante mirada que sentía sobre ella, la bella chef se despertó. — Isabella cariño, ¿Cómo te sientes? — El CEO de inmediato se acercó y tomó la mano de la mujer. — Estoy bien, me siento bien, solo... tengo mucha sed, ¿Puedes darme un poco de agua? — Por supuesto — El ruso se le
El niño también se cruzó de brazos, infló sus cachetes y al final habló. — ¿Quieres que me alegre porque vas a tener otro hijo con mamá? ¡Me acabo de pelear con Alexandro porque no tenías espacio para subirme a tu regazo ya que lo tenías a él, con otro hijo menos me vas a subir. Vas a querer cargar al niño nuevo solamente porque va a ser pequeño! — Tendrán que compartir a papá por tiempos, podemos ponernos de acuerdo para eso, todo tiene solución Aleksey. Al CEO se le estaba poniendo muy difícil convencerlos de que las cosas no cambiarían tanto. (....) En la compañía Rossi, Franco se movía lo más rápido que podía en algunos detalles importantes de la boda, pero el inteligente asistente astuto como era, ya se había encargado de contratar a una de las mejores organizadoras de bodas. Ahora era ella quien se dividía con él el estrés de que todo quedara espectacularmente perfecto. — Franco, ponme al tanto de los avances, pidió el CEO Rossi. — Bien, tenemos el salón, es un
El CEO Ivanov seguía en la habitación de sus hijos, los dos más pequeños no querían a otro bebé en la casa, no estaban dispuestos a compartir a su padre ni a su madre. — Devuelve al bebé, papá, diles que por él momento tienes muchos niños en casa, que quizás más adelante pidas sus servicios, además las mamás se inflan como un balón playero cuando están embarazadas, y mamá es muy linda así como es. — Alexandrito externaba su opinión y hacia sus peticiones. — Si papá, devuelve a ese bebé, acepto compartir a mamá y a ti con Alexandro y Alexander, Pero con otro niño no, no entiendo por qué pidieron otro bebé si ya tienen tres y ni siquiera puedes cargarnos a todos juntos. — Aleksey apoyaba a su hermano. — ¿Devolverlo? Eso es imposible, no hay manera de que algo así se pueda hacer, ya viene en camino y pertenecerá a la familia Ivanov Rossi. Deben aceptarlo y recibirlo con alegría. — !No quiero! — Alexandro, se bueno y dale una oportunidad al bebé, si te pones así mamá se va a p
Los niños voltearon lentamente a ver a su padre, el entrajado hombre estaba con las manos en la cintura viéndolos a ambos desde el pie de la escalera. La penetrante mirada de Sergey, esa que hacía estremecer a sus colegas empresarios, ahora estaba sobre los dos traviesos y glotones hijos. — ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué es lo que llevan en esa mochila? Respondan. — Es...es la mochila de Aleksey, papá, vamos... a estudiar al cuarto de juegos. Pero querer mentirle al CEO Ivanov era perder el tiempo, no lo iban a conseguir tan fácilmente. — Bajen aquí. — Ordenó el hombre haciendo una señal con su dedo. Los niños se miraron el uno al otro, tenían la opción de correr y escapar hacia la habitación de su madre, pero algo les decía que no debían desobedecer más a su padre, así que bajaron de poco a poco hasta llegar a él. — Papá, los trillizos teníamos mucha hambre, sentíamos que íbamos a morir. — Decía el pequeño Alexandro con la mirada cabizbaja. — Muestrenme lo que llevan
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod