Dante Ferreti sabía que lo que pasó era parte de enfrentarte con un mafioso. Adriano aunque no lo era no se había acobardado. Luchó y dió la cara como hombre. Solo hacía falta esperar la reacción de su hermano. — Llamaré a Adriano. Le contaré lo que pasó y nos veremos en el hospital. — Está bien, iré a checar cómo va todo con mi primo. Padre e hijo cortaron la llamada. Entonces Dante llamó a su hermano. Adriano De Luca padre, se encontraba durmiendo con su esposa. Pero el repiqueteo de su teléfono lo despertó. — Pero que... ¿Quien está llamándome a estas horas? — El también abogado leyó el remitente y vió que se trataba de su hermano. — Dante. ¿Qué sucede? Debe ser algo grave para que me llames a esta hora. — Bueno, grave lo que se dice grave... Pues no creo. Pero si es algo que te compete. Se trata de Adriano. — ¿Qué...? ¿Qué pasa con él? Habla hombre. ¡¿Qué le sucedió a mi hijo, él está bien...?! — El padre se preocupó de inmediato, solo tenía dos hijos y a ambos lo
Fiorela caminó lentamente hasta el matrimonio De Luca. Apenas vió Adriano De Luca Lares. No pudo evitar exclamar. — ¿A...Adriano? — La joven oriental veía fijamente al hombre maduro con un enorme parecido al hombre que recién los doctores se habían llevado al quirófano para operarlo. — Oh no, querida. Soy el padre de Adriano. Ella es mi esposa Emma De Luca, la madre de Adriano. Señores De Luca... Lo lamento tanto, nunca quise que esto fuera así. Es mi culpa, subí al coche de Adriano cuando salía de la mansión Ribak, mis deseos de escapar de ese lugar no me permitieron ver qué lo estaba poniendo en peligro... — Si Adriano tomó esas decisiones vamos a respetarlas. Mi hermano me ha dicho que él te ha elegido como su futura esposa. — Si, yo... Esa fue su condición para no devolverme a los Ribak. No tuve opción, pero entendería si no están de acuerdo. ¿Quién lo estaría? Si no es mucho pedir solo... permítanme estar a su lado hasta que esté totalmente recuperado. — Ven conmi
La otra cara de la moneda estaba bastante mal. Pietro Ribak se encontraba en terapia intensiva en un lujoso hospital del otro lado de la ciudad. Sus hombres al verlo tan mal y casi muerto lo llevaron directamente allá, después avisaron a su padre para que fuera de inmediato al nosocomio. Ya que este podía ser el último día de vida de su único hijo y heredero a su mafia. — Diganme, ¡¿Cómo es posible que hayan dejado en este estado a mi hijo con ustedes presente?! !¿Para que demonios creen que les pago?! ¡Quiero saber que diablos sucedió antes de matarlos a todos con mi arma! El señor Ribak estaba furioso, no daba crédito a lo que estaba pasando. — Jefe. Salimos con su hijo a la mansión del abogado, él nos dejó pasar, todos estábamos listos para matarlo, más al llegar había tres hombres con él. Ellos vestían con ropas finas, su aura era diferente a cualquier otros tipos. Estaban armados y no tenían una pizca de miedo en sus ojos. — ¿Y eso que diablos tiene que ver en todo e
El padre ruso enarcó una ceja. Nadie en el mundo se atrevía a regañarlo. El podía hacer lo que se le viniera en gana, pero con sus hijos presentes debía dar el mejor ejemplo posible por qué no eran solo un par de ojos los que lo observaban. Eran tres. — Yo siempre me termino toda mi comida. Es solo que no tengo mucho apetito. Preferiría que pasáramos directamente al masaje. Los niños se quedaron viéndose el uno al otro. Lo que su padre pedía no era lo que habían acordado. — Papá, no puedes hacer lo que te plazca, hay reglas que debes respetar. No comiste, no hay premio. — Si comí un poco, sí me termino toda la comida que me traen me voy a poner obeso. Y después su madre no me va a querer. ¿Es eso lo que quieren, que su bella madre no me vea atractivo? — Ahhss, cederemos solo porque no queremos que mamá te deje y se busque otro novio. Alexander destapó los pies de su padre, comenzó a sobarlos por encima de los calcetines. Aleksey masajeaba una de las piernas de su papá
Pietro estaba enfadado, había sido humillado y ferozmente golpeado por el abogado. Siendo un mafioso tan orgulloso no se podía permitir perder así ni que sus hombres lo vieran derrotado. — Te conozco muy bien Pietro. Estás pensando en tomar venganza contra el abogado, ¿Cierto? El ya te venció de forma limpia y legal. Tendrás que dejar ir a la chica oriental. — ¿Y perder todo lo que pagué por ella? Por supuesto que no. Ella me pertenece, y si no es para mí, tampoco será para él. — ¡Deja de insistir con eso, debemos irnos de aquí a la brevedad posible e intentar que los griegos queden convencidos de que no seremos una piedra en su camino o en el camino del abogado! — No voy a quedar como un imbécil fracasado. Voy a mostrarles por qué no deben meterse con Pietro Ribak. — ¡Mírate, estás más para el cementerio que para una guerra, una guerra que no vas a ganar, los griegos son demasiado poderosos! ¡Está vez tomaré el control y trataré de salvarnos el trasero. Tú te vas a que
Tres miradas azules tenía Isabella fijas en ella. Sus hijos querían saber por qué amaba a su padre. No podía decirles lo bien que besaba y lo seductor que era en la cama. Tampoco podía decirles que la volvía loca con sus ardientes caricias. — Lo amo a Sergey porque es un hombre maravilloso. Me hace muy feliz. Además me puso tres hermosos bebés en el vientre. Los niños escuchaban la respuesta muy satisfechos. En todo lo que su mami decía, ella se sentía dichosa de tenerlos. Sus sonrisas lo decían todo. — Ya va, ya va. Adoran a su padre. Contra eso no puedo hacer nada. En menos de nada el pequeño Aleksey ya se había ido a sentar junto a Fiorela. — Hola, soy Aleksey. Eres muy linda, pero como tú eres mayor para mí. Puedes tener pronto una hija para que sea mi novia cuando crezca. — ¿Quieres una novia, chiquitín? — Si, pero que sea igual de linda que tú, con esos ojos tan grandes y marrones. — Bueno... Pues... Trataré de escribirle pronto a la cigüeña. En una de es
Fiorela no entendía de que hablaba el abogado. No había manera de que Azucena estuviera a salvo como ella deseaba. La jóven oriental vió al hombre tomar su celular para hacer una llamada. Del otro lado de la linea le respondieron pronto. — Adriano. ¿Todo está bien con tu recuperación? — El mafioso Dante Ferreti le contestaba a su sobrino. — Creo que todo va bien tío. Pero para lo que te llamo es para preguntarte, ¿Lo que te pedí marcha bien? — Eso. Marcha perfectamente bien. De hecho el avión debe estar aterrizando en... Unas tres horas aproximadamente. ¿Qué quieres hacer con la carga? — Por favor dale hospedaje hasta que salga de aquí. Recuerda que estoy convaleciente y necesito cuidados especiales. Mismos que Fiorela me da. Ya que me den el alta que se reúnan y se pongan al día. — Muy bien, no hay problema, cuenta con eso y que va a estar a salvo. — Te lo agradezco. Ya mismo le cuento a mi prometido. Te dejó entonces, saludame a la tía Carolina. — Lo haré. —
El CEO ruso no entendía nada. Porque debía hablarle bien de su segundo mellizo a su mejor amigo. — Explícate Aleksey, ¿Por qué quieres que le hable bien de ti a Adriano? Además... ¿De que novia hablas? — ¿De cuál va a ser, papá? De la hija que tendrá el tío Adriano con su futura esposa Fiorela en el futuro. La prometida del tío es muy linda. Cómo es mayor para que sea mi novia pensé que si tienen una hija ella si podría ser mi chica cuando crezca. — A ver déjame entender. ¿Le estás apartando a una hija para ti a tu tío Adriano? ¿Es eso pequeño demonio? — Si, es eso, no quiero que Alexandro o Alexander se me adelanten y me coman el mandado. Es por eso que ya se la he pedido al tío. Que tengan una linda nena para mí. Sergey enarcó una ceja. Ese trillizo si que era osado. El mismo no se recordaba que lo fuera tanto. — Me da curiosidad por saber que te respondió mi amigo. ¿Aceptó tu petición? — Hmmm... El dijo que era un pequeño diablillo, y que no iba a cederme a su hij