Adrián dio dos pasos atrás para poder contemplar a la mujer. Tenía la ropa oscura y ajada, parecía que la había usado durante todo ese año. El cabello oscuro, suelto, ondeaba por el viento que entraba por alguna puerta. — ¿Nos dejarás salir de aquí? Te prometo que no te haremos daño.La mujer se abrazó a sí misma y dio dos pasos atrás. — Salgan, pero si hacen algo, los golpearé con esta llave.Francisco se puso de pie, dio un increíble salto hacia la pared, apoyando su pie en ella, y luego se agarró del borde, saliendo de un salto al exterior.Estiró la mano y agarró a Ismael en el aire, cuando el joven saltó, lo sacó de un solo tirón. Luego, entre los dos, sacaron a Adrián.Afuera, le pareció que la luz era bastante cegadora y les tomó un par de segundos acostumbrarse a ella. La mujer les apuntaba con la llave. Adrián se quitó el bolso que tenía y la cámara, los dejó en el suelo y luego se sentó en él.A pesar de estar al nivel del mar, el lugar estaba tan frío que casi castañeteab
Adrián contempló la posibilidad de lo que le decía Ismael, pero luego negó con vehemencia. — No podemos hacer eso. Si despertamos a las trece mil personas que hay aquí, sería un caos. ¿Te imaginas? Tendríamos que llegar a tierra lo antes posible, y eso es imposible. Recuerda que necesitamos los códigos de confirmación y los datos biométricos para poder hacer que el barco toque tierra.El joven le sacó otra fotografía a Dahiana, y la mujer pareció un poco incómoda. — Lo siento, pero tenemos que recopilar toda la evidencia. Sí, Adrián, tienes razón — comentó el joven — . Si los despertamos a todos y no tenemos cómo regresar el barco a tierra, morirían de hambre. — Pero entonces no tienen que ser todos — comentó Francisco, levantando la cabeza y observando los cientos y cientos de cabinas con clones — . Tal vez lo que tenemos que hacer es simple, tal vez solo tenemos que despertar a los más importantes. Hay trece mil aquí, e imagino que cuando Lemuria se refiere a clones que aún no es
Hannah se despertó temprano en la mañana, tan temprano que el sol apenas comenzaba a salir por el horizonte. La cabaña que habían escogido para esconderse estaba cerca de la playa.El océano iba y venía, dando toques suaves a la arena. Hannah quiso estar sentada sobre la arena observando el amanecer para ver el helicóptero que llegaría con su amado, pero parecía que no sucedería pronto.Revisó nuevamente su teléfono y no encontró ninguna notificación que le indicara que Adrián había intentado comunicarse con ella. Tenían varios teléfonos desechables para evitar ser rastreados, pero el hombre tenía el contacto de uno de los teléfonos más seguros que habían conseguido.Podía llamarla, podría decirle qué estaba pasando, pero no le había dicho nada. Tal vez estaban muy ocupados recuperando evidencia, tal vez les hubiera pasado algo.Se arrancó el mal pensamiento de la cabeza y caminó hacia la cuna de su hijo. El bebé estaba despierto, pero no había llorado. Era tan hermoso, tan perfecto,
Hannah sintió una extraña sensación en el cuerpo. No era miedo. Más bien era una sensación de rabia. Sostuvo el arma con fuerza mientras le apuntaba a Alfonso.Con la otra mano, la apoyó en la cabeza de su bebé, que estaba escondido en el fular atado a su cuerpo. Sintió un escalofrío cuando lo miró a la cara. Evidentemente, había entrenado durante ese año; su cuerpo era más ancho ahora. Era tan parecido a Adrián que Hannah sintió un miedo profundo a apretar el gatillo. — Déjala — le ordenó Hannah al hombre.Pero él chasqueó la lengua mientras negaba. — No, mi querida esposa. De esta no te librarás tan fácilmente. Han huido de nosotros por mucho tiempo, pero ya te tengo.— Tú no sabes lo que me hará Ernesto, tu padre, cuando me entregues con él, y tampoco Luciano.Pero Alfonso negó. — Yo no estoy trabajando para ellos. No seas ridícula. ¿Qué tiene que ver mi padre y Luciano con esto?Hannah dio un paso al frente. — Eso significa que aún no sabes nada. Eso significa que sigues siend
Ana María apretó con fuerza a Hannah cuando la mujer recién llegada sacó el arma y le disparó a Alfonso. Pero el sonido no fue fuerte como una detonación; más bien fue como si aire escapara.Ambas mujeres vieron cómo un dardo salió volando y se estrelló contra el pecho de Alfonso. El hombre se desplomó de inmediato. Los otros hombres que acompañaban a Alfonso cayeron también al mismo tiempo. Luego, un grupo de personas armadas con las mismas armas con dardos entró a la casa.La mujer entró a la habitación, se arrodilló junto a Alfonso y le acarició el rostro con ternura. — Ay, mi muchacho — dijo la mujer. Parecía que él podía verla y escucharla, solo que estaba paralizado — . Esto durará apenas unos 15 o 20 minutos. Te prometo que cuando nos veamos otra vez te lo contaré todo. Lamento que las cosas se dieran de esta forma. Lamento no haber estado ahí para guiarte y que te convirtieras en un hombre de bien, pero sé que tu corazón es bueno. Lo sé porque fui yo quien te dio a luz. Prom
— Lemuria, quiero que despiertes al clon de la cabina doce dos cero seis.— ¡Claro que sí, señor Adrián! En este mismo instante comenzaré con las maniobras de reanimación. Todos dieron varios pasos atrás cuando la cabina drenó el líquido que escapó por una tubería que estaba anclada al suelo. Luego, la cabina comenzó a calentarse.Desde donde estaba Adrián, podía sentir el calor que comenzaba a desprender. El vidrio se hizo translúcido y pudieron observar completamente al hombre que había al otro lado. Su cuerpo era del color de la canela, tenía unas cejas anchas y una barba un poco poblada, con el cabello tremendamente oscuro.Se veía como un hombre atlético, aunque lo cierto es que Adrián imaginó que todos los clones eran atléticos, seguramente estaban diseñados genéticamente así para conservar la mayor salud posible. Dahiana era prueba de eso; él no recordaba a la actriz original con un cuerpo tan bien estructurado como la joven a su lado. — Esta parte es horrible — , dijo ella.
Adrián no quiso ser el que le diera la noticia al con del rey que parecía más que asombrado: asustado, triste. Adrián permaneció cerca de la ventana, observando cómo el sol comenzaba a recorrer el océano. Ya era entrada la mañana. Tenía hambre, cansancio y sueño. Lo único que quería era acurrucarse en la cama al lado de Hannah y su bebé, pero tenían aún algo muy importante por hacer.Pasó al menos una hora. Entre Dahiana e Ismael le explicaron al hombre que era un clon, que era el clon de un rey, que no era más que una copia modificada de su ADN. Adrián lo observaba detenidamente. El verdadero Karim era un hombre de armas tomar, altamente homofóbico y machista. Lo eligieron a él porque era una persona que en esos momentos estaba llamando demasiado la atención en el mundo y que podría llamar incluso más si su clon era expuesto. Pero Adrián lo observó detenidamente. No confiaba en él; tal vez heredaba en sus genes aquellos comportamientos retrógrados, y eso lo asustó un poco. Pensó qu
Adrián se agarró con fuerza al borde de la ventana, pero los otros cuatro no tuvieron tanta suerte y perdieron el equilibrio, cayendo por todo el puente de mando. Percival, que apenas estaba literalmente aprendiendo a caminar, se golpeó la cabeza, su cuerpo se restregó contra el suelo y golpeó la pared del fondo. — ¡Lemuria, maniobras evasivas! — gritó Francisco hacia la tablet.La inteligencia artificial no respondió nada, pero cuando el siguiente misil fue lanzado desde la nave que se acercaba, otro misil más pequeño salió despedido desde el casco del barco y lo interceptó en el camino antes de que golpeara el casco nuevamente. — ¡Destruye esa nave! — le gritó Adrián, pero la inteligencia negó. — No puedo destruir nada que pertenezca a la empresa Vital. Está en mi programación. — Entonces, ¿dejarás que te destruyan? En tu programación está protegerte a ti y a todos los clones de este barco. — Tiene razón, señor Adrián. No se preocupe, tendré todo bajo control.El barco se encen