Adrián sintió una extraña sensación en el cuerpo, como una debilidad que lo inmovilizó. La voz de Alfonso al otro lado era exactamente igual a la suya, solo que en un tono burlón. Era momento de enfrentar a Alfonso, era momento de decirle que no era más que un peón en el juego de Adrián. — Mira, al fin apareces — le comentó Adrián. Alfonso suspiró profundamente.— Sí, tuve unas cuantas semanas y unas vacaciones con cero comunicación. ¿Y qué sorpresas me llevé cuando llegué de nuevo a la civilización? Parece que has estado muy ocupado estas semanas. — Sí. Fingir ser tú es bastante divertido.— Entiendo. ¿Cómo va todo? — preguntó como si fuera la cosa más normal del mundo. Adrián suspiró profundamente.— Bastante bien, la verdad.— Está bien. Tenemos que encontrarnos para que me pongas al día de todo. Creo que regresaré en unas cuantas semanas nuevamente — Adrián se rio.— Eso, la verdad, no va a ser posible — La voz con la que contestó Alfonso al otro lado perdió por compl
Francisco intentó encontrar un mejor ángulo. Desde donde estaba, no lograba identificar perfectamente a la persona con la que estaba el señor Alfonso. Por suerte, el celular que se había comprado tenía un zoom excepcional, pero a pesar de eso, las plantas que adornaban el restaurante y las dos personas transeúntes que se interponían entre él y la mesa impedían que lograra sacar una buena captura. Así que se inclinó un poco, cual paparazzi acosador, pero no le importó. Su misión era descubrir qué era lo que estaba pasando y lo haría a como diera lugar.Después de rodear el auto, se posicionó en una mejor ubicación. El hombre con el que estaba hablando Alfonso tenía una capucha puesta, pero a pesar de eso, a Francisco se le hacía un poco familiar: el mentón definido y las cejas anchas.Sacó su celular y tomó un par de fotos desde donde se lograba ver un poco mejor el rostro del hombre. Aquello le resultó extraño. ¿Por qué Alfonso querría deshacerse de él para encontrarse con ese hombre?
Adrián notó cómo su hermano Alfonso comenzó a ponerse pálido; toda la seguridad y la arrogancia que lo caracterizaban, entre comillas, se habían esfumado.Ahora lo veía tal cual era, apenas un hombre mediocre, sin vocación, sin rumbo, siendo una vez más un títere de las personas que lo rodeaban. Se sintió un poco mal por eso; realmente habría pensado que él no era una mala persona, pero lo que le estaba haciendo a su hermano era algo ruin, sucio. — No puedes hacer esto — le dijo Alfonso después de procesar la información por un momento. — Desde el principio me estuviste manipulando para que esto pasara, Adrián.Adrián ladeó la cabeza en varias direcciones.— La verdad es que sí. Yo ni siquiera vivo en la isla donde me atropellaste. Supe que estarías allá; era la oportunidad perfecta que tenía. Después de que me atropellaste, la verdad es que fue muy fácil meterte en la cabeza la idea de que cambiáramos de lugar.Alfonso clavó los ojos en los de su hermano.— Eres un monstruo — le dij
Hannah terminó su clase de alemán y cerró el computador, estirándose sobre la cama. No tenía nada más que hacer en su día a día, así que desde que se había casado con Alfonso y se había convertido en una esposa trofeo, dedicó su existencia a aprender.Aprendió sobre finanzas, hizo un curso de marketing digital, aprendió inglés, francés, y ahora estaba intentando aprender alemán. Pero lo cierto es que se le dificultaba un poco, aún más con lo revuelta que tenía en su cabeza desde que se había acostado con Alfonso y desde que habían tenido esa pequeña conversación esa mañana. No habían vuelto a hablar; el hombre llegaba del trabajo, se encerraba en el gimnasio por lo menos dos horas, luego se duchaba, cenaba y se acostaba a dormir sin decir nada más.Hannah notó que no lo había visto tomarse sus medicinas, pero él ya era un adulto, ella no tenía por qué estar pendiente de sus cosas. Pero igual le extrañó; cuando Alfonso no se tomaba sus medicamentos, se enfermaba.Su corazón no era tan
Hannah presintió el beso que se aproximaba y ella misma recortó la distancia que los separaba hasta que los labios de su esposo se juntaron con los suyos.No sabía cuánto estaba necesitando los besos del hombre hasta que succionó con fuerza el labio inferior de él, hasta que sintió el sabor de su saliva, hasta que con su lengua acarició la suya.Se besaron con profundidad, pero fue un beso diferente al beso que se dieron en el baño; esa vez era un beso más profundo, más íntimo. Los labios del hombre eran tan suaves, su tacto era tan firme, la aspereza de la barba en su lengua y en sus labios le pareció estremecedora.Se besaron larga y profundamente. Hannah no pudo imaginar cuánto tiempo pasaron así, besándose, sintiéndose, las manos del hombre explorando su torso, su espalda, el peso de su cuerpo presionando el suyo en la cama.Cuando Alfonso se apartó, sus ojos centelleaban. Hannah sabía lo que significaba esa mirada, no sabía cómo ni por qué, pero sabía qué significaba, así que asi
Adrián ya había dilatado por mucho tiempo el asunto. Se había concentrado en otras cosas menos importantes que la venganza que llevaba a cabo: cosas de la empresa, cosas que él creía realmente no podían esperar. Pero si de verdad quería hacer algo al respecto, era ahora o nunca.Por eso había alejado a Hanna; no podía permitir que ella estuviera en medio de esa venganza, que ella fuera parte de todo aquello.Adrián entendió que era solamente su problema, que no podía involucrar a quien fuese como si fuera un peón en su juego de ajedrez. Por eso había dejado esa carta para Hannah y esperaba que la mujer le obedeciera, que realmente entendiera que tenía que alejarse por su propio bien.Cuando su plan terminara, no sabía cómo terminarían las cosas. No sabía qué sucedería con Vital, tampoco sabía cómo continuaría su relación con el verdadero Alfonso.Mientras Francisco conducía hacia la empresa, en un silencio más anormal del común, Adrián supo que tendría que decirle la verdad a Hannah.
El muchacho frente a Adrián abrió la boca para decir algo, pero parecía demasiado asustado. — No, no lo sé — dijo — . Le dije que yo no trabajaba aquí cuando ejecutaron los algoritmos de la inteligencia. Adrián sacó su teléfono y marcó un número.— Presidencia Vital — contestó Ismael al otro lado. — Ismael, soy Alfonso. Por favor, necesito que investigues el contrato laboral del joven de sistemas, ¿hace cuánto tiempo lo contrataron?El muchacho se encogió en su asiento. Esperaron por un minuto en silencio hasta que Ismael apareció con la respuesta. — Lleva unos tres años en la compañía. Hizo su pasantía de la universidad y también sus prácticas dentro de la empresa. Lo hizo muy bien, así que la empresa lo contrató de manera estable. Lleva unos tres años y medio junto con las prácticas.Adrián cortó la llamada y notó cómo el muchacho comenzó a asustarse realmente. Hizo las manos un puño para que el presidente no viera cómo le temblaban. — ¿Por qué me mientes? — le preguntó de for
La presencia del policía en su espalda era incómoda. La relación de ambos se había puesto muy tensa desde el momento en el que Alfonso había escapado de él.Cuando el policía llegó a casa, lo riñó y le prohibió explícitamente que escapara de nuevo de él o tendría que hablar con el juez. Adrián pensó que no pasaría de un regaño y que el policía volvería a ser el mismo de siempre, pero al siguiente día las cosas no fueron así.Según una empleada del servicio a la que Adrián preguntó en la mañana, las luces en la habitación del policía en la casa habían estado encendidas toda la noche.Cuando se levantó en la mañana, Francisco Scar se comportó de una manera perturbadora: se quedaba mirandolo fijamente, parecía que en cualquier momento le diría algo, pero se detenía siempre.En el transcurso de la casa a la empresa, la tensión era tan palpable en el ambiente que Adrián se asustó. Trató de ignorar la sensación y caminó hacia la oficina de Luciano, pero cuando estaba en el piso correcto, se