Alaia es la princesa de la manada más poderosa del mundo sobrenatural hija del rey de los lobos Dimitri Lefevre, un hombre que vivía en amargura y olvidando ese hecho que lo hacía aborrecer su propia existencia, hasta que encontró a Emma Collins su reina y la mujer que lo ayudó a recordar su triste y desdichado pasado, y también a perdonarse a sí mismo.
Tiempo después de haberla elegido como su luna, ella salió embarazada, pero no lo sabía. Emma sintió que algo dentro del bosque de su manada la atraía, de modo que decidió entrar llevándose la sorpresa de que se trataba de un ángel que le hizo saber que ella estaba embarazada de una niña la cual el mismo ente nombró por "Alaia" y no obstante eso, dejó un beso en su vientre marcando así a la pequeña princesa mucho antes de nacer.
En ese mismo instante. El rey de los demonios también sintió una fuerte necesidad de ir a esa manada adentrándose al bosque y se llevó la gran sorpresa de saber que esa niña que apenas no se había formado y que estaba dentro del vientre de la reina de los lobos, y sobre todo que había sido marcada por un ángel, era la emperatriz que ha esperado durante milenios; su pareja destinada.
En ese momento el dolor lo hizo su presa, pero no sé resignó a perder con tanta facilidad, sino que pidió permanecer cerca, esperanzado de que esa criatura lo eligiese a él, el día que se convirtiera en una mujer.
Sin embargo, sus consejeros reales empezaron a envenenar su mente diciéndole que no es digno de un emperador tan poderoso como él; mendigar amor y que ya diera por perdida a su reina por qué ya había sido marcada por otro y con eso el enlace entre ella y ese ángel era tan fuerte que nunca lo iba a elegir a él, por más cerca que estuviera.
Por la razón que un año luego de haber nacido la princesa de los lobos, el rey demonio solicitó al rey lobo, dejar que pusiera su marca en la princesa, prometiendo que la marcaría sin pasar los límites, ya que aún era una pequeña, que él respetaría hasta una edad prudente, pero grande fue su furia cuando Dimitri se negó a aceptar esa petición.
Entonces Zain el Rey demonio sintió injusticia en esa negativa, pues, el ángel la había marcado y la competencia era injusta por lo que decidió alejarse de la cachorra, sintiendo que perdía su tiempo; sin embargo, no pudo alejarse del todo, sino que la veía a la distancia conforme transcurrieron los años.
Dimitri siempre esperaba que el Inframundo les declarara la guerra a los lobos, en reclamación de su princesa, pero Zain y su reino se mantuvieron en total silencio, preocupándole aún más.
Narrador Omnisciente. Desde entonces la vida de la pequeña Alaia no fue normal, como la de cualquier chica, sino que debió estudiar encerrada en casa, con maestros privados que se encargaron de su educación y de hacer de ella una buena diseñadora gráfica. Aunque como todo niño le pareció subyugador, no poder disfrutar de la libertad como cualquier cachorra de su manada, no se rebeló contra su padre, que le propuso que saldría siempre y cuando fuera con ellos, y aunque era sofocante, fue bastante comprensiva al entender que era necesario para su protección hasta que pudiera defenderse y que el rey demonio comprendiera que ella tenía derecho a elegir y no que él lo hiciera en su lugar. Como una chica obediente no hacía nada fuera de lugar y siempre dejó que su familia la protegiera, de ese demonio que, a pesar de ser su pareja destinada, ella pensaba en él cómo alguien terrorífico que le causaba miedo de solo nombrarlo, conociéndolo entre ellos como Daren el rey demonio.
Narrador Omnisciente. «Tu aroma llena mi arma, que me pierdo en la exquisitez, y mi anatomía se estremece mientras más lleno de ti estoy. Te amo…, te amo con tanta intensidad, con esa misma fuerza que te odio al mismo tiempo. Y no es que tú tengas la culpa, si no es que cuando te veo recuerdo mi desdicha, pero, que puedo hacer, si igual, aunque me duela, no puedo dejar de verte» «Pues no te puedo desaparecer por qué eres una parte importante de mí, sin embargo, estoy dispuesto a romperte de mil maneras y volver a unir cada parte de tu alma, con tal de que me pertenezca solo a mí. Amarás cada uno de mis más perversos lados: lo que soy, lo que escondo para no dejarme conocer y lo que reflejo para engañar a mis adversarios» «Mil caretas, eso poseo yo, el emperador absoluto del inframundo» Esos eran los pensamientos de Zain mientras miraba desde la distancia aquella clínica veterinaria donde había visto a su amada entrar. Añoraba recitar para ella cada
Narrador omnisciente.Emma estaba casi al punto de soltarse en carcajadas cuando Alaia le comunicó sobre el pedido del dichoso cliente que nunca antes había visto en su clínica, pero salió a verlo, notando exactamente qué Alaia tenía razón y que es totalmente humano, con un aura más fuerte de lo común, aunque igual no le pareció peligroso. Con su percepción eso era lo que podía notar, ya que ella es fuerte cuando está junto a su pareja, y estando él en la manada, le era difícil ver más allá de donde le permitía su poder.—¿Te gusta el humano? —, indagó su madre con el rostro risueño y Alaia se mostró avergonzada.—Vamos, madre, no es para nada bonito hablar de estas cosas contigo, además, aunque me guste, no podría haber nada entre nosotros. No olvides que tengo pareja destinada y ando con el sello de otro aquí. — Alaia se señaló a sí misma mostrando la marca en su cuello.—El rey demonio ni se ha presentado, ese ser presuntuoso no merece a una linda loba como tú, y si te enamoras de
Narrador Omnisciente. «Demasiado inocente» reflexiono Zain para sus adentros, con pura emoción de poder verla tan cerca, no a distancia como antes.Alaia, conmocionada, mantuvo la misma expresión. Mirando a esa enorme serpiente negra que era incluso más grande que ella, que la veía fijo como si oliera su miedo, con sus ojos verdes hipnóticos; pues, originalmente, ella no debería sentir pavor por una serpiente cuando ella es un ser tan poderoso que podría simplemente cortarla a la mitad con sus garras de loba, pero percibió que esa no es una serpiente común, mientras que Zain la miraba deleitado con ella. Alimentándose de las emociones negativas de la mujer que pronto será solo suya.—¿No sabía que una mujer tan valiente como tú le temía a una serpiente?, desde que te vi…, — Alaia vio como él saboreó las palabras y Zain eligiendo la manera de explicarse para no quedar en evidencia, continuó en donde había dejado su diálogo. — En la clínica, y con el recibimiento que me diste dije, el
Narrador Omnisciente. Alaia, con sus buenos reflejos de alfa suprema, al ver cómo era atacada por la serpiente, se alejó con prontitud usando su destreza de loba y Zain se colocó delante de ella, protegiéndola, logrando que la serpiente terminara clavando los colmillos en su brazo derecho y con la mano izquierda agarró la cabeza de la víbora. Y como estaba despalda a Alaia, mostró sus ojos negros como dos pozos profundos sin fondo, y la demonia que está bajo castigo se amedrentó, sabiendo que ahora por su imprudencia el castigo le vendrá peor.—Te ha hecho daño, déjala en su lugar—, Exclamó Alaia con preocupación tras suponer que un humano tan simple como piensa que es Zain en estos momentos no aguantará el veneno de esa serpiente, de modo que se mostró alarmada y el que salió de su momento de enfado recapacitó en que no debía mostrar poder.Fingiendo que había perdido la fuerza, Zain luego de poner la serpiente en su lugar y encerrarla en la vitrina de cristal.—Déjame ver la mordedu
Narrador Omnisciente.Permitiendo que la demonia estuviera en su forma humana, Zain no dejaba de domeñar su cuello, apretando cada vez más mientras ella sentía que le faltaba el aire y aunque no le haría daño alguno, sí que la hacía sufrir y era justo lo que buscaba el rey de los demonios; provocar que se arrepintiera de haber sobrepasado su mandato.—Mi señor juro que lo hice con plan de asustarla— gritó con voz apenas audible, puesto que nadie era capaz de provocarle nada, por más que apretase su cuello, pero se trataba de su emperador, tenía dominio de hacer que los cuerpos de demonios tan inferiores como el de ella explotara si le place.—La mordida en mi brazo, no parecía ser un susto, te atreviste a atacar a tu emperatriz, tu condena debería ser la muerte, pero como me beneficias, ya que eres mi mejor amante, decidí que te enseñaré a respetarla— le susurró él con tono trascendente, saboreando el hacerla sufrir.— Ella no debe ser su reina, es una loba torpe, ¿incluso no vio el
Narrador Omnisciente.—Alaia…, Alaia, necesito que expliques por qué has colgado nuestra llamada dejándome con las dudas —, voceo Clarisa desde afuera de su habitación y Emma le guiño un ojo a su hija, riendo por lo bajo, puesto que tiene claro como Clarisa saca de quicio a su cachorra, por lo que le hacía gestos burlones. —Mamá entretenla un poco, hazlo por mí…, es que me va a agobiar con sus indagaciones, además aún no es hora de ir al club, conoces lo intensa que es— pidió con manos unidas en forma de súplica, ya que su tía materna es un poco intensa, aunque también es una de sus mejores amigas no en todo momento está de humor para aguantar sus interrogatorios profundos. Clarisa y ella no se tratan como tía y sobrina por el hecho de que es mucho más joven que su madre y a diferencia de Emma, que es una loba convertida; Clarisa es una princesa vampira, ya que de ambas se convirtió en la pareja del rey de los vampiros, ya después de haber tenido tres hijos siendo una humana normal
Narrador Omnisciente. En cuanto Alaia y las chicas llegaron al club, fueron atendidas con mucho esmero por los empleados, ya que es la hija del dueño de dicho lugar. Fueron llevadas a un área VIP, captando las miradas de muchos humanos que estaban disfrutando, en el lugar, pues estas tres chicas son muy bonitas, al ser sobrenaturales, sus facciones son demasiadas finas. — Eh Alaia, este lugar está espectacular— hablo Lía con tono normal, ya que sabe que ellas pueden escucharse sin importar el ruido de la música a alto volumen. Lía estaba maravillada mirando para los lados, aunque no era la primera vez que salía de la manada, si era esta la primera que salía a compartir una noche de chicas. —Si, este club está espectacular, yo he venido varias veces, pero sola no se disfruta igual— agregó Clarisa disfrutando el ritmo de la música. Al fin, en el lugar que el padre de Alaia había pedido que se le reservará a su hija, se acomodaron, y fueron atendidas por varios camareros que le l