Narrador Omnisciente.Permitiendo que la demonia estuviera en su forma humana, Zain no dejaba de domeñar su cuello, apretando cada vez más mientras ella sentía que le faltaba el aire y aunque no le haría daño alguno, sí que la hacía sufrir y era justo lo que buscaba el rey de los demonios; provocar que se arrepintiera de haber sobrepasado su mandato.—Mi señor juro que lo hice con plan de asustarla— gritó con voz apenas audible, puesto que nadie era capaz de provocarle nada, por más que apretase su cuello, pero se trataba de su emperador, tenía dominio de hacer que los cuerpos de demonios tan inferiores como el de ella explotara si le place.—La mordida en mi brazo, no parecía ser un susto, te atreviste a atacar a tu emperatriz, tu condena debería ser la muerte, pero como me beneficias, ya que eres mi mejor amante, decidí que te enseñaré a respetarla— le susurró él con tono trascendente, saboreando el hacerla sufrir.— Ella no debe ser su reina, es una loba torpe, ¿incluso no vio el
Narrador Omnisciente.—Alaia…, Alaia, necesito que expliques por qué has colgado nuestra llamada dejándome con las dudas —, voceo Clarisa desde afuera de su habitación y Emma le guiño un ojo a su hija, riendo por lo bajo, puesto que tiene claro como Clarisa saca de quicio a su cachorra, por lo que le hacía gestos burlones. —Mamá entretenla un poco, hazlo por mí…, es que me va a agobiar con sus indagaciones, además aún no es hora de ir al club, conoces lo intensa que es— pidió con manos unidas en forma de súplica, ya que su tía materna es un poco intensa, aunque también es una de sus mejores amigas no en todo momento está de humor para aguantar sus interrogatorios profundos. Clarisa y ella no se tratan como tía y sobrina por el hecho de que es mucho más joven que su madre y a diferencia de Emma, que es una loba convertida; Clarisa es una princesa vampira, ya que de ambas se convirtió en la pareja del rey de los vampiros, ya después de haber tenido tres hijos siendo una humana normal
Narrador Omnisciente. En cuanto Alaia y las chicas llegaron al club, fueron atendidas con mucho esmero por los empleados, ya que es la hija del dueño de dicho lugar. Fueron llevadas a un área VIP, captando las miradas de muchos humanos que estaban disfrutando, en el lugar, pues estas tres chicas son muy bonitas, al ser sobrenaturales, sus facciones son demasiadas finas. — Eh Alaia, este lugar está espectacular— hablo Lía con tono normal, ya que sabe que ellas pueden escucharse sin importar el ruido de la música a alto volumen. Lía estaba maravillada mirando para los lados, aunque no era la primera vez que salía de la manada, si era esta la primera que salía a compartir una noche de chicas. —Si, este club está espectacular, yo he venido varias veces, pero sola no se disfruta igual— agregó Clarisa disfrutando el ritmo de la música. Al fin, en el lugar que el padre de Alaia había pedido que se le reservará a su hija, se acomodaron, y fueron atendidas por varios camareros que le l
Narrador Omnisciente. La mirada de Alaia no abandonaba esa rosa, que la ha dejado pasmada. Y aunque trataba de decirse internamente que podría ser una casualidad, el deseo de ir a ver al causante de ese efecto paranoico en ella, es fuerte. —¿Un beso?, si no he besado a nadie, ¿por qué le debo un beso a ese extraño? — encerrada en su propia burbuja que creó en su cabeza hablaba consigo misma, pasando por alto la presencia de sus amigos, entonces como si se tratara de un chiste su cerebro seguido le hizo clic mostrándole que hace a penas horas ha besado a Marcus. —¿Qué hombre envía una rosa negra?, ni a mí que soy vampira me van, ¡qué poco romántico! — espetó Clarisa, minimizando la manera de conquistar de Zain, quien se echó a reír, pareciéndole la vampiresa, un tanto interesante pero parlanchina. —Chicos, vendré en un momento— de repente Alaia los dejó a todos más intrigados, si de por sí lo estaban, ahora ya no se enfocaban en nada más que en ella yendo hacia el camarero que había
Narrador Omnisciente. A Zain le encantaba ver a Alaia tan furiosa. Cómo el demonio que se alimenta de las emociones. La furia es una de las más deliciosas y la de Alaia lo es mucho más, de modo que sonrió ladino saboreando el hecho de tenerla allí a su alcance, recibiendo sus golpes que le parecen sumamente excitantes, puesto que de ese modo cada contacto que tienen sus cuerpos él puede sentir una electricidad que lo hace vibrar y desearla mucho más.«Sumamente deliciosa» se saboreó los labios.Ella también lo sentía, pero estaba tan enfadada que no pensaba en nada de eso, sino que se enfocó en la irritación que le causó el hecho que él le llamara niña mimada.«Alaia eres mía, y así será, así deba erradicar el mundo a tu alrededor» Aunque sea a puras bofetadas que igual no le lastiman, Zain quería seguir sintiendo esa sensación tan placentera, sin embargo, de repente recordó que debía fingir que si le dolía para mantener su papel de humano; le agarró la mano cuando planeaba darle
Narrador Omnisciente.Con las manos dentro de los bolsillos, Zain miraba todo ya estando cerca, pero mostrando su nuevo rostro; ya no era el hombre adinerado, enigmático, sino que ahora es un chico despreocupado y aunque oscuro, se veía distinto. Por el hecho de que con el uso de su magia hizo que tanto sus facciones cómo su ropa cambiara por una más juvenil, había dejado de ser Marcus en cuanto Alaia salió del área VIP en la que estaban y ahora avanzaba hacia ellos, y en cuanto Alaia lo vio. Como chocolate mezclado con agua, ella se convirtió en una masa inmóvil. Sus ojos oscuros e intensos le desnudaron de su habitual sensación de fundirse con el fondo. "Exponiéndole" "Capturándole" Se emborrachó de toda su magnitud: pelo negro como un cuervo con ondas rebeldes, iris de abrasador color castaño iluminado por motas ámbar. Los ángulos de su rostro eran brutalmente cuadrados, a pesar de verse joven, casi de su edad. Incluso su barbilla era severa, como acantilados escabrosos. Tan a
Narrador Omnisciente. Alaia estaba tan segura en culpar internamente a Marcus que no ponía atención a que la persona que parecía ser el líder de esos maleantes es una mujer mostraba a través de su mirada el odio por ella. Apretaba jeringa en la mano con planes de inyectarle ese líquido de una manera brusca con tal de hacerle sentir dolor a esa chica que le recuerda a la mujer que arruinó su vida hace más de veinte años y las ganas de sacar su frustración con esa chica para causar dolor a Emma le pareció la mejor venganza. Cada vez más esos hombres que la rodeaban iban acercándose en círculo a ella como si pretendiera atraparla al mismo tiempo.Mientras que, en la manada, Emma estaba cenando con sus hijos, esposo y amigos a medida que reían escuchando las hazañas de Joel, de cómo tenía que alejar a los dos gemelos betas de su casa cuando intentaron entrar por una ventana en busca de Lía. Como padre aún le costaba aceptar la idea de que su inocente cachorra tuviera por mates a dos beta
Narrador Omnisciente. Los atacantes se quedaron sin poder procesar lo que había pasado allí, y seguían buscando a su alrededor con la mirada, ya que no sabían como se había ido la loba que estaba justo hace un segundo frente a ellos, y lo único que lograron ver fue esa bruma negra y luego nada más. Sin contar el hecho que parecía que no se podían acercar a ella.—¡No entiendo! — masculló Leslie con puños apretados y cancaneando los dientes, de puro enfado.—¿Qué hacemos, señora? — le preguntó uno de sus lacayos sin saber cómo proceder.—No sé, pero le prometí a Ferro que le llevaría hoy a esa m*****a loba, y no solo resulta que no la tenemos, sino que expusimos nuestra existencia—respondió más para sí misma que para su lacayo, ya que su jefe le había advertido. A él no le parecía el momento indicado, pero era tanta la desesperación de Leslie por comenzar con su venganza, qué no estudió bien los poderes de la cachorra.Ellos se quedaron asombrados cuando a su lado aparecieron los gemel