Wiliam y Armand Roquefeller, recibían llamadas de sus asistentes, ellos informaban a sus jefes que sus socios más importantes se estaban retirando de los millonarios proyectos que tenían juntos, estaban hablando de billones de dólares — ¡No entiendo que demonios sucede, Socios de Qatar, los Emiratos, y de aquí de los Estados Unidos, nos están dejando, esos desgraciados evidentemente se han unido al CEO Black, Ballesteros y Ferreira, esos hijos de puta nos están tumbando negocios que nos van a costar muy caro, Wiliam! ¿Qué vamos a hacer? ¡Nos van a arruinar! — ¡Esos bastardos están cumpliendo su amenaza, papá no demora en llamarnos para que le demos una explicación de lo que está sucediendo, me lleva el diablo! — Nunca pensé que pudiera haber alguien que nos derrotara, al parecer esta vez esos poderosos CEOS, van a hacer todo lo posible por acabarnos, nos metimos con la gente equivocada, atacamos a sus hijos y ahora ellos nos atacan a nosotros — Los hermanos Roquefeller, est
Eran las doce de la noche en la mansión Rodríguez, el apuesto Deegal se encontraba sentado en uno de los sofás bebiendo un trago de whisky, sus celos y su rabia eran más que evidentes, la madre de su bebé se había largado de fiesta de nuevo, a ella no le importaba ni siquiera un poco ser madre, el pequeño Danilo, era siempre cuidado por las niñeras nunca por ellaEl poderoso y millonario CEO llevaba en la mano su ya inseparable bastón y en los ojos ciegos unos lentes negros de reconocida marca, Deegal había perdido por completo la vista en un accidente algunos meses atrás Los relámpagos que cruzaban por el oscuro cielo anunciaban la tormenta que estaba por desatarse, lo que más le enfadaba a Deegal era no poder salir a buscarla él mismo y traerla a rastras a la mansión La espera fue larga, por fin a las tres de la mañana llegó Kara Arellano, excesivamente ebria, eso pasaba cada vez que salía, la joven mujer se perdía en la bebida, apenas escuchó que el sonido de las zapatillas se ace
Deegal Rodríguez, no se quitó los lentes, tampoco dejó que la chica se diera cuenta de su discapacidad.— Siéntate y no me veas directamente — se escuchó la órden de la fuerte y varonil voz del CEO ciego.Alejandra tomó asiento obediente, más su cuerpo temblaba ligeramente por el miedo, hacia frío, pero eso no lo sentía, solo deseaba salir corriendo de ese lugar.— ¿Como te llamas? — preguntó el hombre.— Yo... me llamo Alejandra Alvarez... !señor, esto debe ser un error, yo solamente soy una estudiante de finanzas, no le debo nada a nadie, no le he hecho daño a nadie, por favor, déjenme ir!— ¡Silencio! limitate a responder solo lo que te pregunto, de lo contrario te daré un castigo, ¿tienes familia? — No, no tengo a nadie, solo a mi tío Harold y a... mi novio de la escuela.Deegal odiaba las relaciones, desde que fué abandonado, solo tenía encuentros casuales que su amigo y su asistente le conseguía, estaba ciego pero seguía siendo un hombre.El hombre frío y cruel como solía ser,
La joven se quedó por unos momentos observando al lindo niño que vestía de shorts y camisa de vestir, tirantes y unas botas cortas, era sin duda el ouffit de un niño millonario.— Hola pequeño, ¿cómo te llamas? — Mi nombre es Emill... Emill Rodríguez, soy hijo de Deeguel Rodriguez, pero respóndeme, ¿dime si tú eres mi mami? — los ojos del pequeño miraban a la mujer con los ojos húmedos, parecía que deseaba con todo su ser que ella le respondiera que sí— No, no soy tu madre, lo siento mucho pequeño, no soy la mujer que buscas — Ale se agachó a la altura del niño.— Oh... pero... ¿te gustaría serlo?... todos mis amiguitos del preescolar tienen una mami, solo yo no tengo una, ellos no quieren ser mis amigos, ¿por qué mamá me abandonó? — el niño se abalanzó a las piernas a Ale, se le abrazó tan fuerte que ella no pudo evitar cargarlo en sus brazos.— Ya... ya... pequeño, todo está bien, te propongo algo, ¿qué te parece si nos hacemos compañía? — a Alejandra se le partía el corazón al es
El resto de la tarde el pequeño Emill y el gato Rodolfo, estuvieron jugando con la bella Alejandra, el niño la ayudaba a olvidarse del motivo de su presencia en esa casa, jamás se había sentido tan asustada y en paz al mismo tiempo, ese pequeño le daba un poco de valor, sobre todo cuando le decía que él la iba a proteger.Alejandra fue a tomar una ducha a su habitación, Emill se quedó en su habitación.— Rodolfo, ya te dije que no puedes acaparar a mamá, ella debe quererme primero a mí y mucho, tengo que lograr que se quiera quedar en la mansión y ser mi mami, pero va a ser muy difícil porque papá es muy malhumorado, las mujeres le huyen asustadas.En ese momento se escuchaba el bastón que se había vuelto como otra extremidad más para el apuesto Deeguel Rodríguez, él llegaba a serciorarse que su pequeño hijo estuviera bien.— Emill, ¿ya repasaste tu lección? — preguntaba el CEO, su alta figura vestida en un traje hecho a medida, con las manos enguantadas y unos tatuajes que le sobresa
Alejandra seguía debatiéndose entre entrar o no a la habitación, le temía demasiado al dueño de la mansión, pero su gran corazón le dió el valor para entrar al cuarto.La bella rubia tomó el picaporte y abrió la puerta, caminaba con cuidado de no hacer ruido, su verde mirada recorrió la amplia habitación pero no encontró a nadie, el sonido de la regadera llegó hasta ella, entonces a paso lento abrió despacio, pronto tuvo ante ella el trabajado e imponente cuerpo del hombre que habia visto antes.Los tatuajes agresivos y a la vez hermosos, sobresalían de sus brazos, pecho, manos, en las piernas y el cuello, Alejandra estaba impresionada, ese hombre parecía un demonio pero con belleza varonil extrema.De su mano derecha caían unas gotas de sangre, todavía tenía el puño cerrado, su cabeza estaba recargada en el vidrio, sobre el corría el agua caliente, el cabello lacio ligeramente largo, cubría parte de su frente.Alejandra se fué acercando hasta quedar justo frente al cristal, sus mejil
— Lo entiendo, CEO Rodríguez, no volveré a entrar aquí, disculpe por haber invadido su privacidad — se podía notar el miedo en la voz de la joven.Emill volvió y por fin Alejandra pudo comenzar, curo la herida cuidadosamente, puso tres cruces con espadrapo y puso una gasa encima que cubrió con una pequeña malla.— ¿Ya terminaste? preguntó el hombre al escuchar que la chica guardaba todo — había dejado de sentir las tibias manos que lo estuvieron sosteniendo.— Si, la herida ha quedado desinfectada, solo tiene que cuidarse un poco y no mojarla por unos días, después de eso va a estar bien, si siente dolor puede tomar un analgésico, me retiro, con su permiso.Deeguel solo asintió, no quería cruzar palabra siquiera con esa mujer, no cuando sería ella a quien quitaría la vista para que el pudiera volver a ver.— Emill, alcanzame un traje, ropa interior, calcetines, camisa blanca y una corbata, necesito vestirme para bajar al despacho.— Claro, ¿de que color lo quieres, papá? — Que sea az
Alejandra y el pequeño Emill, cenaron juntos, esa noche, el CEO se retiró temprano a sus habitaciones, después de jugar un poco con Rodolfo, le leyó un cuento al niño, el parecía estar muy cómodo con su presencia, cuando al fin se quedó dormido fue a su cuarto a descansar, Pero lo único que consiguió fue llorar por su negro futuro.El CEO en su habitación trataba de dormir, pero se sentía algo incómodo, aunque no podía ver, era evidente que esa mujer y su hijo interactuaban, eso no le gustaba para nada, ella no estaba ahí para quedarse, solo era su obligada donante.Apenas amaneció, Alejandra ya estaba despierta, había quedado con Emill que ella lo llevaría a la escuela, aunque tenía que preguntarle primero al hombre que llamaban Jhon.La joven rubia salió a buscar al niño a su habitación, ahí lo encontró vistiéndose, así que se ofreció a ayudarlo.— Gracias mamá, por ayudarme a vestirme, por lo general lo hace mi niñera, pero mi padre la acaba de despedir, escuché rumores de que ella