Alejandra que pasaba por la habitación para ir a buscar a Emill, lo escuchó, se quedó estática por unos momentos, dudaba en entrar para saber que había pasado, quizás alguien ahi dentro necesitaba ayuda.
pero... y si era él, el demonio Rodríguez, el que se encontraba ahí dentro...
Alejandra seguía debatiéndose entre entrar o no a la habitación, le temía demasiado al dueño de la mansión, pero su gran corazón le dió el valor para entrar al cuarto.La bella rubia tomó el picaporte y abrió la puerta, caminaba con cuidado de no hacer ruido, su verde mirada recorrió la amplia habitación pero no encontró a nadie, el sonido de la regadera llegó hasta ella, entonces a paso lento abrió despacio, pronto tuvo ante ella el trabajado e imponente cuerpo del hombre que habia visto antes.Los tatuajes agresivos y a la vez hermosos, sobresalían de sus brazos, pecho, manos, en las piernas y el cuello, Alejandra estaba impresionada, ese hombre parecía un demonio pero con belleza varonil extrema.De su mano derecha caían unas gotas de sangre, todavía tenía el puño cerrado, su cabeza estaba recargada en el vidrio, sobre el corría el agua caliente, el cabello lacio ligeramente largo, cubría parte de su frente.Alejandra se fué acercando hasta quedar justo frente al cristal, sus mejil
— Lo entiendo, CEO Rodríguez, no volveré a entrar aquí, disculpe por haber invadido su privacidad — se podía notar el miedo en la voz de la joven.Emill volvió y por fin Alejandra pudo comenzar, curo la herida cuidadosamente, puso tres cruces con espadrapo y puso una gasa encima que cubrió con una pequeña malla.— ¿Ya terminaste? preguntó el hombre al escuchar que la chica guardaba todo — había dejado de sentir las tibias manos que lo estuvieron sosteniendo.— Si, la herida ha quedado desinfectada, solo tiene que cuidarse un poco y no mojarla por unos días, después de eso va a estar bien, si siente dolor puede tomar un analgésico, me retiro, con su permiso.Deeguel solo asintió, no quería cruzar palabra siquiera con esa mujer, no cuando sería ella a quien quitaría la vista para que el pudiera volver a ver.— Emill, alcanzame un traje, ropa interior, calcetines, camisa blanca y una corbata, necesito vestirme para bajar al despacho.— Claro, ¿de que color lo quieres, papá? — Que sea az
Alejandra y el pequeño Emill, cenaron juntos, esa noche, el CEO se retiró temprano a sus habitaciones, después de jugar un poco con Rodolfo, le leyó un cuento al niño, el parecía estar muy cómodo con su presencia, cuando al fin se quedó dormido fue a su cuarto a descansar, Pero lo único que consiguió fue llorar por su negro futuro.El CEO en su habitación trataba de dormir, pero se sentía algo incómodo, aunque no podía ver, era evidente que esa mujer y su hijo interactuaban, eso no le gustaba para nada, ella no estaba ahí para quedarse, solo era su obligada donante.Apenas amaneció, Alejandra ya estaba despierta, había quedado con Emill que ella lo llevaría a la escuela, aunque tenía que preguntarle primero al hombre que llamaban Jhon.La joven rubia salió a buscar al niño a su habitación, ahí lo encontró vistiéndose, así que se ofreció a ayudarlo.— Gracias mamá, por ayudarme a vestirme, por lo general lo hace mi niñera, pero mi padre la acaba de despedir, escuché rumores de que ella
Alejandra se había encerrado en la habitación que le habían asignado, al entrar cerró con un portazo, el CEO Rodríguez que se encontraba en el despacho, lo escuchó, Jhon en ese momento iba entrando al despacho para continuar con el trabajo — ¡Pero que carajos! ¿escuchaste eso? ¿quién demonios está azotando las puertas de mi casa? ¿es ella verdad? ¡traerla ahora mismo a mi presencia, esa mujercita va a saber que se debe comportar!— Este... no creo que quiera venir, jefe— ¿Qué dijiste? ¿desde cuándo no se cumplen mis órdenes en esta casa? ¡si he dicho que la traigas a mi presencia eso debes hacer!— Es que ella no se encuentra de buen ánimo, ¿no lo notó en el portazo? Alejandra ya sabe para que la hemos traído aquí, me lo dijo de camino aquí después de llevar a Emill, a la escuela — ¿Qué hicieron qué? ¿por qué la donante de mis córneas fué a llevar a mi hijo a la escuela? ¡explícate, Jhonatan, esa mujer es solamente una mercancía, y tú le permitiste que mi hijo se hiciera su amigo!
El CEO se quedó clavado en su sitio al escuchar a su hijo suplicar por no ser abandonado, conocía muy bien ese sentimiento, era lo que lo había subido en la más oscura amargura además de la ceguera que le había cambiado para siempre la vida.— ¡Emill, sube a tu habitación, la señorita Alvarez y yo tenemos que hablar!— No, no me voy a ir, me quedaré con ella — el niño se le abrazó a las piernas a Alejandra, ella estaba tan conmovida que calientes lágrimas rodaban por sus mejillas.— Emill, obedece a tu padre, yo tengo que irme.— ¿Es que tampoco tu me quieres? ¿por qué? ¿es por qué soy diferente a los demás niños? — No, no... claro que te quiero, eres un niño adorable, el mejor de todos, es solo que...— ¿Entonces es por papá? él no se ha portado bien contigo, tiene mal carácter y quiere... quitarte los ojos, pero podemos convencerlo para que encuentre a otra persona, ¿cierto, papá? vas a dejar que mamá se quede y sea feliz con nosotros, ¿verdad que sí? — Emill, la cirugía ya está p
La noche había sido larga, ni el CEO, ni Jhon, habían dormido, Deeguel, estaba sumido en su miseria, se había bebido dos botellas de whisky él solo, le fué difícil asimilar que no habría al día siguiente ni cirugía ni nada que le acercara a recobrar la visión.Emill, despertó de lo más contento, Alejandra, lo había llevado de nuevo a la escuela, los compañeros del niño al verla de nuevo, se convencieron de que era verdad que la madre de Emill, si había vuelto.Ale, le dejó un beso en la frente al niño.— Ten un buen día, te veo a la salida, pórtate bien.— ¡Lo haré, mamá! — gustoso el niño se metió a su salón, ya no lo molestaban más por no tener una madre en su vida.La joven rubia se quedó mirando por unos momentos, lo veía tan feliz que valía la pena el sacrificio que estaba por hacer.Al mediodía Ale estaba por salir de la mansión a buscar a Emill en el jardín de niños, pero cuando iba a media sala, una voz la hizo dar un pequeño salto.— Señorita Alvarez, venga conmigo al despach
Alejandra estaba sin palabras, quedarse al lado de ese hombre, pegada a él, no le gustaba para nada, su aura era como la de un demonio salido del infierno.— No es necesario que estemos tan cerca, yo tengo cosas que hacer con Emill, ayudarle a hacer la tarea, acompañarlo a comer, llevarlo a qué tome un baño...— No está a discusión, Alejandra, te llamaré así de hoy en más, debemos comenzar a aparentar que somos una pareja, llámame Deeguel, siéntate y háblame un poco de ti, lo básico, cuáles son tus gustos? lo que se vendrá mañana no será cosa fácil, comenzaré yo, pon atención.Me gusta el café negro por las mañanas, el whisky, un buen filete, los coches de lujo, viajar y obviamente las comodidades, las mejores, no me conformo con poco.— Yo... estoy estudiando el último año de la carrera de finanzas, me falta muy poco para terminarla, y... quiero poder ir a la universidad, me he esforzado demasiado para tener un título y valerme por mi misma, me gustan los postres, me gustan los anima
Alejandra se quedó sentada en silencio, Pero el CEO podía escuchar su respiración y los sollozos, el hombre sabía que enterarse que su propio tío la había entregado a cambio de saldar una cuenta, le había dolido mucho— Es hora de tomar los alimentos, vamos al comedor, Emill debe estar esperándonos — la voz del CEO interrumpió los pensamientos de Ale— En realidad no tengo mucho apetito, preferiría ir a mi habitación — Yo preferiría haberme hecho la cirugía hoy, pero tampoco va a poder ser, así que mueve el trasero para el comedor — ¿Siempre tiene que ser tan gruñón? aquí no lo dejan a uno estar triste a gusto— No estás de vacaciones, y mi palabra es ley aquí y fuera de estás paredes, andando que no me gusta repetirmeEn el comedor, Emill, se negaba a tomar la sopa, tenía los bracitos cruzados — ¿Qué pasa, Emill? no has tocado tu comida — Ale, se acercó a preguntar — Quiero que mamá y papá, coman conmigo, ya tengo padres, ahora deben acompañar a comer al pequeño Emill, ¿cierto?—