Ella es mi madre

Alejandra y el pequeño Emill, cenaron juntos, esa noche, el CEO se retiró temprano a sus habitaciones, después de jugar un poco con Rodolfo, le leyó un cuento al niño, el parecía estar muy cómodo con su presencia, cuando al fin se quedó dormido fue a su cuarto a descansar, Pero lo único que consiguió fue llorar por su negro futuro.

El CEO en su habitación trataba de dormir, pero se sentía algo incómodo, aunque no podía ver, era evidente que esa mujer y su hijo interactuaban, eso no le gustaba para nada, ella no estaba ahí para quedarse, solo era su obligada donante.

Apenas amaneció, Alejandra ya estaba despierta, había quedado con Emill que ella lo llevaría a la escuela, aunque tenía que preguntarle primero al hombre que llamaban Jhon.

La joven rubia salió a buscar al niño a su habitación, ahí lo encontró vistiéndose, así que se ofreció a ayudarlo.

— Gracias mamá, por ayudarme a vestirme, por lo general lo hace mi niñera, pero mi padre la acaba de despedir, escuché rumores de que ella se le sentó a papá en su regazo.

— Con lo gruñón que es, jamás me habría atrevido, tuvo suerte de que solo la despidiera, él es... aterrador, ahh... pero date prisa, bajemos para que desayunes.

La cocinera ya le tenía listo el desayuno al pequeño amo de la casa, Alejandra vió llegar al entrajado Jhon, venía a llevar a Emilio a la escuela.

— Buenos días Emill, buenos días señorita Alvarez.

— Buenos días Jhon, que bueno que llegas, quiero que la señorita Alvarez me lleve a la escuela hoy.

— Emill, eso se lo tenemos que preguntar a tu padre, no podemos actuar a sus espaldas.

— Entonces ve a preguntarle, interrumpelo, seguro que está en su despacho, Pero te advierto que no está de buen humor.

— Nunca lo está, eso no es novedad para mí — el asistente ya estaba muy familiarizado con el mal humor de su jefe.

— Si, pero hoy amaneció más molesto, hasta regañó a Rodolfo por qué lo encontró en mi habitación y no le gusta que duerme allí.

— ¿Cómo supo que estaba ahí el gato? preguntó, Jhon, intrigado.

— Pues por qué maulló, le advertí con el dedo que no hiciera ruido pero no me hizo caso... Jhon, no quiero llegar tarde a la escuela, ¿podemos irnos ya? si tú no le dices a papá que la señorita Alvarez, vino con nosotros, no tiene por qué saberlo.

— Ahhg... Emill, Emill, si el CEO se enferma voy a estar en serios problemas, vamos, si te devuelven también voy a estar en problemas.

Jhon, Ale y el pequeño Emill, subieron al coche, el chófer de confianza de Deeguel, ya los estaba esperando, los saludó como siempre, se extrañó un poco al ver a tan linda señorita, pero la discreción siempre debía prevalecer en esa mansión.

— Vas a conocer mi escuela, mamá, es muy prestigiosa, aquí estudió papá cuando era niño.

— No dudo que así sea, debes estudiar mucho para que tú padre se sienta orgulloso de ti, aunque creo que ya debe estarlo, eres un niño muy especial.

Emili, se sentía muy contento con las palabras de la joven, él quien nunca había tenido una madre que le diera su amor, veía en ella esa parte tan importante que le faltaba, el cariño de mamá.

— Tu también eres muy linda, si papá te pudiera ver, estoy seguro que quedaría enamorado de ti a primera vista, ¿verdad que si, Jhon?

El asistente se removió un poco en su asiento, no dijo nada pero pensó lo mismo, si su jefe pudiera ver la belleza de la joven rubia, sin duda quedaría prensado de su belleza.

Alejandra dió un beso en la frente a Emill, antes de que entrara a su salón, los niños lo miraron y bombardearon con preguntas al pequeño.

— ¿Ella es tu mamá, Emill?

— Claro que es su mamá, ¿qué no ves que ella también tiene los ojos verdes como él?

— Si, ella es mi mamá, ella estaba de viaje Pero ya ha regresado y se quedará a mi lado para siempre.

Jhon se había regresado a llevarle el gafete que todos los niños traían puesto, él escuchó todo lo que los niños y Emill, hablaban, el pequeño había adoptado a la donante de las córneas como su madre, eso no iba a terminar nada bien.

— Joder, ahora sí, va arder la mansión Rodríguez...

De regreso estuvieron muy callados en el auto, fue Alejandra quien rompió el silencio.

— Señor Jhon, sé por qué me han traído a la mansión, ustedes... ustedes van a quitarme los ojos para que el CEO Rodríguez, recupere la vista, todavía no logro entender por qué me quieren hacer esto, yo nunca le he hecho daño a nadie, esto es... es atroz, es muy enfermo y sádico, ¿cómo pueden...?

Alejandra no pudo evitar que sus lágrimas salieran, ella estaba muy asustada, le quitarían la vista para siempre sin ningún motivo aparente, esto era como una horrible pesadilla.

Al contrario de lo que se podía esperar, Jhon no perdió la calma, era un asistente más duro de lo que aparentaba y hacer su trabajo perfecto, le salía excelente.

— Entonces lo sabes, bueno, no queda más que aceptes tu destino, la cirugía está programada para mañana, aunque déjame decirte que no todo es tan malo, te daré una gran cantidad de dinero de parte del CEO Rodríguez, vivirás bien con eso por el resto de tu vida, tendrás todo a excepción de la vista.

— ¡Pero... yo no quiero darle mis ojos a ese hombre! ¡lo que están por hacer es horrible! ¿qué no tienen un poco de humanidad? ¿de consciencia? ¡van a joderme toda la vida, y no lo acepto, no quiero quedarme ciega, no quiero darle mis córneas a ese CEO, me niego a que cometan esa abominación conmigo!

— Lo siento, no puedo hacer nada.

Apenas llegaron de vuelta a la mansión, Alejandra, bajó corriendo del coche y no paro de correr hasta llegar a su habitación, ella se deshacía en llanto y miedo.

— ¡No, no permitiré que me quiten los ojos! voy... voy a escapar....

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