El Elegante salón, era un sueño hecho realidad para cualquier mujer, el vestido, las joyas, el vistoso pastel de muchos pisos en color blanco con los dos novios en la cima, pero no para Alejandra, ella siempre pensó que se casaría con Ulises Madrigal, pero él destino quiso otra cosaLos cuerpos de los esposos se movían al compás de la música, Deeguel era buen bailarín, él de hecho era bueno en todo, pero eso era antes de quedar ciego en ese maldito atentado que los Sorrento organizaron para quedarse con su territorio Alejandra sentía que le faltaba el aire, estar tan cerca de ese aterrador hombre y a la vez tan atractivo, le fundía los sentidos, olía tan bien, su cuerpo parecía adaptarse al de ella a la perfección mientras la guiaba por la pista — Estás temblando... ¿tanto miedo me tienes? — Ibas a quitarme la vista, ¿creés que no tengo razones para temerte? además... estás muy cerca de mí, eso... me... no estoy acostumbradaEl hombre aspiró el aroma natural que desprendía la mujerc
Los furiosos invitados comenzaron a retirarse de la recepción, poco les importaba la buena comida, la fina bebida y la alegre música, el Rey Black, se les había escapado, no habían tenido siquiera oportunidad de cruzar palabras con él, se había largado de luna de miel, ¿cómo podían tomar eso como una ofensa? era lo que tradicionalmente se hacía, pero eso lo quitaba que estuvieran muy molestos Los italianos y rusos quisieron alcanzarlo, suponían que había salido para el aeropuerto, le pisaron a fondo a los aceleradores con la intención de encontrarlo por el camino, pero no lo miraban por ninguna parteEn el aeropuerto, una bella rubia vestida de novia era subida a un avión privado por su esposo, aunque ella era la que lo guiaba, el vestido de novia destacaba en la pista, el velo se ondeaba con el viento — Lo logramos jefe, estamos aquí, el avión está ya por despegar, que tengan buen viaje, Jhon estaba a punto de bajar, pero el CEO lo detuvo — Vendrás con nosotros, si te quedas te va
Alejandra se apresuró a servir las bebidas, a su esposo un vaso de whisky, ella se sirvió una copa de helada champaña, acercó el vaso a la mano de Deeguel, el CEO dió un trago que disfrutó bastante— Tenemos mucho que celebrar, el plan funcionó de maravilla, salimos ilesos y vivos, ¿qué más podemos pedir? — Fue aterrador, apenas puedo dejar de temblar, por un momento pensé que no saldríamos vivos del salón de fiestas, ahh... esto es tan... irreal, por cierto, ¿a dónde vamos? — A nuestra luna de miel, ¿a dónde más iríamos, nos acabamos de casar, ¿te olvidas? — No, yo... creí que solamente les haríamos creer a los demás que este matrimonio era verdadero, ¿o hay algún plan más que tenga que ver con la luna de miel?— A excepción de consumar el matrimonio, no, de hoy en más seremos esposos, es de lo más normal que tengamos nuestra noche de bodas Alejandra, se sonrojó, ella nunca había estado con un hombre en la intimidad, Ulises, la había besado apasionadamente pero ella le había pedi
Las muchas emociones y sensaciones que Alejandra sentía, le estaban nublando el pensamiento, sentía el aliento caliente recorrer su cuello, sus mejillas y sus labios, ese hombre era tan jodidamente apasionado Las ropas de Deeguel, cayeron a la alfombra, en menos de nada el CEO se encontraba desnudo, Alejandra pudo apreciar con la tenue luz de la luna que se filtraba por la ventana, el trabajado y tatuado cuerpo de su esposo, a ella le parecía una obra de arte creada por los dioses — Deja de temblar, aún no llegamos a dónde quiero llevarte, voy a darte el mayor placer que has sentido jamás — le susurró el CEO al oído a la mujercita que tenía atrapada en su fuertes brazos— ¿Pla..placer? ¿vas a... meterte dentro de mi?— Por supuesto... tendremos sexo, ¿te gusta el sexo...? Deeguel, seguía acariciando el cuerpo de Ale, mientras que ella respiraba con dificultad — No... no lo sé, nunca lo he hecho, tú serías mi primera vez — A Alejandra, le tembló la vozDeeguel, detuvo por un momento
Casi amanecía, Alejandra, ayudó a su esposo a secarse, pudo ver más detenidamente su marcado cuerpo, le llamaron la atención los tatuajes, algunos eran aterradores, pero le quedaban perfectos todos, le daba un poco de pena secar su parte íntima, pero él mismo le pidió que lo hiciera — No debes tener pena de tocarme, ya me viste y me sentiste, mi polla es algo con lo que vas a convivir diariamente, algo muy especial tanto para mí, como para ti — Yo... deja de decir esas cosas, eres muy directo, ya te pedí que me tengas paciencia — Alejandra estaba sonrojada, se había quedado en silencio, había dos batas de seda listas para ellos, Ale ayudó a ponerse la suya a Deeguel y ella se puso la suya, los esposos se quedaron dormidos agotados por el día ajetreado y por el sexo intenso que acababan de tener Al mediodía Alejandra se despertó hambrienta, salió con cuidado de la cama, sentía un poco de dolor en su centro, quiso salir a echar un vistazo a la cocina, pero apenas se asomó, Jhon estab
En la fría habitación, Deeguel, quien siempre era tan seguro de si mismo y nunca dudaba de una decisión o una acción, se arrepintió casi al instante de haberle gritado a su esposa , era cierto que ese tema le enfurecía y lo sacaba de sus casillas, que no le gustaba hablar de la madre de su hijo, pero eso ella no lo sabía, quizás era normal que tuviera dudas pero no quería hablar de ese tema El CEO pidió que retiraran la comida de la habitación, como pudo se vistió y calzó zapatos para salir de la recámara, conocía esa mansión como la palma de su mano, llegó hasta las escaleras contando los pasos, más cuando las iba bajando se encontró con Jhon — Jefe, ¿para donde vas? ¿yo puedo llevarte si quieres? ¿en dónde está la señora Rodríguez? — ¿No te parece que son muchas preguntas? ella salió de la habitación, ayúdame a encontrarla, creo que está molesta— Es su luna de miel, ¿por qué está molesta tan pronto? la trataste mal, ¿cierto? solamente el día de la boda te portaste decente con el
Alejandra se acurrucó en uno de los sofás de la sala de estar, no quería ni ver ni hablar con Deeguel, esperaría a que le dieran una habitación aparte, si ese CEO pensaba que podía tratarla de esa manera estaba muy equivocado CEO y asistente enteraron de nuevo a la casa, Jhonatan, ya se imaginaba la que se venía — ¿En dónde está? ¿dónde se ha metido?— Ella... está en la sala de estar, está hecha un ovillo ahí, creo que tiene frío Deeguel, caminó hasta allá con la ayuda de su bastón, se aclaró la garganta antes de hablar— Sube a cambiarte de ropa, hace frío, te vas a resfriar, además dentro de poco estará lista la cena, quiero que tenemos juntos— ¡Que Jhonatan, cene contigo, conmigo no cuentes! no voy a bajar a cenar, no tengo apetito — Alejandra, subió las escaleras apresurada, ella no iba a ceder ni por hambre, ni por frío — Se fué de nuevo, ¿cierto? — Sí, ella... parece un gato salvaje, temo acercarme, está muy molesta, ¿por qué no te disculpas por lo que sea que hayas hecho
El empleado cerró la gran puerta, el impactado mafioso estaba sin palabras, el color se le había ido del rostro se frotaba la prolija barana cerrada que le gustaba lucir — Ulises, ¿qué es lo que te pasa? ¿por qué estás así? háblame, ¿qué te dijo ese empleado que estás tan fuera de ti? — Carlos Beltrán, el mano derecha del mafioso, nunca lo había visto asíLa mirada miel verdosa del heredero de la mafia, estaba perdida, en verdad lo había descontrolado saber que su novia...— ¡Alejandra, ella... se ha casado con él maldito hijo de puta de Deeguel Rodríguez! ¡¿cómo demonios quieres que esté?! ¡ella es mi novia, la única mujer que he amado, es hermosa, dulce, inteligente, me ama, pero ese bastardo la ha hecho su esposa!— ¡No, tú debes estar bromeando, Alejandra te quiere, siempre te ha querido, has sido su único novio, ella es una buena chica! ¿qué demonios pasó? — Carlos había tenido oportunidad de conocer a la bella Ale, siempre le pareció la mejor novia que su amigo y jefe pudiese t