Una jaula de oro.

Izan la acercó más a él, estrechándola aún más con la finalidad de profundizar el beso, Grace gimió al sentir su tierno cuerpo ser oprimido por aquel cuerpo musculoso, ella recordó porqué se dejó arrastrar fácilmente por él aquella única noche que tuvieron, era un maestro para besar, él la besaba como nunca antes la habían besado.

El beso terminó con ambos agitados y buscando ansiosos controlar la respiración. Izan la miró y sonrió, aquella sonrisa sexy... esa sonrisa endiabladamente sexy.

—Besas demasiado bien para ser tan jóven— ella se ruborizó con el halago.

—Gracias... supongo.

—Algo me dice que tendremos un gran matrimonio, por cierto he aplazado el anuncio un par de días, así que esperemos que para entonces ya te encuentres bien.

—¿Cuándo será la boda?— preguntó intentando ocultar el temblor en su voz.

—¿Ansiosa, pequeña mía?— preguntó burlón. — ¿Ya deseas perder tu libertad?

—La libertad que poseo es efímera, aquí estoy "libre"— hizo comillas con los dedos— pero presa en
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