Izan, frunciĂł el ceño ante aquella pregunta de Grace lo Ăşltimo que hubiese imaginado es que ella pudiese preguntar algo como eso, evidentemente habĂa estado conversando con alguien y su sospechas fueron inmediatamente hacia su hermano Spencer. ÂżQue tanto le habĂa dicho?, ÂżCon que derecho le conversaba a Grace sobre algo tan delicado?, Âżque estaba tramando?, porque no lo engañaba con su apariencia de tranquilidad y ambiente familiar. Eso sin contar con que aĂşn no lo eximĂa de culpa por los ataques que habĂan recibido. Era obvio que se trataba de Ă©l, porque es que Grace, no tenĂa por quĂ© saber de sus negocios con la mafia, ni siquiera porque hubiese tenido un recuerdo, porque en el pasado nunca le comentĂł que se movĂa en ese tipo de negocios y más que por ocultarle la verdad, era porque querĂa intentar protegerla y que no se viera mezclada en el mundo de lo ilegal, ya que la mafia no era un juego de niños. —¿QuiĂ©n te dijo eso, Grace?— preguntĂł en tono calmado—porque ciertamente no
—¿Realmente fue un accidente?— le preguntĂł llena de angustia— despuĂ©s de todo lo que me has dicho y de que ambos recibimos ataques individuales, quizás no se tratĂł de un accidente propiamente dicho. —Y no lo fue, nos estaban persiguiendo en la vĂa Grace y nos obligaron a salir de la carretera, a pesar de que he estado investigando mucho la persona que está haciendo esto está cuidando muy bien de no dejar rastro. —¿Sospechas de alguien, tienes algĂşn enemigo ? —En este mundo se tienen muchos enemigos, los enemigos son pan de cada dĂa, compartirĂ© contigo algo y espero que lo guardes, que seas precavida con la informaciĂłn que voy a darte, si hay alguien del cual sospecho y es alguien muy cercano a nosotros. —¿De quĂ© hablas?— preguntĂł aterrada— si tenemos el enemigo cerca debemos estar preparados debemos, proteger a Dylan, debemos protegernos a nosotros y estar pendiente de proteger a Noah y a Candace, si tienes una sospecha debes compartirla conmigo Para yo poder estar atenta. Si
Izan, sintiĂł como la ira comenzĂł a viajar por su torrente sanguĂneo. —¿QuĂ© mierdas estás diciendo, Grace?, Âż CĂłmo que amantes? —No lo sĂ© Izan, Âżes que acaso olvidas que perdĂ la memoria?, no recuerdo absolutamente nada de mi vida.— le dijo frustrada. —¿O sea que Spencer te ha dicho que es tu amante y tĂş te lo has creĂdo?— preguntĂł incrĂ©dulo—¡No puedo creer que hayas caĂdo en una treta tan baja! —¿Y quĂ© hubieses pensado tĂş?, no estoy diciendo que sea cierto, tampoco lo estoy negando, debes tener presente que no recuerdo nada de mi pasado, Izan he perdido mis memorias, he perdido mis recuerdos, mi pasado, mi esencia. —Pero es que no puedo creerlo. No puedo creer que Spencer haya llegado hasta esto, Âżse puede saber quĂ© fue lo que te dijo exactamente? —La verdad es que me dijo muchĂsimas cosas y debo reconocer que la mayorĂa de ellas fueron malas— le dijo preocupada. —Estoy teniendo una batalla interna e intentando comprender; ¡¿cĂłmo es posible que mi hermano te ha dicho
—No puedo creer que el desgraciado se haya aprovechado de ti. —Es por eso que aquella vez te preguntĂ© si yo era una buena esposa y me sorprendiĂł cuando dijiste que era la mejor de todas, realmente comencĂ© a dudar de que me estuviese diciendo la verdad, me arrinconĂł un par de vece,s insistĂa en besarme constantemente cuando tĂş no estabas yo me resistĂa, le decĂa que no querĂa, que no me sentĂa a gusto, que si mi mente lo habĂa olvidado mi cuerpo tampoco lo reconocĂa. Siempre se mostraba triste, me dijo que le resultaba imposible creer que ahora que yo habĂa perdido la memoria tĂş te aprovecharás de mĂ para hacerme creer que Ă©ramos un matrimonio feliz y que gracias a que no tengo mis recuerdos quisieras convencerme de seguir a su lado y de hacerte pasar por un hombre bueno. —Es muy astuto el imbĂ©cil, he de reconocerlo, se estaba aprovechando de ti ,se estaba provecho de tu ausencia de recuerdos para hacerte creer un montĂłn de cosas que no son ciertas y lo peor de todo; usar tu condic
—No, no creo que es mentira— la mirĂł en silencio con el entrecejo fruncido— Âży sabes por quĂ© no creo que sea mentira?, porque estoy seguro de que lo es, Spencer no ha hecho más que manipular tu mente aprovechando que no tienes recuerdo y hacerte creer que soy una bestia, un desgraciado que soy capaz de engañarte y de golpearte, de maltratarte, jamás harĂa eso, Grace. Eres mi esposa, la madre de mi hijo yo jamás me atreverĂa a hacer todo lo que Spencer ha dicho. —Me tranquilizas— le dijo con voz quebrada y ojos llenos de llanto— realmente no querĂa creer que yo era una mala mujer, no querĂa creer que yo era una mala esposa, que estaba engañándote, no me creĂa capaz de ser esa mujer que Ă©l decĂa, que era capaz de dormir con otro hombre en la misma cama que compartĂa con mi esposo, no Izan, yo no querĂa creer que era asĂ, además mi corazĂłn me decĂa que tĂş no eras ese tipo de hombre que Ă©l querĂa hacerme creer y realmente me alegra de que sea asĂ. —A mĂ no me alegra que se haya aprove
Los siguientes dĂas pasaban con rapidez Izan y Grace disfrutaban de una acalorada luna de miel, a pesar de aquel amargo momento de declaraciĂłn que habia amenazado con oscurecer sus vacaciones, habĂan logrado sortear el problema y salir airosos. A pesar de toda la dicha que respiraban dĂa con dĂa, Grace estaba entristecida porque sabĂa que cada vez estaba más cerca al momento de volver, de abandonar aquel hermoso paraĂso para regresar a la realidad de su hogar en Estados Unidos, sin embargo aquello tenĂa un lado positivo y es que los preparativos de la boda de Candace y Noah, estaban prácticamente listos, su hermana habia escogido un precioso vestido de novia y estaba muy ilusionada, asĂ que regresar a su paĂs era tambiĂ©n un indicativo de que su hermana podrĂa ser feliz junto al hombre que amaba y aquello le resultaba tiernamente romántico. —Está todo listo para la boda— le habĂa dicho una tarde a Izan mientras ambos estaban desnudos sobre una manta a mitad del campo, con la natur
—¡GRACE, GRACE!—gritĂł Izan sobresaltado por la imagen que estaba presenciando, mientras detenĂa su caballo y saltaba de los lomos del animal para socorrer a su esposa. CorriĂł hasta ella, quiĂ©n estaba haciendo un esfuerzo por sentarse mientras se sujetaba con fuerza la cabeza. Izan, pudo observar con horror como un hilo de sangre bajaba por la mano de ella, al llegar— ¡GRACE!, ÂżEstás bien?— preguntĂł asustado. —SĂ, estoy bien, es solo que he perdido el control del caballo, al parecer se ha asustado— dijo aĂşn manteniendo los ojos cerrados, de pronto los recuerdos de su vida comenzaron a golpearle con fuerza, era como una vieja pelĂcula pasando frente a ella, como una vieja cinta reproduciendo. Los primeros recuerdos de su niñez, su juventud, algunos actos de rebeldias que hacian enfurecer a su padre, algunas peleas con Candace, aquel viaje al crucero, su primera noche con Izan, su angustia al descubrir que estaba embarazada de un desconocido, las bofetadas y palabras hirientes de su
El dĂa de volver a los Estados Unidos habĂa llegado, Grace querĂa estar de buen ánimo porque iba a ver nuevamente a su hermana y podrĂan celebrar la boda, sin embargo no podĂa evitar estar triste porque se habĂa acostumbrado fácilmente al ambiente que vivĂa en la finca, Australia la habĂa dejado sin lugar a dudas completa y absolutamente enamorada; sus hermosos paisajes, sus increĂbles amaneceres y sus preciosos atardeceres le habĂan robado el corazĂłn, habĂa podido disfrutar de tiempo de calidad con su esposo e hijo, habĂa probado los deliciosos vinos que se producĂan allĂ mismo en la finca, habĂa degustado de la cantidad de queso que eran una absoluta delicia a su paladar, pero como nada dura para siempre, era momento de volver a la realidad y a la rutina estadounidense. —Pareces bastante triste hoy— le dijo Izan, mientras la abrazaba desde atrás— Âżestás algo nostálgica?— e preguntĂł con cariño mientras se inclinaba y depositaba un tierno beso en su cuello. —No puedo evitarlo, hem