Los siguientes días pasaban con rapidez Izan y Grace disfrutaban de una acalorada luna de miel, a pesar de aquel amargo momento de declaración que habia amenazado con oscurecer sus vacaciones, habían logrado sortear el problema y salir airosos. A pesar de toda la dicha que respiraban día con día, Grace estaba entristecida porque sabía que cada vez estaba más cerca al momento de volver, de abandonar aquel hermoso paraíso para regresar a la realidad de su hogar en Estados Unidos, sin embargo aquello tenía un lado positivo y es que los preparativos de la boda de Candace y Noah, estaban prácticamente listos, su hermana habia escogido un precioso vestido de novia y estaba muy ilusionada, así que regresar a su país era también un indicativo de que su hermana podría ser feliz junto al hombre que amaba y aquello le resultaba tiernamente romántico. —Está todo listo para la boda— le había dicho una tarde a Izan mientras ambos estaban desnudos sobre una manta a mitad del campo, con la natur
—¡GRACE, GRACE!—gritó Izan sobresaltado por la imagen que estaba presenciando, mientras detenía su caballo y saltaba de los lomos del animal para socorrer a su esposa. Corrió hasta ella, quién estaba haciendo un esfuerzo por sentarse mientras se sujetaba con fuerza la cabeza. Izan, pudo observar con horror como un hilo de sangre bajaba por la mano de ella, al llegar— ¡GRACE!, ¿Estás bien?— preguntó asustado. —Sí, estoy bien, es solo que he perdido el control del caballo, al parecer se ha asustado— dijo aún manteniendo los ojos cerrados, de pronto los recuerdos de su vida comenzaron a golpearle con fuerza, era como una vieja película pasando frente a ella, como una vieja cinta reproduciendo. Los primeros recuerdos de su niñez, su juventud, algunos actos de rebeldias que hacian enfurecer a su padre, algunas peleas con Candace, aquel viaje al crucero, su primera noche con Izan, su angustia al descubrir que estaba embarazada de un desconocido, las bofetadas y palabras hirientes de su
El día de volver a los Estados Unidos había llegado, Grace quería estar de buen ánimo porque iba a ver nuevamente a su hermana y podrían celebrar la boda, sin embargo no podía evitar estar triste porque se había acostumbrado fácilmente al ambiente que vivía en la finca, Australia la había dejado sin lugar a dudas completa y absolutamente enamorada; sus hermosos paisajes, sus increíbles amaneceres y sus preciosos atardeceres le habían robado el corazón, había podido disfrutar de tiempo de calidad con su esposo e hijo, había probado los deliciosos vinos que se producían allí mismo en la finca, había degustado de la cantidad de queso que eran una absoluta delicia a su paladar, pero como nada dura para siempre, era momento de volver a la realidad y a la rutina estadounidense. —Pareces bastante triste hoy— le dijo Izan, mientras la abrazaba desde atrás— ¿estás algo nostálgica?— e preguntó con cariño mientras se inclinaba y depositaba un tierno beso en su cuello. —No puedo evitarlo, hem
—Por favor llévelo a su habitación es hora de que tome el biberón y descanse un poco del viaje —Sí señora, como usted diga— y dicho aquello, la mujer arrulló al pequeño bebé y comenzó a caminar buscando las escaleras que la llevarían al segundo piso, directamente a la habitación del pequeño. Seguida de la silenciosa niñera. —¡Pero miren a quién tenemos de regreso!— exclamó Spencer con una enorme sonrisa mientras caminaba hacia ellos sosteniendo en su mano un vaso con whisky— seguramente disfrutaron mucho de la luna de miel, llegué a pensar que no regresarían jamás. Nada más verlo Grace sintió una rabia que nacía en su estómago y se extendía por todo su cuerpo, sin siquiera detenerse a pensarlo caminó hacia él con paso firme y mirada determinada, Spencer quien tenía el ego más grande que su cerebro, abrió los brazos para recibirla como si ella hubiese llegado directamente a estrecharlo por el tiempo que tenía sin verle, contrario a lo que Spencer había pensado ella se plantó fren
Izan pasó el resto de la tarde en su despacho, se encargó de realizar algunas llamadas perteneciente a distintos socios y negocios, solo para asegurarse que en su ausencia todavía marchado como debería. Aunque Noah le había asegurado que no se había presentado ningún percance, nada como poder verificarlo de primera mano, esa era una de las claves del éxito de sus negocios. Luego se sentó a disfrutar de un trago, sentado frente a su escritorio no podía dejar de pensar en lo idiota que era su hermano, aún no decidía si debía perdonarle la vida o si por el contrario, debía pagar su ofensa con sangre. Aún cavilaba en eso cuando su celular timbró, extendió la mano hacia el escritorio para tomarlo y sonrío al ver el nombre de Nikolay en la pantalla. Su buen amigo, el Ruso. —León ruso— le saludó— Qué bueno que llames amigo mío. —Siempre es un gusto saludarte, lobo americano. ¿así que ya se han acabado tus vacaciones ? —No eran vacaciones propiamente dichas, era luna de miel que es d
Mientras bajaba las escaleras que lo dirigirían al sótano, lograba escuchar los gritos de Spencer llamándolo y pidiendo auxilio. Ya pudo imaginar las condiciones en las que iba a encontrarlo, así que no se extrañó cuando al entrar al lugar se encontró con que Spencer estaba atado a unas cadenas que colgaban del cielo de la habitación, estaba sin camisa y evidentemente golpeado con brutalidad, en cuanto los hombres notaron su presencia detuvieron los golpes y se alejaron del maltrecho hombre. Spencer tosía y escupía sangre, su rostro estaba inflamado, le dolían un par de costillas, tenía el labio roto y alguno que otro hematomas en el cuerpo, en cuanto elevó el rostro hacia él lo miró con súplica. —¿De qué va todo esto?, ¿es que acaso piensas matarme ? —Después de lo que has hecho es justo lo que debería hacer; arrancarte la vida —Soy tu hermano, ¿ es que acaso no piensas tener un poco de misericordia de mí, en memoria de nuestro padre? —Odio cuando usas la memoria de nuestro p
Spencer maldijo para sus adentros, pues era evidente que Grace no se había guardado nada para ella, le había contado absolutamente todo lo que él había hecho y ahora tenía su hermano mayor frente a él sentado en aquella silla con posición relajada, pero con aires de mafioso intimidante, era claro que tenía la vida en manos de él y lo importante ahora no era hacerse el orgulloso, sino lograr descubrir qué hacer y qué de decir para convencer a su hermano de no asesinarte. Después de pensarlo por un minuto en el cual hasta respirar le dolía porque los matones de Izan se habían encargado de golpearlo sin descanso, medía cuáles eran las posibilidades de salir con vida de aquel lugar, así que decidió jugar a las medias verdades, un juego de astucia en donde decía verdades que su hermano ya sabía pero que no lo comprometería más allá de lo que ya estaba. Lo que sí tenía claro era que en cuanto saliera de esto y pudiese recuperarse de sus heridas Izan le pagaría muy caro lo que le estaba
—¡Cállate la boca, Grace no es la mujer que amas porque Grace es mi mujer y mi mujer para ti tiene que ser intocable, indeseable, impensable! —Lo sé y por eso luché por semanas enters,a me complacía solo con verla desde lejos y compartir un poco con ella y verla sonreír, pero desde que perdió la memoria supe que tenía una oportunidad de ser feliz y no quise desaprovecharla, estaba dispuesto a intentar todo para poder estar con la mujer que amo. —Si vuelves a referirte a Grace como la mujer que amas, le pediré a uno de mis hombres que te corte la lengua— Spencer tembló internamente porque supo que su hermano sería capaz de eso y más, y él estaba dispuesto a dar la batalla para salir de aquel lugar conservando todos los órganos y parte de su cuerpo. —De acuerdo Lo siento— le dijo aparentando humildad— reconozco que me equivoqué con ella, por un instante lo que sentía me hizo actuar desde el egoísmo y no pensar en absolutamente nada más, sé que estuvo mal pero soy tu hermano, ¿ acaso