Las doncellas más bellas de la manada llegaban una tras otra, llevaban puesto su mejor vestido, todas con la esperanza de ser elegidas por el príncipe Alfa, habían visto alguna vez al atractivo lobo de ojos azules y cabello largo azabache, era el sueño de cualquier loba. Las solteras fueron ocupando el salón donde las reunieron, los meseros les ofrecían champaña y bocadillos, algunas se conocían y conversaban alegremente, otras no podían evitar sentir envidia por las que estaban mejor vestidas. — Vaya, hermano, últimamente te has vuelto muy popular, parece que pronto vas a encontrar a tu compañera y subirás al trono cuando te dé un heredero, los ancianos por fin te van a aceptar — El Alfa Dimitrie, el segundo hermano de Damiano, nunca había tenido buena relación con su hermano mayor, él creía que tenía lo suficiente para ser el rey de la manada y no Damiano que no se tomaba el reinado en serio. — te deseamos suerte, sin duda hoy vas a terminar con tu compañera en tu vida y...
Damiano, se quedó unos minutos más en el jardín aspirando ese aroma tan delicioso y tranquilizador para él, era como si su atribulada alma encontrará paz y sosiego en el, más de pronto vió a Dimitrie, él olía ligeramente a su luna. — ¿Dime quién es la chica con la que te encontraste en el jardín? — el lobo olfateó a su hermano con un poco de ansiedad — ¡¿Dímelo, Dimetrie? ¡puede que... ella sea mi pareja destinada! — Damiano, nunca se esperó decir tal cosa. — ¿De que hablas, Damiano? tú ya has elegido a una loba está noche, no puedes pretender tener dos mujeres, es una chica común que vestía un horrendo vestido rojo muy inapropiado para la ocasión, tuve que echarla por qué andaba merodeando por el jardín. — ¿Cuál pueblo? ¡tienes que decirme, Dimitrie, ella es... mi luna! ¿donde la dejaste? por la diosa, ¡¿dime dónde?! yo... no estoy seguro de que Mariana Reiner sea mi pareja verdadera — El príncipe, hacía años que había dejado de buscar a su pareja destinada decepcionado por n
Ya en la sala de estar, bebiendo un té de Jamaica, el Alfa y beta, observaban a detalle cada fotografía, miembro familiar, sirvientes y todo lo que pudiera llevarles a quien estaban buscando, sobre todo — Reiner, tienes una bella familia, ¿solo tienes a tus dos hijos? me parecería una familia muy pequeña si así fuera — La diosa luna solo nos concedió dos cachorros, me habría gustado tener más pero nunca se nos dió, esta es toda mi familia — ¡Mientes! ¡Los voy a mandar a encerrar a todos aquí si no me dicen en dónde está la otra chica que vive aquí! — el lobo lo dijo en un rugido que atemorizó a toda la familia — ¡Quiero que la traigan aquí! — Ella... ella fue la que decidió irse, pero... ¿por qué la busca, Alfa? ¿yo estoy aquí? usted me eligió y me trajo a casa, ¿pensé que usted...? — ¡Yo nada, tu aroma es repulsivo para mí, te traje porque llevabas impregnado el aroma de ella, quería saber cuál era la razón, pero no por qué me intereses! ¿ahora díganme en dónde está? ¡
El príncipe bajó del caballo sin quitar la mirada de dónde provenía ese exquisito aroma que lo embriagaba y le hacía pedir más, por setecientos cincuenta años había buscado por todo el mundo a su pareja destinada y por fin la había encontrado en su propia manada — Llévate a la otra mujer — ordenó el lobo con voz de ultratumba, el poderoso lobo sabía que había otra loba ahí dentro, Lebran, estaba muy presente en él, por nada del mundo se iba a perder este anhelado encuentro El beta, no perdía de vista a su príncipe, tenía que ver a cuál mujer elegía y llevarse a la otra, si cometía el más mínimo error y se equivocaba, en el estado salvaje que Damiano, estaba, podía cortarle la garganta si tocaba a su luna Los pasos del lobo se apresuraron y ya sin detenerse llegó hasta la casa y abrió la puerta con mucha fuerza, al estrellarse el sonido alertó a las dos mujeres — ¡¡¡Miaaaaa!!! Leonardo, se apresuró a llevarse a la jóven loba que acompañaba a su futura reina, ella gritó pero
Su luna, se veía bastante débil, ella se quedó dormida después de decirle esas últimas palabras, palabras que no le habían agradado para nada al Alfa, pero ya lo hablaría con ella cuando estuviera mejor El beta Leonardo, fue llamado por el link para que te regresara, ya le había explicado con calma a la prima de su luna, el porqué estaban ahí — ¡Debemos irnos, llevaré a mi luna a que la atiendan los médicos de la manada, ella tiene mucha fiebre! gracias por cuidarla — el gran lobo, montó al equino y pegó a su luna a su cuerpo — Alfa, Evy, es una buena chica, cuidarla mucho, ya le han hecho demasiado daño — pidió Adrien, el Alfa, después de sentir, salió a toda velocidad seguido por su beta, había el castillo Volkov Después del largo camino, el Alfa llegó a su hogar y envió por los doctores, estos no tardaron en llegar, era un llamado del principe, debían acudir de inmediato Mientras revisaban a su pareja destinada, Damiano, no se movió ni por un momento de su lado, los
Cómo un huracán, entraba el segundo hermano a la habitación del príncipe — ¿A quien más podrías temerle si no al salvaje de mi hermano, el que se la pasa todo el tiempo entre los guerreros, que al parecer le gustan demasiado — ¡Dimitrie, te estás pasando, valoro a cada uno de los guerreros porque gracias a su valentía, la manada está protegida y a salvo, pero no me gustan los machos cómo estás insinuando, ahora sal de aquí, que nadie te ha permitido entrar! Evelyn, se abrazó a sus piernas, era el mismo lobo que la había echado del castillo — Yo... quizás debería irme, no soy del agrado del Alfa, siento mucho molestarlo con mi presencia — Evy, trato de levantarse, pero apenas se sentó, un mareo la hizo caer de nuevo en la blanca y cómoda cama — ¡Estás asustando a mi luna, lárgate o te voy a dar la paliza de tu vida! — gruñó el príncipe, sus ojos brillaban en un azul eléctrico, su lobo Lebran, estaba por salir a atacarlo — Está bien, está bien, me iré, solo quería saluda
Las blancas mejillas de Evelyn, se sonrojaron de inmediato, el Alfa Damiano, era un lobo extremadamente atractivo, exudaba elegancia y masculinidad, Evy, sabía que era el sueño de al menos la mitad de las chicas de la manada, y ella no podía apartar la mirada de él, le atraía como la luz a una polilla — Reina Volkov, ¿no creé que es demasiado pronto para... casarnos? todavía no nos hemos conocido lo suficiente, ¿qué tal si el Alfa Damiano, considera que no soy su tipo? — ¡Querida, tú si que eres ingenua, si mi tercer nieto y yo, no estuviéramos aquí justo ahora, este apasionado lobo ya te habría marcado, por supuesto que eres su tipo, solo míralo, no puede apartar la mirada de ti! El príncipe se aclaró la garganta, su abuela lo estaba dejando en evidencia, apenas podía controlarse para no tomar a su hermosa luna hacerla suya y marcarla, sentía que los colmillos le picaban, Lebron, estaba en su estado más salvaje, y sabía que no lo.podria contener por mucho tiempo más — Est
Al regresar al castillo, el Alfa, se aseguro de que Evy, se acostara a descansar, no podía dejar de lado que habia estado hirviendo en fiebre, mientras tanto fué al despacho a ver unos asuntos — Ya regresaste del paseo, ¿qué tal te fué? parece que tú luna se está acostumbrando cada vez más a ti, que suertudo eres — Leonardo, ¿has escuchado alguna vez de alguien que no tenga un lobo o loba? — Pues... no, no conozco a nadie en nuestra manada, ni en otras a las que hemos visitado que no tenga su respectivo lobo, ¿por qué lo preguntas? — Es Evelyn, ella dice que no tiene una loba, ni siquiera al cumplir los dieciocho años ha tenido su transformación — Hay carajo, ese si que es un problema, Damiano, cuando los ancianos lo sepan no se lo van a tomar a nada bien, puede que incluso no acepten su unión, ni su boda — Entonces no lo tiene que saber hasta después de la boda, no voy a perderla por algo que me resulta tan irrelevante, la he esperado tanto, me siento completo a su lad