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El vínculo de pareja destinada

El príncipe bajó del caballo sin quitar la mirada de dónde provenía ese exquisito aroma que lo embriagaba y le hacía pedir más, por setecientos cincuenta años había buscado por todo el mundo a su pareja destinada y por fin la había encontrado en su propia manada

— Llévate a la otra mujer — ordenó el lobo con voz de ultratumba, el poderoso lobo sabía que había otra loba ahí dentro, Lebran, estaba muy presente en él, por nada del mundo se iba a perder este anhelado encuentro

El beta, no perdía de vista a su príncipe, tenía que ver a cuál mujer elegía y llevarse a la otra, si cometía el más mínimo error y se equivocaba, en el estado salvaje que Damiano, estaba, podía cortarle la garganta si tocaba a su luna

Los pasos del lobo se apresuraron y ya sin detenerse llegó hasta la casa y abrió la puerta con mucha fuerza, al estrellarse el sonido alertó a las dos mujeres

— ¡¡¡Miaaaaa!!!

Leonardo, se apresuró a llevarse a la jóven loba que acompañaba a su futura reina, ella gritó pero él le cubrió la boca con la mano antes de correr a ninguna parte con ella en brazos

— ¡¡¡AAAAAHHH!!!! ¡Auxilio, suelteme! — Evelyn, se había llevado el mayor susto de su vida, podía sentir la respiración pesada de un poderoso lobo detrás de su espalda, él la tenía abrazada con ambos brazos, lo que le impedía moverse

— Ssshhhhh.... todo está bien, luna mía, por fin te he encontrado, te he buscado por cada rincón de esta tierra sin poder verte, sin poder tocarte y aspirar tu exquisito aroma, pero... por la diosa luna, estás ardiendo en fiebre

Evelyn, entonces comprendió, su pareja destinada la había encontrado, su aroma a madera fina e incienso de vainilla, golpearon su nariz, era un aroma que la envolvía en una nube de tantas sensaciones, calidez, protección, veneración, pasión, pero sobre todo, amor, aún sin conocerlo, sin haberlos visto nunca antes, ese era el poder de la unión que la diosa luna les había consedido a sus hijos, ella apenas podía estar despierta

— ¿E...eres mi pareja destinada, cierto? diosa luna, me haces sentir muchas cosas, aunque... tu aura es temible, puedo sentir lo fuerte que eres — Evy, solo podía ver los tatuados brazos que la rodeaban firmemente

— Lo soy, soy tu Alfa, tú destinado, no debes temerme, tú no, yo voy a cuidar de tí, protegerte de todo aquel que quiera hacerte daño

— ¿Quién eres? déjame verte, quiero conocerte, nunca creí que encontraría a mi pareja destinada — Evelyn, fue dándose la vuelta poco a poco, cuando pudo ver a tan endemoniadamente atractivo lobo, de hermosos ojos azules y perfil de dios griego, y cabello azabache

Del otro lado, Damiano podía ver a una hermosa mujer de largos cabellos platinados y unos bellísimos ojos Violeta, su blanca piel que ahora misma estaba sonrojada por la fiebre, le llamaba a tocarla, sus rosados labios a besarla, ella era la criatura más hermosa que jamás hubiese conocido jamás y era suya, la diosa luna la había creado para él, solo para él

— Soy, el Alfa Damiano Volkov, principe de la manada Dark Moon, dime, ¿por qué no pasaste anoche a mi despacho si estuviste en el castillo? y no trates de negarlo porque yo pude aspirar tu aroma en el jardín

Los bellos y peculiares ojos de Evy, se abrieron por completo por la sorpresa, ella se llevó las manos a los labios para no gritar, ¿acaso estaba soñando? ¿cómo podía ser su pareja destinada el futuro rey de su manada?

— ¡Por la diosa, no lo creo, deben estarme jugando una broma! por favor no juegue así conmigo — ella lo pedía como una súplica, si era una broma, era demasiado cruel

— No lo es, ¿creés que yo me prestaría a hacer algo tan bajo como eso? soy un lobo serio, uno que no te había dejado de buscar cada día

Evelyn, lo miraba fijamente, quería encontrar indicios de que le estuviera mintiendo, algo sospechoso o extraño, pero solo encontró determinación y sinceridad en el Alfa

— ¿Dime por qué no pasaste a verme? ¡ya estabas dentro de mi hogar, solo debías llegar hasta a mí! ¿qué te lo impidió?

— Yo... fuí al castillo, pero mi prima Mariana, al final me prohibió entrar a verlo, ella me amenazó con... acusarme con mi tío y maltratarme, no quería hacerla enfadar ni recibir más golpes

— ¡Esos miserables! ¿cómo se atrevieron a ponerte las manos encima? ¡los haré pagar por todo el daño que te han hecho, te lo prometo! — el príncipe, pudo ver las humildes ropas que su luna llevaba puestas, en cambio la señorita de la familia portaba vestidos hechos a medida por la sastre de la manada, que no eran nada baratos, él deseó tomarla en sus brazos llevársela y protegerla de todos los desalmados que la habían hecho sufrir

— No, aunque no me hayan querido nunca, la familia Reiner, me ha dado techo y comida, me ayudaron cuando más necesité, no les guardo rencor

— Eso lo veremos después, por ahora tienes que venir conmigo al castillo, no tienes que volver a esa casa donde te dan tan mal trato

— Debo volver, hay algo muy importante para mí ahí, en mis cosas está guardada la única fotografía que guardo de mis padres, no puedo irme sin ella, además no es apropiado que una señorita se meta así como así a la casa de un hombre sin estar por lo menos comprometidos o casados

— Si lo que te preocupa es que te toque, no lo voy a hacer hasta que se oficie una ceremonia en dónde nos casemos, vamos mi abuela cuidará de ti mientras ese día llegue

— No, eso... no me preocupa, sé que usted tiene gustos... preferencias diferentes, otras que no son las hembras... no lo juzgo, yo solo... no me maltrate, se lo suplico — Evy, temía por todos los malos tratos físicos y emocionales que los Reiner, le habían dado, desde que llegó a su residencia

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