Capítulo 35

Constanza llegó a casa, observó en el mueble el bolso de su hija.

—¿Laurita? 

Los jóvenes se separaron de golpe al escuchar la voz de ella.

— ¡Dios mío Ignacio! ¡Es mi mamá! —Exclamó con nerviosismo—. Nos va a descubrir —pronunció temblando, del susto la joven que no encontraba su ropa.

— ¡Laurita tranquila! —exclamó él—. Somos adultos, desde ahora en adelante eres mi mujer, yo voy a dar la cara por ti.

El corazón de la chica se paralizó de emoción por contados segundos. «Eres mi mujer Laura Hernández» resopló en la mente de la joven, no pudo evitar abrazarlo y besarlo, ya no importaba si los descubrían, ellos se amaban y eso era lo importante.

Conny se dirigía a la habitaci

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