Ambas caminaban con dirección a los baños del centro comercial, sin embargo, Laura empezó a sentir que le faltaba el aire, su corazón latía muy rápido y todo le daba vueltas, se tuvo que sostener de Kate.
—¿Estás bien? —preguntó la chica preocupada.
—Me falta el aire, siento que me voy a desmayar.
— ¡Laurita! —exclamó Katherine.
Laura se observó en uno de los espejos del centro comercial le sangraba la nariz, las piernas le temblaban y el dolor en su vientre era cada vez más fuerte, hasta que todo se puso oscuro a su alrededor.
— ¡Laurita!, ¡Laurita! —exclamó Kate con angustia. — ¡Por favor reacciona! ¡Alguien que me ayude! —gritó, y colocó la cabeza de Laurita, en sus piernas, sacó un pañuelo facial de su bolso, con la una mano intentó contener la hemorragia nasal de su amiga y con la otra trataba de marcar el número de Fernando.
— ¡Contesta por
Una situación complicada para Laura e Ignacio. ¿Qué sucederá? ¿Qué estará pasando con Kate? ¿Será que descubrieron algo en sus exámenes? No olviden comentar.
Ignacio lloraba abrazado a sus piernas en uno de los fríos pasillos del hospital, para él era muy duro asimilar la noticia de la enfermedad de Laura, por lo que, necesitaba conocer más sobre el tema, saber que ella y su bebé iban a estar bien. Se puso de pie y fue hasta el consultorio del doctor Jones, golpeó la puerta.—Adelante —escuchó en la gruesa voz del médico. Enseguida Ignacio apareció.—Buenas noches. ¿Puedo hablar con usted? —preguntó al especialista, quién observó con preocupación el semblante descompuesto de Ignacio.—Si claro, pasa y siéntate muchacho.El galeno hizo una señal con su mano para que el joven se sentara frente a él.—Doctor Jones, yo necesito saber la verdad sobre la enfermedad de Laurita. Por favor.
Horas interminables de espera empezaron a correr con lentitud. Todos se veían cansados, preocupados, sin embargo, no abandonaban el barco, estaban junto a Laura e Ignacio, en ese duro momento. Cerca de la media noche, el médico apareció con noticias.—El procedimiento salió bien —comentó. Ignacio suspiró pensando que con eso su novia iba a mejorar—. Sin embargo, los niveles de plaquetas de Laura no suben estamos suministrando medicamentos esperamos una reacción favorable —explicó el médico.— ¿Entonces sigue grave? —preguntó Nacho, a punto de enloquecer de angustia, tristeza, dolor.—Lamentablemente, si Ignacio, nosotros estamos haciendo todo lo posible, el resto ya depende de Dios.En ese momento el jovencito quien siempre había sido creyente renegó de Dios; le p
En la habitación que habían dispuesto para Laura en el hospital. Ariadna, se encargaba de arreglar a la joven; con ayuda de Conny, y de las enfermeras, se colocó un sencillo vestido blanco, en corte princesa, con delicada pedrería en la parte superior, su hermoso cabello castaño lo llevaba suelto y su cabeza iba adornada de una corona de flores artificiales blancas. «Si me voy a morir, quiero hacerlo sabiendo que me casé con el amor de mi vida» pensó Laurita, en su mente. —¡Pareces una princesa, mi niña! —exclamó Conny. —Debo estar fatal mamá. Ariadna le pasó un espejo, a pesar de su condición no se veía tan mal, ella la había maquillado de manera delicada, tratando de disimular su palidez y las ojeras del rostro de su futura nuera. —Nachito se va a emocionar mucho cuando te vea —sollozó Ary. — ¿Señora Ariadna a usted no le impor
El escenario en aquel cuarto de hospital era devastador. Ignacio, no quería separarse del cuerpo de Laura, el médico se acercó y le puso la mano en el hombro.—Muchacho debes retirarte, necesitamos desconectar a Laura. No tiene sentido que sigas aquí —aconsejó.—Un minuto más se lo ruego. Déjeme despedirme — suplicó el joven desolado.— ¡Laurita por favor despiértate! ¡Te lo imploro despierta mi amor! —exclamó llorando.El dolor estaba enloqueciendo a Ignacio, tanto así que tuvo la impresión de haber visto una luz muy brillante en la habitación como si fuera la silueta de una mujer; el jovencito sacudió su cabeza, de repente sintió que su esposa, tomó su mano.Nacho pensó que era algún reflejo; pero lo
Kate palideció, y su corazón bombeó con fuerza.— ¿Qué cosa? —preguntó poniéndose de pie, angustiada—. No doctora esos resultados deben estar mal.—Estos análisis nunca se equivocan, pero si tienes dudas ven para examinarte —aconsejó Ana Cristina.Kate observó a Tefa con el semblante descompuesto, no sabía qué hacer en ese momento. La joven Grimaldi le aconsejó que hiciera caso lo que decía su tía, es así que Kate se dirigió al biombo, se quitó la ropa y luego subió a la camilla.Ana Cristina le solicitó que respirara profundo mientras introducía el transductor en el interior del útero de Katherine. La doctora observaba en la pantalla.— ¿Qué ves tía? &iq
«Después de tanto esfuerzo, por fin mi sueño se va a hacer realidad» dijo en su mente, mientras colgaba la llamada y observaba a Kate acercarse a él acompañada de Tefa. Fernando, apenas tuvo a su novia en frente la abrazó emocionado. —Ya sé que me extrañas y no puedes vivir sin mí. Pero no creo merecer tal recibimiento —expresó ella sonriendo y disimulando su nerviosismo. —¡Kate, no sabes lo que acaba de pasar! —exclamó feliz —Si no me dices no tengo idea —respondió con curiosidad. —Me llamó el señor Alonzo Grimaldi, estoy en la lista de preseleccionados para formar parte del FBI —expuso Fernando, muy emocionado volviendo a abrazar a su novia—. Tengo una entrevista, debo preparar unos documentos. ¿Te das cuenta Kate?, desde que tú estás en mi vida me has traído tantas alegrías. Ella se emocionó al escucharlo hablar así estaba muy feliz por é
Al día siguiente. La ciudad de New York, amaneció con un sol brillante, el agente García, después de su largo entretenimiento, se bañó y arregló para acudir a su trabajo en casa de su amada Katherine. Subió a su auto: «One more night by Phil Collins» empezó a sonar. Conducía cantando la canción, contento, de repente su celular vibró: Era un mensaje de Kate, diciendo que lo esperaba en su habitación. Fernando sonrió y pensó que era referente a la sorpresa que ella le tenía; claro que se le hizo extraño que lo invitara a pasar estando su padre en casa; supuso que Damián había salido temprano, y conociendo a Kate, todo era posible con ella. Fernando llegó a la mansión saludó a sus compañeros de trabajo, sin ser visto subió hasta la habitación de su novia, golpeó la puerta, nadie le contestó, giró la perrilla y se le llevó la desagradab
Katherine se sentó en la fría banqueta al exterior de su mansión, gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas, mantenía una de sus manos en su vientre, aferrándose al pequeño ser que ahora llevaba en su interior. Su mente se hallaba nublada de los enmarañados recuerdos de minutos atrás en donde los dos hombres que debían amarla y protegerla, la habían destruido. De Damián no se sorprendía en lo absoluto. Pero gracias a Fernando su corazón terminó por hacerse añicos. Su guardaespaldas no solo se había convertido en el hombre que la resguardaba de los peligros de mundo exterior, sino también la había ayudado a pegar las piezas rotas que el desamor y los maltratos de su padre le causaron. Sin embargo, Fernando García se convirtió en su verdugo. La juzgó, humilló, y se marchó como un energúmeno, odiándola. —Todos los hombres son iguales —susurró bajito—. Espero seas niña —comentó acariciando su abdomen aún plano. Inclinó su rostro