Al día siguiente los señores Grimaldi junto con su hijo pasaron por Laura al orfanato, para llevarla a la clínica y que el médico les explicara sobre el tratamiento.
En el auto Ignacio le hablaba sobre los trámites que debía realizar Laura para aplicar a la beca. Los padres del chico escuchaban atentos los planes que ambos tenían a futuro.
Ariadna, tenía todas sus esperanzas puestas en el tratamiento, porque si no funcionaba la vida de Laura corría peligro al no tener familia.
Llegaron a la clínica: Ignacio y Laura caminaban tomados de la mano por los pasillos, sin imaginar que la vida les tenía una dura prueba, enseguida ingresaron al consultorio del doctor Jones, quien les explico que el tratamiento consistía en ejecutarse transfusiones de plaquetas para contrarrestar la disminución de los glóbulos rojos, blancos y h
Laurita sonriendo emocionada ingresó al apartamento en el que ahora vivía con Constanza, acompañada de la mano de Ignacio.—Es un sueño, mi amor —expresó caminando hacia los enormes ventanales—. Nunca imaginé vivir en un lugar como este —mencionó.Ignacio la abrazó por la cintura y recargo su cabeza en el hombro de ella.—Te mereces esto y más —susurró a su oído.Laura giró y se perdió en la azulada mirada de su chico, con sus brazos rodeó el cuello del joven.—Te amo —expresó suspirando.—Yo más —respondió él.Enseguida sus bocas se unieron en un tierno beso, pero a medida que transcurría el tiempo se fue volviendo exigente, e
Ariadna, con la preocupación a cuestas se dirigió a la parroquia, necesitaba conversar con su amigo y confidente desde hacía años: el Padre Fausto, quien en ese momento se encontraba en su despacho, atendiendo a unos feligreses.La señora Grimaldi, se sentó a esperar que el sacerdote estuviera libre, exhaló un suspiro y cruzó sus brazos, mientras meditaba si hacía lo correcto ocultando la enfermedad de Laura, a ella y a su hijo.Cuando las personas salieron. Ariadna colgó su bolso en el hombro e ingresó a la oficina del sacerdote.—Padre Fausto buenos días —saludó la mirada llena de preocupación.—¡Ariadna hija! —exclamó el sacerdote con sorpresa. La señora Grimaldi, no acostumbraba a ir en horas de la mañana al centro comunitario, no había ido el
Constanza llegó a casa, observó en el mueble el bolso de su hija.—¿Laurita?Los jóvenes se separaron de golpe al escuchar la voz de ella.— ¡Dios mío Ignacio! ¡Es mi mamá! —Exclamó con nerviosismo—. Nos va a descubrir —pronunció temblando, del susto la joven que no encontraba su ropa.— ¡Laurita tranquila! —exclamó él—. Somos adultos, desde ahora en adelante eres mi mujer, yo voy a dar la cara por ti.El corazón de la chica se paralizó de emoción por contados segundos. «Eres mi mujer Laura Hernández» resopló en la mente de la joven, no pudo evitar abrazarlo y besarlo, ya no importaba si los descubrían, ellos se amaban y eso era lo importante.Conny se dirigía a la habitaci
En uno de los enormes rascacielos de Manhattan, un misterioso hombre recibía una llamada telefónica.—Todo salió como usted ordenó señor —afirmó la gruesa voz de un individuo al otro lado de la línea—. Tenemos a la señorita.El caballero sonrió para su interior.—Ya saben lo que tienen que hacer —ordenó aquel hombre de aspecto pulcro e impecable, de mirada recia, ojos azules, piel blanca.—Sí señor como usted ordene. —Colgó la llamada el individuo que hablaba por teléfono con el acaudalado hombre de negocios.Se sentó en su gran sillón de cuero y sonrió con malicia, sacó de uno de sus cajones una fotografía, la mirada pura y sincera de la mujer de la foto evocó en él viejos recuerdos, entonces
Kate aprovechó el momento de confusión para correr y refugiarse lejos de esos hombres. El que estaba sin su revolver levantó las manos, los otros dos fingieron que se rendían; uno de ellos lanzó un tiro en contra del agente García, quién con sus buenos reflejos pudo esquivar la bala. —¡Cúbrete Kate! —exclamó Fernando, mientras una verdadera batalla campal se formaba en el lugar. El agente García, tras un muro trataba de esquivar las balas y también se defendía del ataque. Necesitaba refuerzos y estos tardaban en entrar, además se estaba quedando sin balas. — ¡Maldita sea! —bufó Fernando. Realizó sus últimos disparos, logrando que una de las armas de aquellos hombres saliera volando. Kate, cubría su cuerpo tras un viejo tanque metálico, en ese momento el miedo se apoderó de ella, al ver como esos hombres arremetían en contra de Fernando, eran tres versus uno. El arma cay
Los ojos de la chica se cristalizaron y sus labios temblaron, sin embargo, respiró profundo y se dirigió a él. —En las condiciones en las que estás, yo no pienso hablar, ni decir nada Fernando. —¡Kate!... ¿Por qué haces las cosas tan difíciles entre nosotros? —preguntó desalmado ante ella. — ¿Nosotros? —cuestionó arrugando el ceño—, eso no existe, si más no recuerdo fuiste tú el que manifestó que no tenía claro sus sentimientos —afirmó Kate, con el corazón adolorido—. Yo también podría pensar que para ti solo fui un experimento. ¿Dime Fernando que descubriste? «¡Diablos Kate no preguntes eso!» Dijo en su mente el agente. —Estoy esperando una respuesta Fernando. ¿Declárame que descubriste?, ¿Por qué entras a mi habitación como un ladrón a expresarme un montón de estupideces sin sentido? —inquirió Kate molesta. Se levantó y abrió la puerta—. Haz el favor de irte y d
Semanas después.Los chicos con sus respectivas parejas organizaron un viaje a la playa.Laura y Tefa, no podían creer que Kate y Fernando, ya fueran novios.—Me parece increíble todo lo que me cuentas. Estoy tan feliz por ti y Fernando —expresó Laura. Ambas se abrazaron y alistaron para salir a la playa donde los muchachos las esperaban.— ¿Se van a quedar todo el día contándose las porquerías que hacen con sus novios? —recriminó Tefa molesta.Kate y Laura se empezaron a reír.—¿Por qué estas de mal genio Tefa? —preguntaron ambas muchachas.—No es eso. —Suspiró—. Estoy triste, Leo se va con su mamá a Colombia —comentó con aflicción
En el otro lado de la playa Leo con Fernando entonaban otra canción:«A dónde vas by Juan Fernando Velasco» empezó a sonar:—Quién eres tú, que renuncias a sufrir, rechazas los problemas como un techo a la lluvia, a dónde vas, no puedes escapar, drogarse es desarmarse ante esta guerra de locos...Aquella canción provocó que Kate, recordara una de las peores épocas de su vida, cuando cometió el error de haber consumido anfetaminas; por suerte reaccionó a tiempo y no se convirtió en una adicción; sin embargo, era un tema que prefería no comentar con nadie.— ¿Alguno de ustedes ha ingerido drogas? —preguntó Tefa.La respuesta de Fernando y Leo, era evidente; ellos jamás habían consumido ningún tipo de esas sustancias.