Capítulo 22

Kate observaba a la familia Grimaldi, lo afectuosos que eran entre ellos, todo era muy distinto a lo que ella vivía, era evidente el amor que sentían unos por otros.

«¡Cómo me hubiera gustado tener una familia así!» exclamó Kate, en su mente; claro que se sentía tranquila, al ver que Ignacio, y Laura, no la juzgaron por lo que hizo su prima.

—Buenas noches, hija —saludó el padre Fausto—. Te fuiste sin despedirte de la fiesta —advirtió observándola con atención. 

Kate se ruborizó, sintió vergüenza con el sacerdote por haberse ido de esa manera de su celebración. 

—Hola, tuve una emergencia —balbuceó. 

El religioso a pesar de que ella había cubierto con maquillaje el moreton de la mañana, notó

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