¿Ustedes también confiarían en Bastiaan? Coméntame...
═∘◦✧◦∘═Cara observaba la ciudad mientras iba de camino a la estación de policía. No se merecía aquello, le reprochó a la vida. Todos sus sueños se habían esfumado, todas sus esperanzas se marchitaron. Sin embargo; se preguntó en ese instante qué debía hacer. Estaba entre la indecisión de quedarse callada o entregar las fotos que tenía de Walter con su amante o hacerle frente a la situación. «¿Por qué debo actuar como cobarde?», se cuestionó. Nunca lo fue, incluso cuando sus padres murieron. Jonas prácticamente era un bebé y ella estaba entrando a la adolescencia. Se fueron a vivir con su abuela; y aunque su familia era muy pequeña, se sentía bendecida. Walter, en un tiempo, fue para ella el príncipe azul con su armadura reluciente. Nunca la abandonó, nunca la dejó atrás. Hasta hacía unos meses, en los cuales él había cambiado completamente. Pensó que la falla era por parte de ella, que le estaba exigiendo demasiado. Tal vez su necesidad de formar una familia, un hogar. Lo había ago
═∘◦✧◦∘═—¿Qué quiere decir? —Neo formuló la pregunta con los ojos estrechados hacia el hombre—. Ingresa a un hospital una mujer que fue encontrada en la calle. Golpeada, que tuvo que ser operada de emergencia, estuvo en coma inducido, y que cuando despierta la intentan matar —apretó los dientes—. Y ningún oficial de policía se acercó al lugar para investigar el suceso. El uniformado abrió mucho los ojos, porque el abogado tenía un punto. —Entiendo, y tiene usted toda la razón —se encogió de hombros—, porque ese debió ser el procedimiento. Neo pudo notar el desconcierto en el hombre, se calmó un poco. Se notaba que no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando con Cara, quizá sería de alguna ayuda. —Esa ineficiencia se tratará más adelante —habló de manera pausada, y comenzó a revisar en su maletín para sacar un documento—. Aquí tiene formalmente la denuncia de mi representada, en contra de Walter Johnson, contiene los informes médicos de manera detallada. Una mujer con la piel ch
═∘◦✧◦∘═—Espero que no me estés mintiendo —sacó su teléfono celular del bolsillo del pantalón, rebuscó en la galería y le mostró a Cara una foto—, porque si no tu hermanito, será quien pagará las consecuencias —le tocó la punta de la nariz con el dedo índice, y por último le guiñó el ojo—. Ahora estás advertida, mi querida Cara Wanke. Después de decir aquello, guardó el aparato de nuevo y salió de la sala sin mirarla.Cuando sintió el golpe de la puerta, Cara se permitió que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Puso los codos en la orilla de la mesa, para cubrir su rostro, que todavía ardía por el maltrato, ya que le había golpeado sobre los otros golpes que estaban amarillentos.La puerta se abrió de golpe, y el oficial que fue por ella al hospital y la llevó a la estación apareció. —¿Qué ha sucedido? —le preguntó, acercándose de manera inmediata a ella— ¿Cómo vino a parar usted aquí?Cara lo miró un poco desorientada.—¿Cómo se le ocurre preguntarme eso? —no pudo controlarse— ¿Cr
═∘◦✧◦∘═El oficial se tardó alrededor de cuarenta y cinco minutos, la paciencia del abogado que lo acompañaba estaba llegando a su límite. Miraba de cada rato su costoso reloj en la muñeca, todo en ese hombre exudaba peligro. Para guinda de pastel, aquel perfume costoso de hombre la tenía borracha. No era justo para una simple mortal como ella, si ese iba a ser su otro ángel guardián. De manera inmediata a su mente llegó el rostro del primo de Astrid, y Leander se removió en su asiento. Esos tres hombres debería acercarse a una mujer con instrucciones de advertencia. —Ya está hecho, señorita Wanke —informó el hombre apartando los ojos del monitor de baja calidad y quitándose las gafas de leer—. Como lo expresó el demandante, los cargos fueron retirados. Cosa que me parece algo fuera de lugar, porque verdaderamente el señor Johnson debería pagar por lo que le hizo. ¿Cómo podía Cara explicarle que no podía hacer eso?—Eso quiere decir que ya puedo irme, ¿verdad? —dijo en voz baja. —E
═∘◦✧◦∘═—La verdad que no tengo nada en el refrigerador —les informó Astrid, con gesto inocente. —No es que la cocina sea lo tuyo —Leander disfrutaba haciéndola enojar.—Yo creo que si no te gusta la atención aquí, tienes suficiente dinero como para irte a un hotel —espetó Astrid.—¡Por favor! —Bastiaan les llamó la atención—. Pidamos algo para comer y listo, ya después se resuelve —miró a Cara para preguntarle: —¿Alguna indicación del médico con la comida?—No, hasta ahora —respondió. —Entonces pide la comida —miró serio a Leander—, deberían de dejar de comportarse como adolescentes. Guio a Cara hasta el sofá, pues la notaba fatigada. —¿Te sientes bien?—Sí, lo estoy. Algo en Bastiaan la agitaba y más cuando se quitó la chaqueta de cuero y la dejó en uno de los sofás. Su mente quedó en blanco al ver que debajo de la manga derecha de su camiseta, se escondía un tatuaje. Se mordió el labio para que la pizca de dolor la espabilara un poco, porque estaba en trance, sus manos picaban
═∘◦✧◦∘═—Astrid…Cara se quejó levantándose con un poco de esfuerzo del sofá, y de manera inmediata Bastiaan la ayudó. De nuevo sus miradas quedaron fijas por especie de unos segundos.—Tienes que entender, cariño que ya no estás sola, tienes a la familia Karagiannis tendiéndote la mano, y puede ser tu familia… si quieres. Sabía que las palabras de Astrid eran sinceras, por eso no dudó en acercarse a ella y darle un abrazo.—De verdad, nunca me cansaré de darte las gracias. Las dos se fueron comentando cosas de chicas, no pasaron dos minutos cuando se abrió la puerta, y un Neo algo desconcertado hizo acto de presencia. Se había quitado el saco, la camisa estaba por fuera, las mangas de su camisa dobladas hasta los codos y los dos primeros botones desabrochados. Bastiaan y Leander lo miraban en silencio, esperando que por sí solo y les hiciera saber lo qué estaba ocurriendo. —Todo se está complicando más de la cuenta, creo que necesito un trago.Fue lo que dijo el recién llegado, pa
═∘◦✧◦∘═Los suaves rayos del sol que se filtraban por los vidrios de la ventana, acariciaron con su calidez el rostro de Cara para despertarla. Dio una larga respiración, mientras se estiraba lentamente sin abrir los ojos todavía, la noche anterior fue un poco extraña. Porque aunque estaba claro de que no pertenecía a la familia de Astrid, se sentía cómoda con ellos. Algo que jamás ocurrió con los padres de Walter, su mamá era muy religiosa y siempre les recordaba que vivían en pecado por mudarse juntos, sin haberse casado. En cuanto a su padre, un militar retirado que era tan exigente que no le permitía ningún tipo de error a su propio hijo. A veces se preguntaba si el hombre era tan perfecto que no tenía fallas, pero ahora se moriría por ver su rostro tan tieso como un palo si se enterara de la vida sexual de su hijo. Sintió unos suaves pasos, y cuando la puerta se abrió suavemente. Pero se puso el brazo sobre la frente, iba a disfrutar un rato más de la comodidad de aquel colchón
═∘◦✧◦∘═Cara se sintió decepcionada, ya que por un momento pensó que Bastiaan les acompañaría por unos días más. Se terminó de acomodar en la mesa y se sirvió una taza de café, quizás se le despejaría la mente y pensaría con total claridad. «¿Cómo pude pretender que un hombre como Bastiaan Karagiannis detenga su agenda de trabajo por mí?»Se reprochó, el sentirse por un momento importante para él. —Es la verdad, sabes que él es asfixiante —replicó Astrid. Cara volvió a la realidad, sabía perfectamente que se estaba refiriendo a Leander. Por más que su amiga quisiera ocultarlo, era obvio que sentía algo más que amistad de infancia. Él lo demostraba, sin importarle el que dirán, y solo por eso a ella le caía muy bien. —Si tú lo dices… Neo se encogió de hombros, tomando un trago de su café y sin mirarla. Esa clase de camaradería era lo que extrañaba, de esa manera se comportaban a la hora de comer su abuela, Jonas y ella. A pesar de que él era menor, y siempre lo vería como el niño