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═∘◦✧◦∘═—Espero que no me estés mintiendo —sacó su teléfono celular del bolsillo del pantalón, rebuscó en la galería y le mostró a Cara una foto—, porque si no tu hermanito, será quien pagará las consecuencias —le tocó la punta de la nariz con el dedo índice, y por último le guiñó el ojo—. Ahora estás advertida, mi querida Cara Wanke. Después de decir aquello, guardó el aparato de nuevo y salió de la sala sin mirarla.Cuando sintió el golpe de la puerta, Cara se permitió que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Puso los codos en la orilla de la mesa, para cubrir su rostro, que todavía ardía por el maltrato, ya que le había golpeado sobre los otros golpes que estaban amarillentos.La puerta se abrió de golpe, y el oficial que fue por ella al hospital y la llevó a la estación apareció. —¿Qué ha sucedido? —le preguntó, acercándose de manera inmediata a ella— ¿Cómo vino a parar usted aquí?Cara lo miró un poco desorientada.—¿Cómo se le ocurre preguntarme eso? —no pudo controlarse— ¿Cr
═∘◦✧◦∘═El oficial se tardó alrededor de cuarenta y cinco minutos, la paciencia del abogado que lo acompañaba estaba llegando a su límite. Miraba de cada rato su costoso reloj en la muñeca, todo en ese hombre exudaba peligro. Para guinda de pastel, aquel perfume costoso de hombre la tenía borracha. No era justo para una simple mortal como ella, si ese iba a ser su otro ángel guardián. De manera inmediata a su mente llegó el rostro del primo de Astrid, y Leander se removió en su asiento. Esos tres hombres debería acercarse a una mujer con instrucciones de advertencia. —Ya está hecho, señorita Wanke —informó el hombre apartando los ojos del monitor de baja calidad y quitándose las gafas de leer—. Como lo expresó el demandante, los cargos fueron retirados. Cosa que me parece algo fuera de lugar, porque verdaderamente el señor Johnson debería pagar por lo que le hizo. ¿Cómo podía Cara explicarle que no podía hacer eso?—Eso quiere decir que ya puedo irme, ¿verdad? —dijo en voz baja. —E
═∘◦✧◦∘═—La verdad que no tengo nada en el refrigerador —les informó Astrid, con gesto inocente. —No es que la cocina sea lo tuyo —Leander disfrutaba haciéndola enojar.—Yo creo que si no te gusta la atención aquí, tienes suficiente dinero como para irte a un hotel —espetó Astrid.—¡Por favor! —Bastiaan les llamó la atención—. Pidamos algo para comer y listo, ya después se resuelve —miró a Cara para preguntarle: —¿Alguna indicación del médico con la comida?—No, hasta ahora —respondió. —Entonces pide la comida —miró serio a Leander—, deberían de dejar de comportarse como adolescentes. Guio a Cara hasta el sofá, pues la notaba fatigada. —¿Te sientes bien?—Sí, lo estoy. Algo en Bastiaan la agitaba y más cuando se quitó la chaqueta de cuero y la dejó en uno de los sofás. Su mente quedó en blanco al ver que debajo de la manga derecha de su camiseta, se escondía un tatuaje. Se mordió el labio para que la pizca de dolor la espabilara un poco, porque estaba en trance, sus manos picaban
═∘◦✧◦∘═—Astrid…Cara se quejó levantándose con un poco de esfuerzo del sofá, y de manera inmediata Bastiaan la ayudó. De nuevo sus miradas quedaron fijas por especie de unos segundos.—Tienes que entender, cariño que ya no estás sola, tienes a la familia Karagiannis tendiéndote la mano, y puede ser tu familia… si quieres. Sabía que las palabras de Astrid eran sinceras, por eso no dudó en acercarse a ella y darle un abrazo.—De verdad, nunca me cansaré de darte las gracias. Las dos se fueron comentando cosas de chicas, no pasaron dos minutos cuando se abrió la puerta, y un Neo algo desconcertado hizo acto de presencia. Se había quitado el saco, la camisa estaba por fuera, las mangas de su camisa dobladas hasta los codos y los dos primeros botones desabrochados. Bastiaan y Leander lo miraban en silencio, esperando que por sí solo y les hiciera saber lo qué estaba ocurriendo. —Todo se está complicando más de la cuenta, creo que necesito un trago.Fue lo que dijo el recién llegado, pa
═∘◦✧◦∘═Los suaves rayos del sol que se filtraban por los vidrios de la ventana, acariciaron con su calidez el rostro de Cara para despertarla. Dio una larga respiración, mientras se estiraba lentamente sin abrir los ojos todavía, la noche anterior fue un poco extraña. Porque aunque estaba claro de que no pertenecía a la familia de Astrid, se sentía cómoda con ellos. Algo que jamás ocurrió con los padres de Walter, su mamá era muy religiosa y siempre les recordaba que vivían en pecado por mudarse juntos, sin haberse casado. En cuanto a su padre, un militar retirado que era tan exigente que no le permitía ningún tipo de error a su propio hijo. A veces se preguntaba si el hombre era tan perfecto que no tenía fallas, pero ahora se moriría por ver su rostro tan tieso como un palo si se enterara de la vida sexual de su hijo. Sintió unos suaves pasos, y cuando la puerta se abrió suavemente. Pero se puso el brazo sobre la frente, iba a disfrutar un rato más de la comodidad de aquel colchón
═∘◦✧◦∘═Cara se sintió decepcionada, ya que por un momento pensó que Bastiaan les acompañaría por unos días más. Se terminó de acomodar en la mesa y se sirvió una taza de café, quizás se le despejaría la mente y pensaría con total claridad. «¿Cómo pude pretender que un hombre como Bastiaan Karagiannis detenga su agenda de trabajo por mí?»Se reprochó, el sentirse por un momento importante para él. —Es la verdad, sabes que él es asfixiante —replicó Astrid. Cara volvió a la realidad, sabía perfectamente que se estaba refiriendo a Leander. Por más que su amiga quisiera ocultarlo, era obvio que sentía algo más que amistad de infancia. Él lo demostraba, sin importarle el que dirán, y solo por eso a ella le caía muy bien. —Si tú lo dices… Neo se encogió de hombros, tomando un trago de su café y sin mirarla. Esa clase de camaradería era lo que extrañaba, de esa manera se comportaban a la hora de comer su abuela, Jonas y ella. A pesar de que él era menor, y siempre lo vería como el niño
═∘◦✧◦∘═—¡Te amo! —exclamó acercándose a ella para besarla. Ella en ese momento sintió asco, se levantó de golpe y lo miró como si estuviera completamente loco.—Tú no estás bien, no puedes decirme tal estupidez después de todo lo que me has hecho pasar —lo miró dolida.—Cara…—Recuerdo el día que me dejaste que no querías tener una familia conmigo, parece que olvidaste esa parte —le acusó—. Pero yo no, permitiste que ese hombre entrara en nuestras vidas, casi me matas a golpes y luego en el hospital —estrechó los ojos hacia él—. Lo que sea que quieras obtener de mí, la respuesta es no. Tomó los zapatos en la mano, y se preparaba para irse. —Nunca más te vuelvas a acercar a mí… nunca… —alzó la barbilla gritando—. Si no haces lo que te pido, le diré a todo el mundo tu secreto. Y esta vez no me va a importar si me matas o no, porque lo haría con gusto. Aprovechó que Walter quedó aturdido con aquellas palabras, y estaban en un lugar público para prácticamente salir lo más rápido que s
═∘◦✧◦∘═En el instante en que Neo llamó a Bastiaan para contarle lo que había pasado, la furia emergió en su cuerpo como una tormenta. Quiso en ese instante dejarlo todo y correr hasta donde Cara se encontraba, pero le era imposible por el momento. Estaba proponiendo una fusión al dueño de una cadena de hoteles que tenía una sucursal en Mónaco, y llevaba más de dos meses tratando de persuadir al hombre, no podía dejar pasar la oportunidad tan fácilmente. Sin embargo; quedó conforme con el reporte que Neo había conseguido. Solo para estar seguro, le pidió que buscara información de todo lo sucedido en el tiempo en que Cara puso un pie en el centro comercial, hasta que aquel vehículo trató de arrollarla. Neo le dio la grabación para que viera por sí mismo. Muy claramente se demostró a través de las cámaras de seguridad de la tienda que Walter fue en busca de Cara. Era obvio que mantuvieron una breve conversación, y en el minuto en que observó que él trató de besarla sintió una emoció