Gracias por llegar hasta aquí....
═∘◦✧◦∘═—¡Te amo! —exclamó acercándose a ella para besarla. Ella en ese momento sintió asco, se levantó de golpe y lo miró como si estuviera completamente loco.—Tú no estás bien, no puedes decirme tal estupidez después de todo lo que me has hecho pasar —lo miró dolida.—Cara…—Recuerdo el día que me dejaste que no querías tener una familia conmigo, parece que olvidaste esa parte —le acusó—. Pero yo no, permitiste que ese hombre entrara en nuestras vidas, casi me matas a golpes y luego en el hospital —estrechó los ojos hacia él—. Lo que sea que quieras obtener de mí, la respuesta es no. Tomó los zapatos en la mano, y se preparaba para irse. —Nunca más te vuelvas a acercar a mí… nunca… —alzó la barbilla gritando—. Si no haces lo que te pido, le diré a todo el mundo tu secreto. Y esta vez no me va a importar si me matas o no, porque lo haría con gusto. Aprovechó que Walter quedó aturdido con aquellas palabras, y estaban en un lugar público para prácticamente salir lo más rápido que s
═∘◦✧◦∘═En el instante en que Neo llamó a Bastiaan para contarle lo que había pasado, la furia emergió en su cuerpo como una tormenta. Quiso en ese instante dejarlo todo y correr hasta donde Cara se encontraba, pero le era imposible por el momento. Estaba proponiendo una fusión al dueño de una cadena de hoteles que tenía una sucursal en Mónaco, y llevaba más de dos meses tratando de persuadir al hombre, no podía dejar pasar la oportunidad tan fácilmente. Sin embargo; quedó conforme con el reporte que Neo había conseguido. Solo para estar seguro, le pidió que buscara información de todo lo sucedido en el tiempo en que Cara puso un pie en el centro comercial, hasta que aquel vehículo trató de arrollarla. Neo le dio la grabación para que viera por sí mismo. Muy claramente se demostró a través de las cámaras de seguridad de la tienda que Walter fue en busca de Cara. Era obvio que mantuvieron una breve conversación, y en el minuto en que observó que él trató de besarla sintió una emoció
═∘◦✧◦∘═Cara abrió los ojos de golpe, y lo primero que vio fue el techo blanco de la habitación que ocupaba. Despertaba luego de una larga siesta causada por el medicamento que le suministró Astrid. Aunque su mente estaba relajada, su cuerpo todavía se mantenía en un estado de alerta. Porque era consiente de que todavía el peligro la acechaba. Dio una respiración profunda, y se preguntó cuantas veces iba a salvarse de la muerte. «¡Todo por tu m*****a negación, Walter!», pensó apretando los dientes. Tampoco era justo que la familia de Astrid tuviera que vivir aquel episodio, sintió en ese momento que estaba abusando de ellos. No quería causarles más inconvenientes, buscó su teléfono celular que estaba en la mesita de noche. Chasqueó los dientes al recordar que toda su documentación importante estaba en el apartamento que había compartido con Walter. Se incorporó de manera lenta, para sentarse en la cama y que de esa forma el aporreo que todavía tenía en el cuerpo no le reclamara. Agr
═∘◦✧◦∘═Bastiaan había despejado su agenda, y solo le quedaba una última reunión para ir de manera inmediata a Brooksprings. Aunque Neo le dio todos los detalles acerca del suceso, quería comprobar que Cara estaba sana y salva con sus propios ojos. El vuelo solo duraba cuarenta minutos, pero todavía se encontraba escuchando a uno de sus empleados exponiendo una gráfica de proyecciones de ingresos. Los cuales solo quería corroborar, ya que él ya tenía los resultados desde hacía un día. Pero el hombre se estaba tardando más de la cuenta, y comenzaba a incomodarse. Su teléfono celular comenzó a vibrar encima de la mesa de juntas, lo que le pareció extraño, porque se trataba de un número desconocido, y el código de área era de Grecia. Anteriormente, apagaba el aparato cuando entraba a una junta, pero desde la muerte de su padre se deshizo de esa costumbre. Lamentablemente, se había enterado de que Cosmo Karagiannis falleció dos horas después que había terminado su reunión. Todo por dar e
═∘◦✧◦∘═Era un día hermoso con el sol radiante en lo alto del cielo, el cielo claro. Al igual que las nubes tan blancas como algodones. Sentía la mirada de Bastiaan a lo lejos como un cazador a su presa. Cara sonrió para sus adentros, era un cazador, cazado. No lo había visto por más de siete días, lo suficiente para aceptar que lo extrañaba más de la cuenta, y que eso solo tenía un nombre: atracción.Por más que se había regañado, por pensar tal cosa. Lo había aceptado, pero como saber si él sentía lo mismo. Bastiaan era un hombre de mundo, ella apenas estaba descubriendo el lado oscuro de las personas. ¿Estaría confundiendo su cercanía?Ya no se preocupa por Walter, cada quien tenía lo que merecía. Y estaba muy segura de que ella se había ganado muchas cosas buenas a pulso. Era el momento perfecto para reclamar su premio. Tenía puesto un bikini blanco, su piel estaba bronceada. Gracias al delicioso clima del Mediterráneo, y en ese momento estaba jugando con el cazador, a que no sabía
═∘◦✧◦∘═«¡¿Qué demonios pasó?!»Se preguntó Bastiaan, sin repuesta alguna. Mientras permitía que el agua fría en la pequeña ducha del avión le despejara la mente. El cansancio se había apoderado de él, al punto de dormir prácticamente todo el viaje, solo faltaban noventa minutos para llegar a Atenas. Estaba descansado, sí. Pero también muy excitado, quizás como no lo había estado en mucho tiempo. Todo se debía a que se había despertado con una erección, producto de un sueño que había tenido con Cara, en el cual casi tenían sexo en su casa en Grecia. «¡Esto no puede seguir así!»Si no hubiese sido, porque en ese momento pasaron por una turbulencia. Se hubiese corrido ahí mismo, apretó los dientes. Se sintió como un adolescente, porque no tenía esa clase de sueños húmedos desde que tenía dieciséis años. Tuvo que levantarse de manera rápida e ir a su habitación, para que los empleados no lo vieran en ese estado, eso sería una total vergüenza para él. Lo peor fue que al cerrar la puert
═∘◦✧◦∘═Cara no podía mirar a los ojos a su amiga, a pesar de que ya habían pasado algunos días, de aquel sueño en tercera dimensión que había tenido con Bastiaan. Cada vez que lo recordaba crecía en ella un calor que le hacía palpitar el vientre. Sentía vergüenza de que aquello se le reflejara en el rostro. Dio un suspiro mientras miraba por el gran ventanal de la habitación que ocupaba, aunque era muy cómoda, no le pertenecía. Por más que Leander, Neo y Astrid le hicieran sentir que tenía un lugar con ellos. En ese momento entendió a su hermano, pues era muy difícil estar con esa incertidumbre. Sobre todo a los catorce años, porque esa era la edad que tenía Jonas cuando su abuela murió. Al menos Walter y su amante no la había molestado más, eso para ella ya era una ventaja. Todavía se preguntaba si era cierto que sabía en donde estaba su hermano. Jonas era muy astuto, y muy malicioso. Por tanto; no creía que estuviera con malas compañías. Su corazón le decía que eso no era posible
═∘◦✧◦∘═—¿De verdad tienes que volver? La pregunta salió de la boca de Minerva con un toque de tristeza, mientras una de las chicas de le acomodaba la almohada en su gran cama. Apenas el día anterior había salido del hospital, aunque estaba de muy buen humor, todavía estaba convaleciente. —Sí, mamá —dijo Bastiaan con un suspiro—. Tengo que regresar a América, hay asuntos pendientes muy importantes para la empresa que he dejado a un lado por estar aquí contigo.Lo miró con un deje dolor, puesto que sus palabras se escucharon como si ella fuera un estorbo. Pero su hijo sabía que solo era la manipulación obrando en ella, ya que siempre le recordaba que la empresa era prioritaria. —Bash, solo han pasado tres semanas desde el accidente —hizo una pausa y continuó mirándolo de manera dolida —¿En algún momento te has puesto a pensar que yo también necesito de mi hijo? No te pido que seas devoto a mí, pero sí que de vez en cuando me des atención. Él la miró haciendo un gesto con la boca, p