═∘◦✧◦∘═Un mes después…Bastiaan estaba poniendo el reloj en su muñeca, para luego salir de su habitación de la casa de Grecia, su madre lo miraba desde el marco con los brazos cruzados.—Ya cumpliste tu palabra, ya te vas, ¿no es así?—¡Por favor, mamá! —con los dedos se acarició el tabique, un gesto que hacía cuando estaba a punto de perder la paciencia—. Te dije que me quedaría un mes, cuando en realidad me he quedado casi dos meses.—Entiendo, pero esta es tu casa, y te vas prácticamente corriendo. Como si alguien te hubiera echado. Él se detuvo por unos segundo y tomó una respiración profunda, no quería hacer enfadar a su madre. Los exámenes que le habían hecho arrojaban un pequeño aneurisma que obstaculizaba una arteria y provocaba la poca oxigenación del cerebro. El doctor le indicó que su parte cognoscitiva podía verse afectada de manera inmediata y la parte motora con un poco de descoordinación. A eso t
═∘◦✧◦∘═Cara se encontraba en el salón de clases, aunque al principio se había sentido un poco desconcertada por no tener fluidez en el idioma italiano al conversarlo, se le hizo sencillo escribirlo. Ya que había pasado dos años utilizando una aplicación en su teléfono celular, había aprendido un poco de manera autodidacta. Agradeció por la presencia de Rafaela, una joven italiana que también estaba en clases con ella. Ella se había encargado de ayudarla en todo lo que necesitaba, incluso le consiguió un pequeño apartamento muy cerca de la zona universitaria y por un precio que para Cara fue imposible de rechazar. Estaba centrada en lo que quería y hacia donde iba, su sueño era alguna vez poder administrar su propio negocio. Inter diario se comunicaba con Astrid, y le recordaba que volvería y que por favor en lo laboral esperara por ella. Su amiga no podía negarse a tal petición, y le dijo que no se preocupara
═∘◦✧◦∘═Después de ponerse de acuerdo con Rafaela al lugar a donde irían y la hora, pasó primero por una tienda para comprarse algo de ropa que ponerse, ya que no había llevado equipaje, y todo lo iba comprando a medida que lo necesitase. La lección aprendida en Brookspringscon su casero, le hizo pagar por adelantado la renta y eso para Cara era un alivio. Puesto que solo se preocupa por algunos gastos, mínimos. Así que podía darse de vez en cuando un gusto, aunque lo que ella quería era conocer algunos lugares específicos de Italia. Por supuesto, la curiosidad creció por las recomendaciones de Bastiaan que incluso hasta se ofreció para ser su guía turístico si se lo permitía. Luego de una hora de dar vueltas por un centro comercial buscando algo adecuado, llegó a casa. Su castillo, como ella le decía. La paz que encontraba en esas cuatro paredes, al abrir la puerta, era indescriptible. Su apartamento er
═∘◦✧◦∘═El día de Cara no pudo haber empezado peor, había tenido una discusión con su novio de toda la vida, Walter. Por cuestiones de dinero, no había pagado la renta del departamento en donde vivían, y el casero les pidió que desalojaran.—El éxito de hoy te lo debo a ti —expresó Astrid, con una sonrisa, mientras miraba su laptop y con cara de ilusión agregó: —Tenemos pedidos, para unos dos meses, esto es simplemente magnífico. En el instante en el cual Cara iba a contestarle, su teléfono celular comenzó a sonar. No tuvo necesidad de mirar el identificador de llamadas, pues sabía que era Walter. —La persona es insistente —comentó Astrid, frunciendo el ceño. —Puede ser —se encogió de hombros—, realmente no me importa mucho. Puso el aparato encima del escritorio, pero después este comenzó de nuevo a sonar. “Número desconocido”.—Diga.—Buenas tardes, señorita Wanke le habla Carlos Rodríguez. Subgeren
═∘◦✧◦∘═Bastiaan Karagiannis, se aflojó el nudo de su corbata, mientras le daba un trago a su fino whisky. Estaba agotado, había pasado el día entre vuelos y reuniones. Cuatro inversionistas querían tener negocios con él. Parecían ser buenos en lo que hacía y sobre todo estables, pero solo una de ellas no le dio buena espina. Ernesto Samper, y su impaciente asistente Walter Johnson. Este último parecía ser de las personas que no les importaba hacer cualquier cosa por dinero. Sin embargo; iba a arriesgarse, porque Soluciones y Proyectos, Inc. Era la única de todas las empresas de las que había entrevistado, que por alguna extraña razón cumplía con los requisitos y normativas que solicitaba. Además, tenía un curriculum empresarial impecable, algo que le pareció completamente sospechoso. Cerró los ojos porque en ese instante la voz por los parlantes de su avión le indicaba que despegarían en cinco minutos.
═∘◦✧◦∘═Un silencio que pareció una eternidad se hizo presente. —Raissa fue a New York de compras, le alenté a que te diera una sorpresa —soltó una risita de niña traviesa—. Espero que hayan logrado verse, me gusta que te relaciones con ella. —¡Eres única, mamá! —exclamó exasperado— ¡Entre Raissa y yo no existe ninguna relación!—Por tu tono de voz, creo que te molestó mi comentario —la mujer inquirió de manera firme—. Sabes bien que no me importa, quiero que sientes cabeza de una vez por todas, y ver corriendo a mis nietos por toda la casa. —Eso será cuando llegue el momento, y yo decidiré con quién.—No me hables en ese tono, Bash —le regañó—. Recuerda que soy tu madre, y solo quiero lo mejor para ti. La familia Vlachos, es una de las más ricas e influyentes de Grecia.—¿Y crees que eso me importa? No me trates como a un chico, soy lo suficientemente mayor como para hacer mi propio dinero. —Soy tu madre, a
═∘◦✧◦∘═Karagiannis Inc. Estaba en plena revolución, muchas personas se habían acercado a los cuatro locales de cinco metros cuadrados cada uno, lo que Astrid le llamaba pequeño. Repletos de producto para el cuidado personal, con venta al mayor y al detal. Su primo se había encargado de fuera el distribuidor exclusivo de una marca de cosméticos alemana. La inauguración era ese día a las siete de la tarde, entendía perfectamente el estrés de su amiga, porque todo dependía de la buena impresión que diera a los representantes de las cadenas más grandes de supermercado del país que había invitado, y que tenía que lograr que confiaran en ella. Incluyendo a su primo, que era el socio mayoritario, y su presencia reflejaba ante los invitados un apoyo, tanto familiar como financiero. No había visto a su jefa desde la tarde anterior, esa noche durmió en un hotel. No quiso volver al apartamento en donde vivía con Wal
═∘◦✧◦∘═—No te preocupes, es de mi cuenta personal.—Aun así, no puedo aceptarlo —Cara leyó de nuevo la cantidad—. Te lo agradezco, pero me siento como si estuviera abusando de ti.—¡No seas tonta, cariño! —le hizo señas con la mano—. Sé que no lo vas a despilfarrar. Cara, la abrazó en gesto de agradecimiento.—Prometo, que te los pagaré —se secó las lágrimas con el dorso de la mano—. Ahora, voy a casa a recoger algunas de mis cosas. Cara salió de las instalaciones de su trabajo con una sonrisa en el rostro. Miró hacia el azulado cielo.«Cara, recuerda siempre esto: Cuando se cierra una puerta, se abren tres ventanas».Recordó con emoción las palabras de su abuela.Cuando entró al lobby de la recepción, el casero le dio una sonrisa que le hizo fruncir el ceño. —Espero que me deje sacar algunas de mis cosas —Cara le informó antes de que el hombre ruso hablara.—No te preocupes, Cara, ya no es necesario