—¿Amarte? —Exclamó Derek aturdido con la afirmación de su esposa. —¿Crees que te amo? —Si no es amor, ¿entonces cómo explicas todo lo que sientes por mí? —Lo interrogó Ava sintiendo como él se levantaba de la cama abruptamente para alejarse de ella. —Claro que es amor Derek. No lo puedes seguir negando. —¡Deseo, atracción… curiosidad, morbo! —Vociferó—Pero no lo llames amor, no confundas venir aquí a echarte un polvo con que estar enamorado, porque no lo estoy. —¡Sí lo estás! —Replicó Ava. —Estás completamente enamorado de mí, cada parte de tu cuerpo lo sabe, pero tu cabeza no sabe cómo aceptarlo. —¡Porqué es inaceptable! —Rugió caminado de un lado a otro por la habitación—¡Jamás me permitiría a amar la hija de los asesinos de mis padres, la asesina de mi hermano! —Estás enfermo Derek, no eres una persona normal así que no te cuestiones como si lo fueras. —Contestó Ava reuniendo las fuerzas que le quedaban para enfrentarlo. — Me odias, pero también me amas. Por eso te arriesgas a
—Espero que tengas un buen motivo para citarme en medio del bosque. —Escupió Vera mirando al guardia con desprecio, el mismo que había puesto la cámara en la sala del Consejo y que parecía nervioso mientras sujetaba una tablet. —La cámara de la sala del Consejo ha grabado algo señora, algo que causaría la muerte de nuestro líder cuando todos se enteren. —Contestó el chico nervioso. —¡¿Y a qué estás esperando para enseñármelo?! —Lo apremió Vera molesta. —¡Anda, muéstrame de una vez lo que tienes ahí! —Demandó ansiosa y en el fondo hasta tenía miedo a ver lo que había en aquella tablet. El chico se acercó a ella levantando la tablet donde empezó a reproducir un vídeo… uno en el cual se veía claramente a Derek teniendo sexo con Ava y la secretaria se quedó boquiabierta. Vera estaba impactada con la imagen y le arrebató la tablet de la mano del chico para verlo bien. Ella sintió su estómago revolverse y la ira subir por sus venas llegando hasta su cabeza a punto de explotar. Quería ha
Cuando salieron de la propiedad la chica iba agarrada al brazo de Derek mientras se metían en el oscuro bosque. Ella mal podía ver por dónde iban, pero Derek parecía estar muy seguro del camino que seguían. –¿Estamos seguros aquí…no nos seguirán los guardias? –Preguntó preocupada, pensando en toda la seguridad que había en aquel lugar. –No, aquí estamos a salvo. –Respondió Derek. –La mansión está hecha para ser una cárcel, cualquiera puede entrar con facilidad…el problema está en salir de ella, pero eso ya lo sabías. – Explicó. –Me gusta llevar el enemigo a mi terreno, que se sientan confiados, que piensen que me han atrapado. –La mansión es como una trampa enorme. –Entendió Ava y Derek giró la cabeza para mirarla. –Eres el gato que atrapa a los ratones. –No, yo soy un tigre. –Afirmó con vehemencia. –Puedes estar segura de que nadie puede vernos. Las cámaras, los guardias, las trampas y los francotiradores solo están dentro de la mansión. Ava tenía el corazón latiendo a mil por
–¿Me estás pidiendo que viva un cuento de hadas a tu lado, perdida en alguna isla mientras que mis padres están llorando mi muerte? –Preguntó Ava indignada. –¿Crees qué podría ser feliz contigo sabiendo que mi familia está sufriendo? Derek bajó la cabeza con el corazón en la garganta. Él sabía que no tenía derecho a pedirle algo así, y menos después de todo el daño que había causado. –Lo siento… –¡No, lo siento no! –Vociferó Ava. –¿Así es como dices amarme…pidiendo que sea tu prisionera para siempre? –Yo no te estoy pidiendo eso Ava. –Contestó Derek con vehemencia. –Siento mucho que mi propuesta te haya ofendido, esa no era mi intención. Él sabía que era un pedido egoísta, pero su intención no era tenerla cautiva. Entonces estiró la mano intentando tocarla, pero Ava se apartó bruscamente. –Me hacen mucha falta, Derek. –Confesó Ava con los cristalizados. –Si de verdad me amas, déjame volver con mi familia. –No puedo hacerlo Ava. –Respondió con un nudo en la garganta, porque pens
La última reunión. –Habló Derek mirando una foto de sus padres en el teléfono móvil. –No dejas nada atrás Derek, estoy seguro de que será lo mejor para ti y para vuestro futuro. – Lo consoló Reich. –Mi padre se entregó a esta Organización después de la muerte de mi abuelo, y cuando asumí su lugar lo hice para proteger a mi hija y continuar con su legado. Pero ahora siento que fue la peor decisión de mi vida. Intenté por todos los medios seguir todo en lo que mi padre creía. Que había una raza superior, que realmente nuestra misión era limpiar nuestras calles y garantizar el futuro de los niños blancos y lo hice porque estaba perdido. Necesitaba aferrarme a algo para salir del estado en el que estaba y en ese momento pensaba que esa era mi única opción. Ahora entiendo que estábamos equivocados…los dos. –Confesó Derek. –Hace tiempo tenía que haber desaparecido con mi hija y creo que si hubiera convencido a Otto de venir conmigo ahora mi hermano estaría vivo. Pero también le fallé al a
Había pasado una semana desde el intento de huida de Ava y desde ese entonces la mansión parecía un cementerio. Reagan y Ava habían intercambiado un par de palabras, y la chica intentaba mantener la buena relación que tenía con la esposa de su padre, pero era difícil amanecer cada mañana sabiendo que no volvería a ver a su mejor amigo. Ava se había dado cuenta de que el guardia que la había golpeado por órdenes de Vera desapareció un día, y no tenía que pensar mucho para saber que debía obra de su esposo, pues Derek le había asegurado que cualquiera volviera a tocarla pagaría con su vida. Derek por su lado se certificaba de ir al hospital donde estaba Sasha cuando Alice lo llamó para avisarle de lo ocurrido y cada vez que iba se daba cuenta de que Víktor Torosyan no apartaba la mirada de él, y el mafioso tenía sus motivos para sospechar. Todas las heridas de Sasha eran sin duda resultado de un accidente de auto…menos una. Víktor se dio cuenta de que su ahijado tenía una herida en
Cansado, frustrado, cargando un odio dentro del pecho que seguramente terminaría provocándole un cáncer, eso era lo que sentía Edgar Anderson mientras se dirigía a la mansión que algún día perteneció a su odioso hermano mayor Edward. Edward había logrado realizar todos sus sueños mientras que Edgar solo observaba desde las sombras, para ser más exacto desde la sombra de su hermano. Pero Edward estaba muerto y aún así Edgar tuvo que limitarse a vivir de migajas. Durante un tiempo empezó a ganar algo de respeto dentro del Klan, un lugar suyo…solo para él, hasta que el hijo mayor de su hermano decidió regresar un día y quitarle todo otra vez, de la misma manera que Edward lo había hecho. Edgar pensó que por lo menos su hermano lo trataba con el debido respeto, pero Derek jamás lo había hecho y si no fueran suficiente todas las humillaciones que tuvo que soportar de su sobrino durante años, también tuvo que recibir sus golpes callado y hasta se había quedado ciego de un ojo y perdió un
Derek seleccionaba con cariño el armamento que utilizaría aquel día. Tenía un enorme arsenal en la mansión que para él eran sus joyas de la corona y le aliviaba saber que estarían a buen recaudo dentro de un cuarto hecho entero de hormigón, sus bebés estarían a salvo y algo más, el libro de rituales del Klan que también había decidido guardar junto con sus armas. A muchos les pesaría la conciencia tomar una decisión tan radical, pero lo cierto es que a Derek no le importaba lo que estaba a punto de provocar. Le destrozaba el alma fallar a la promesa que le había hecho a sus padres y el futuro del lugar que había sido su hogar, donde había sido feliz en su niñez. Pero por otro lado él sentía la erección pulsando dentro de su pantalón y el escozor en sus manos que deseaban arrebatar una vida, aún más después de lo que le habían obligado a hacer. ¡joder, para Derek matar eran tan bueno como el sexo y estaba deseando ver el desespero de sus víctimas, los gritos y el pánico reflejado en s