Las relaciones y Callie son mezclas heterogéneas
El otoño estaba próximo en la ciudad, por lo que la mañana se encontraba un poco más fresca de lo normal. Callie y su falso prometido se adentraron a la cafetería, donde se ubicaron en una mesa cerca de la ventana, entre conversaciones banales y observaciones a las personas que caminaban apresuradas por las aceras.
Kira se acomodó debajo de la mesa, mirando atentamente los movimientos de la calle y la recepción.
—Gracias por haberme ayudado hace unos minutos. Puede que pienses que estoy loca, pero realmente no lo estoy... —se rió— no tanto.
—¿Por qué estarías loca? ¿No hay nada de malo en presentar a un desconocido como tú prometido? Puede llegar a ser la nueva modalidad de los tiempos. —Callie no paso por alto su expresión burlona, por lo que ambos terminaron riéndose de sus tonterías.
—¡No te burles!
—Está bien, no lo haré. Pero al fin de cuentas puede ser que ambos seamos un poco locos. —Grant le guiño un ojo, tomando un sorbo de café negro.
—Podría ser de cualquier manera. —concordó—. Pero enserio, gracias por hacerlo. —Callie desvío la mirada a la ventana—. Me prometí a mí misma no convertirme, ni rebajarme al mismo nivel que esos dos. —sonrió distraídamente—. Pero aquí estamos.
—¿Puedo preguntar algo? —exclamó Grant.
—En otro lugar y tiempo, diría que no. —negó con su cabeza—. Pero dime, te has ganado el derecho.
—¿Por ser tú prometido?
—Por ayudarme. —respondió, tomando un sorbo de su bebida.
—¿Cuál es tu historia con ellos? Si realmente no te molesta hablar de ello. —enfatizo, dejando que ella decidiera si deseaba contestar su pregunta.
Callie le miró a través de sus pestañas sin parpadear por varios segundos. Por lo que después de tomar un largo sorbo de su mocca, puso sus antebrazos sobre la fría mesa, dispuesta a responder.
—Ginny fue mi compañera en la universidad, solíamos tener algunas clases juntas y además de eso nuestras habitaciones estaban en el mismo piso. —Callie se encogió de hombros—. Me preguntó cómo pude ser amiga de una persona como ella durante tanto tiempo, pero creo que en ese entonces me sentía abandonada, y creo que por eso sentí una conexión con ella. —suspiró—. Los estudiantes de primer año debían permanecer en los dormitorios del campus, lo cual Ginny nunca hizo, fui su confidente y a cambio de eso me dejó quedarme con ella en un elegante apartamento que su padre había comprado. —hizo una pausa para tomar de su bebida—. Por otra parte, cuando conocí a Fred, las cosas no marchaban de la manera en que esperaba. Mi vida giraba en torno a mi carrera, y dejé de prestarle atención a mi relación.
—¿Estaban en la misma zona? —A este punto, Grant estaba absorto en la historia, a sabiendas de lo que vendría.
Callie asintió. —Estábamos todos en la misma universidad, aunque por diferentes motivos y especialidades. —aclaro su garganta—. Fred y Ginny estaban en la misma situación, cursaban la universidad por una obligación y por no tener nada mejor que hacer. Supongo que era un requisito para heredar sus fondos o algo así, realmente nunca entendí el juego de los niños ricos.
—Hum, supongo que ese punto es cierto. —manifestó Grant, con un toque de indiferencia.
—Estaba dispuesta a casarme con él. —frotó sus sienes—. Aunque ahora pienso que fue una decisión sumamente estúpida. Fred era dulce y cariñoso a su manera.
—¿A su manera?
—Sí. No fue hasta después de encontrar a Ginny y Fred en el apartamento, que me di cuenta que me mantuvo en secreto. Es decir, de todos los años que pase junto a él, jamás me presentó a su familia, o con sus amigos, que básicamente era su segunda familia.
—Se escucha bastante mal.
—Definitivamente es malísimo. —sonrió—. La peor parte es que era como si quisieran que los descubriera. —encogió sus hombros—. Quiero decir, estaban en el apartamento donde me alojaba, justo en el momento en el que sabían que llegaría. No existe una coincidencia para eso.
—Solo que sus cabezas sean tan huecas como para no darse cuenta.
—Puede ser. —sacudió su cabeza—. Sin duda, fue lo mejor que pudo suceder. Hubiera sido peor casarme con él y descubrirlos más tarde.
—Las cosas suceden por algo. Aunque debo decir que lamento escuchar eso. —preguntó, sin dejar de mirarla—. ¿Qué hacías en la convivencia? ¿Qué hacían ellos allí?
—Mencionaron algo sobre representar a sus padres, pero no les creo nada de eso. Creo que sabían que podría estar allí... ya sabes, cazar a su presa. Puesto que piensan que sufro de depresión por verlos juntos.
—¿Es así?
Callie soltó un bufido. —¡Claro que no! Por mí pueden casarse y seguir soltando veneno. Pero Ginny cree sentirse superior por conseguirlo, han pasado años desde lo ocurrido y se van a casar pronto. Probablemente siente la necesidad de restregármelo en cada oportunidad que tiene, puesto que siempre tiene algo para contar sobre su perfecta y envidiable relación.
—No lo creo de ese modo. —manifestó Grant—. La cuidad es bastante grande como para chocarse en una pequeña caridad, una tarde de domingo. Sería un poco obsesivo contar con tantos detalles a la vez.
—Talvez. —musitó—. Trabajo para Blackstone industries, por lo que muchos de sus empleados estaban en el evento de voluntarios o mostrando su apoyo a la causa.
—¿Estabas de voluntaria?
—Para nada. Mi trabajo consume la mayoría de mi tiempo, además Kira es suficiente para mí. Estaba en ese lugar para ser vista por los grandes.
—¿Vista por los grandes? Suena raro.
—Puede que sea raro. Lo que pasa es que soy gerente de ventas en la empresa. Y por el momento estoy participando para ganar el puesto de vicepresidenta de la misma, por lo cual se debe elaborar algunas propuestas. —explico, terminando de tomar su mocca—. Pensé que no estarías de más dar buena impresión en un lugar como ese. —admitió.
—Me gusta que seas directa. —exclamó Grant esbozando una sonrisa.
—Tiene sus ventajas serlo. Además de ser una buena oportunidad para que Kira se pasee libremente.
—Bien pensado. —alabó—. Pero volviendo al tema central. ¿Me dices que estabas en ese evento para impresionar a tus jefes?
—Sí y no. —respondió con un encogimiento—. Lo hice para ser más reconocida, y cosas así... Pero no creo que mi jefe estuviera presente en un pequeño evento como eso.
—¿Por qué piensas eso? —interrogó curioso.
—Mi jefe es rico. —chasqueo su lengua—. Asquerosamente rico. Por lo que, tipos como él no necesitan mostrarse en un evento, puesto que ni siquiera lo hace en su empresa. —comentó, frunciendo sus cejas—. Lo imagino arrogando su dinero por doquier, por qué mi jefe hace este tipo de cosas. Todavía me sorprende que haya patrocinado un evento como este. Aunque pudo haber arrojado un cheque sin ni siquiera saber de qué trata.
—Por tus comentarios parece un imbécil.
—Créeme, lo es.
No tenia de eso.
Contigo Grant coloco ambos brazos sobre la mesa. —O talvez no, quizá si le guste participar en eventos como este. Ese lugar hace maravillas y puede que no sea tan malo. —Hombres defendiendo hombres. —Callie soltó una risita—. La fundación es asombrosa. Pero él no. Nunca faltan noticias suyas en los programas de chismes. Rubias, morenas, diferentes estilos para cada noche. Un hombre que seguramente estudio para recibir su fondo fiduciario y luego heredó una empresa. —Eso es muy detallado e interesante. —inquirió pensativo—. Si es así como lo piensas, asumo que él no estaba allí hoy. ¿Pero será parte de los que eligen... ehh, a la persona que ocupará el cargo? Sería bastante amigable conocerlo antes de definir su personalidad. —No es así. En todos los años que llevo en Blackstone industries, jamás se ha cruzado por su oficina. Dudo que tenga una, o talvez, por ser el presidente de la empresa. —Supongo que tienes un buen punto. —increpo, centrando su mirada en un joven que llevaba e
La cruda realidadCallie y los inicios de semana podían no ser compatibles, pero de cierto modo, su amiga Amber se las ingeniaba para arreglar su aspecto moribundo. Su cabello castaño estaba más ondulado que de costumbre, mientras que él maquillaje y sus efectivos poderes, lograban eliminar las densas bolsas oscuras debajo de sus ojos. Como una típica mañana de lunes, Amber dejo a su amiga frente al imponente edificio de Blackstone industries. Cómo parte del engaño, su amiga no colocaba la calcomanía de Uber hasta estar lo suficiente retirada de la zona, con el fin de mantener la fachada que Callie quería mantener en su trabajo.Con dos cafés adquiridos en una pequeña cafetería a pocos metros, se adentró más allá de las cristalinas puertas, para hacer la primera parada con una de sus personas favoritas: Juliet, la recepcionista.Juliet era una sencilla y humilde joven que había ingresado hace más de un año, con la esperanza de ascender cuando sea el momento adecuado. Por lo Callie en
¿Mi prometido es mi jefe?Las horas habían marchado rápidamente, al igual a la reunión, finalmente Callie y su equipo podían respirar tranquilamente.En equipo se encontraban recogiendo las cosas sobrantes para que todos pudieran volver a sus labores cotidianas. Justo cuando el elevador sonó captando la atención de todo el personal.Pero a Callie, le llamo más la atención los susurros cerca de ella, que el hombre de aspecto alto, de piel bronceada e impotente que caminaba hacia la sala de juntas.¿Quién es él?¿Qué hace aquí?No puedo creer que sea él.¿Cómo es posible?Es de ensueño.Callie no tuvo más remedio que mirar hacia la puerta, pero cuando lo hizo, sintió su pecho hundirse.Era él.Grant, el hombre que bajó del ascensor, era el que le había seguido el juego y las mentiras en el parque.Por su mente paso que el tipo era un acosador de alto nivel, del tipo horroroso y espeluznante. ¿Cómo se atrevía a presentarse aquí? Se encontraba con su equipo. Además, ¿Cómo demonios habían
Callie podía sentir que se encontraba en una superficie suave y acolchada, a diferencia del duro suelo en el que había caído antes de perder la conciencia. Aún con los ojos cerrados, distinguió como algo quisquilloso era pasado por su nariz, junto con otra sustancia que no era alcohol, pero lo suficientemente fuerte como para sacarla de su trance. Súbitamente, sus ojos se abrieron y se sentó con tanta rapidez que Grant no tuvo un reflejo para quitar su mano a tiempo. —¡Auch! —jadeó Callie de manera adormilada, llevando una de sus manos al puente de su nariz. —Lo siento, me tomaste por sorpresa. —manifestó Grant, dándole un poco de espacio. ¿Dónde carajos estoy? Se preguntó, teniendo breves flashes diciéndole a su jefe que era un loco acosador y psicópata. —Graham Blackstone. —murmuró para sí misma. Lo había arruinado todo, pensaba, maldiciendo en sus adentros por no haber cerrado la boca cuando le convenía. El día que decidía sacar sus pensamientos, era el día en que ocurría un
Reflexionando sobre las últimas 72 horas, Callie caminaba de un lado a otro por su oficina. Lo más probable es que formará un denso agujero en el piso con sus altos zapatos, pero por el momento, lo que ocupaba su mente, era más grande que eso. Sabía que su vida estaba llena de pequeñas fachadas, pero está última, lograba ponerla a prueba. Nunca se sintió mal por las cosas que hacía, sin embargo, tenía episodios de cansancio y frustración, que no eran tan frecuentes en su vida. Sabía que ya no podría evadir a Grant y la cena. Pudo haberse excusado diciendo que estaba con un dolor de cabeza, que realmente era una verdad a medias, por qué el golpe que había sufrido había sido bastante fuerte. Sin embargo, esta vez no tendría escapatoria.No paraba de pensar sobre que podía ponerse ¿Algo casual? ¿Elegante? Y lo más importante ¿Era una cita real? Negó con la cabeza, la forma en la que lo pidió se sintió tan real, que su mente se tendía a olvidar que solo era temporal, que Grant estaba en
—Blackstone es un hombre con suerte. —Juliet levantó su pulgar indicándole lo impresionante que se veía.—Te ves hermosa. —halagó Antonio.—Gracias. —Callie sonrió un poco tímida por los cumplidos. No se sentía cómoda con ellos, pero al parecer, hoy era el día en que sus conocidos los usarían.Eran más de la seis de la tarde, por lo que, Blackstone industries lucía sumido en el silencio, justo como las tardes de los martes.Agradecía un poco de que no hubiera tantos trabajadores, aunque sabía que se miraba bonita. No podía evitar sentirse insegura acerca de su nueva apariencia, a sabiendas de que los trajes de oficina son su zona de confort.Pero, sobre todo, se sentía nerviosa de lo que Grant dijera sobre su apariencia.Juliet señalo los ascensores. —Hubo una entrega mientras estabas afuera. Cerré la puerta y lo dejé en tu escritorio... —Juliet guiñó un ojo— disfruta.—Está bien, subiré a guardar estas cosas y le echaré un vistazo. Llevaba consigo más cosas de las que necesitaba par
—¡Mira a quienes tenemos aquí! —Ginny y su usual tono chillón, estaba amenazando en convertir su agradable cena en un fiasco—. ¿Cuáles son las probabilidades de toparse con ustedes? ¿Dos veces en la misma semana? Cuando nunca lo hemos hecho antes... ¡Es extraño y un poco raro!—Estoy de acuerdo. —concordó Callie en un murmullo, maldiciendo su mala suerte. —Es una grata coincidencia. —expresó Grant con una gran sonrisa—. Por lo general solemos quedarnos en casa. Ya saben... las cosas privadas de pareja. —insinuó, acariciando la mano Callie sobre la mesa. Con el pulgar, delineó el anillo de piedra fina, a sabiendas de que avecinaba la mirada de Ginny sobre la costosa joya. Ginny sonrió de manera maliciosa, primero daría una lucha, antes de ser derrotada. —¡Eso es casi como nuestros planes!. —se llevó la mano al pecho—. Preferimos estar en casa, en vez de salir, pero todo el mundo está en nuestra contra. ¡Siempre quieren invitarnos a todo! —la mirada de Ginny se dirigió al resplandecie
—¡Suelta todo! —Joey saltó sobre ella al momento en que abrió la puerta de su pequeño y viejo apartamento.Amber cerró su puerta con una patada, riéndose de las actitudes sofocantes y curiosas de la maquillista. Callie sentía que faltaba poco para que la puerta se derrumbara contra ellas, sabía que dentro de poco podría haber un derrumbe en el edificio.Y todo, por culpa de Amber. A duras penas y el edificio se mantenía en pie.—No hay nada que contar.—¡¿Cómo que no hay nada que contar?! —exclamó Amber caminando detrás de ellas.—Despertarás a los vecinos con tus gritos. —regaño Callie, frunciendo el entrecejo.—¿Bromas, ¿verdad? Nosotras somos tus ÚNICAS vecinas de este piso en ruinas. —Joey colocó la mano en una de las paredes, aspiró una larga bocanada de aire antes de soplar contra el desgastado tabique, se sacudió antes de girar ante la mirada de su loca amiga y recatada hermana—. ¿Qué? Agradezcamos al menos que es resistente al aire.—No ayudas, Joe. —Amber volvió a mirar a Cal