Contigo
Grant coloco ambos brazos sobre la mesa. —O talvez no, quizá si le guste participar en eventos como este. Ese lugar hace maravillas y puede que no sea tan malo.
—Hombres defendiendo hombres. —Callie soltó una risita—. La fundación es asombrosa. Pero él no. Nunca faltan noticias suyas en los programas de chismes. Rubias, morenas, diferentes estilos para cada noche. Un hombre que seguramente estudio para recibir su fondo fiduciario y luego heredó una empresa.
—Eso es muy detallado e interesante. —inquirió pensativo—. Si es así como lo piensas, asumo que él no estaba allí hoy. ¿Pero será parte de los que eligen... ehh, a la persona que ocupará el cargo? Sería bastante amigable conocerlo antes de definir su personalidad.
—No es así. En todos los años que llevo en Blackstone industries, jamás se ha cruzado por su oficina. Dudo que tenga una, o talvez, por ser el presidente de la empresa.
—Supongo que tienes un buen punto. —increpo, centrando su mirada en un joven que llevaba en su camiseta la estampilla de la fundación, y en su mano la correa que cargaba a una perra pastor alemán.
Grant se levantó antes de que el chico se acercará, disculpándose brevemente con Callie. Intercambiaron algunas palabras con el chico, y Grant se dispuso a tomar la correa y caminar hacia la mesa.
—¿Tienes un perro? —interrogo Callie, mirando a la perra acomodarse junto a Kira en el suelo.
—Conny pertenece a una de mis primas, tuvo que irse de imprevisto y le pidió a uno de los voluntarios que me la trajera para cuidarla.
—Es muy bonita. —exclamo estirando su mano para tocar su cabeza.
—Si. Mi prima se la pasa inscribiéndola en concursos.
Callie se rió divertida al observar el brillante collar en el cuello de Conny, sin duda, su dueña parecía tener ciertos gustos para su perra.
—¡Aww! Eres una hermosa modelo canina. —apartó su mano para acariciar a Kira, y luego volvió a enderezarse en su lugar.
El celular de Grant hizo un incontrolable pitido, señal de que tenía que marcharse.
—Al parecer me espera una reunión en 30 minutos. —comentó apagando su teléfono—. Tengo que irme.
—Claro, Grant. Fue un gusto conocerte. —Callie se levantó para despedirse adecuadamente.
—Ehh... Entonces, la fiesta del compromiso...
Grant se vio interrumpido cuando Callie recogió la correa de Kira con una larga exhalación.
—No te preocupes por eso, en unos días les escribiré que hicimos lo que pudimos, pero nuestras agendas siguen ocupadas.
—¿Segura? —Grant sacudió su cabeza—. ¿Qué te parece si nos reunimos de nuevo para un trago?
Está vez, Callie se erguía de manera más firme y retrocedió algunos pasos, como si estuviera temerosa de alguien, o más bien, de algo. A pesar de que Grant noto las señales, se quedó callado. Era obvio que ella en cuestiones amorosas, había salido lastimada, muchas veces.
—Lo siento si te di otro tipo de pensamiento, Grant. —sacudió su cabeza—. Las relaciones amorosas no encajan en mi mundo, por ahora estoy concentrada exclusivamente con mi trabajo. Por lo que entenderás, no busco una relación. —aclaró su garganta, por qué sentía que su voz se había tornado mordaz.
—Comprendo. —Grant asintió suavemente—. Entonces, talvez nos veamos por ahí.
—Por supuesto, las coincidencias se dan mucho hoy en día. —Callie más relajada, se atrevió a guiñarle un ojo—. ¡Dios! Tengo que irme, mi transporte ya está aquí. ¡Gracias de nuevo!
Ella tomó su bolso para depositar algunos billetes sobre la mesa antes de irse, tomo la correa de Kira, y juntas se encaminaron hasta un auto de color azul parqueado al otro extremo de la calle.
Callie se dispuso a entrar al auto, no sin antes darle una mirada con sus ojos esmeraldas, junto con una sonrisa en demasía. Pasados algunos segundos de haber desaparecido el auto de la calle, Grant dejo algunos billetes y se encaminó con Conny de regreso a su hogar.
Con la mente y el corazón centrados en una sola persona.
*****
—¿Cómo estuvo tu día? —Callie no pudo evitar preguntar a su chófer, mientras parqueaba frente a un antiguo edificio.
—Intermedio. —respondió Amber, abriendo la puerta del conductor—. Aunque no puedo decir lo mismo de ti.
—Ni que me lo digas. Mis ex estuvieron presentes.
—¿Fred Jones y su Daphne falsa? —Callie soltó una carcajada al recordar la serie con la que su amiga comparaba a Ginny y Fred: Scooby-Doo. Si buscasen a alguien con buena imaginación, esa sería Amber.
Amber era una chófer de Uber, algo que le beneficiaba a Callie, puesto que evitaba que ella viajará en tren o autobús, y además de eso, vender a la compañía una buena imagen.
—¿Quién era ese apuesto hombre con el que hablabas?
—¡Oh!, Solo mi prometido.
—¿¡Qué!? —Amber apareció frente a ella con una mirada llena de asombro y confusión—. ¿Cómo que tú prometido? ¿Ya te volviste loca? Que yo recuerde no querías saber de los hombres anoche.
—Es mi prometido falso. —explico—. Cómo ya te comenté, Ginny y Fred estuvieron presentes en el evento. Y creo que fue un impulso... Me preguntaron si todavía seguía soltera, creo que perdí la cordura en ese momento, puesto que tomé al primer hombre que se cruzó en mi camino, y ¡Bam! Prometido falso disponible.
Amber soltó una carcajada ante lo que su amiga le estaba describiendo.
—¿Sabes que hubiera hecho yo? —Callie negó con su cabeza, aunque sabía que no eran buenas intenciones—. Le hubiera dado un revés —hizo un ademán de cachetear al aire— partiéndole esa nariz falsa que cuesta más que nuestros salarios de un año juntas.
—Ganas no me faltan. —resoplo Callie, todavía recostada sobre el auto—. Pero la cárcel no está en mis planes por hoy. Además de que un registro como ese acabaría con mis posibilidades de ascender en mi trabajo, prefiero atacar de este modo, por qué creo que está ronda la tengo ganada.
—Si, bueno. Nadie quisiera estar entre barrotes. ¿Simplemente lo tomaste?
Callie asintió. —Básicamente me enganche de su brazo. Me arrepentí de haberlo hecho, pero a pesar de su confusión, siguió con mi mentira hasta el final.
—¿Se lo creyó la víbora?
Callie con evidente orgullo añadió:
—Se la creyó tanto que nos invitó a su boda.
—Eso va a estar de infarto, Callie. ¿Vas a ir, cierto?
—No, inventare alguna escusa y se la enviaré cuando falten una semana. Por ahora estoy concentrada en mi trabajo, y no tengo ni tiempo, ni interés en otras cosas.
—Deberías asistir. —opinó Amber—. Si me apareciera un tipo como ese, lo pondría de escaparate, para que todo el mundo tenga celos de lo que es mío. Además, necesitas una distracción para lo tensa que estás...
—¡Detente! —exclamo—. No quiero seguir escuchando sobre eso. Le diré a Ginny que Grant y yo no pudimos.
—Grant... —Amber se llevó una mano a su mentón—. Su nombre es muy sexy.
Callie soltó una risita. —No sigas...
—¿Qué? —fingió inocencia—. No he dicho nada malo.
—Pero ambas sabemos que lo ibas a decir. Mejor subamos a repasar mi proyecto, y luego me utilizas de modelo.
—Me parece la idea. ¿Pero sabes una cosa? Ese tipo Grant parece que tiene un gran...
—¡AMBER! —exclamo más fuerte de lo normal, atrayendo algunas miradas de los transeúntes.
—Corazón, chiquita. ¿Que estabas pensando que diría? Lo ví con su cachorro.
—Era de su prima.
—Gran corazón. —concluyo en un tarareo—. Era imposible no notarlo.
—No tienes remedio. —concluyó Callie soltando una interminable carcajada, pasando al lado de su amiga para entrar al edificio.
La cruda realidadCallie y los inicios de semana podían no ser compatibles, pero de cierto modo, su amiga Amber se las ingeniaba para arreglar su aspecto moribundo. Su cabello castaño estaba más ondulado que de costumbre, mientras que él maquillaje y sus efectivos poderes, lograban eliminar las densas bolsas oscuras debajo de sus ojos. Como una típica mañana de lunes, Amber dejo a su amiga frente al imponente edificio de Blackstone industries. Cómo parte del engaño, su amiga no colocaba la calcomanía de Uber hasta estar lo suficiente retirada de la zona, con el fin de mantener la fachada que Callie quería mantener en su trabajo.Con dos cafés adquiridos en una pequeña cafetería a pocos metros, se adentró más allá de las cristalinas puertas, para hacer la primera parada con una de sus personas favoritas: Juliet, la recepcionista.Juliet era una sencilla y humilde joven que había ingresado hace más de un año, con la esperanza de ascender cuando sea el momento adecuado. Por lo Callie en
¿Mi prometido es mi jefe?Las horas habían marchado rápidamente, al igual a la reunión, finalmente Callie y su equipo podían respirar tranquilamente.En equipo se encontraban recogiendo las cosas sobrantes para que todos pudieran volver a sus labores cotidianas. Justo cuando el elevador sonó captando la atención de todo el personal.Pero a Callie, le llamo más la atención los susurros cerca de ella, que el hombre de aspecto alto, de piel bronceada e impotente que caminaba hacia la sala de juntas.¿Quién es él?¿Qué hace aquí?No puedo creer que sea él.¿Cómo es posible?Es de ensueño.Callie no tuvo más remedio que mirar hacia la puerta, pero cuando lo hizo, sintió su pecho hundirse.Era él.Grant, el hombre que bajó del ascensor, era el que le había seguido el juego y las mentiras en el parque.Por su mente paso que el tipo era un acosador de alto nivel, del tipo horroroso y espeluznante. ¿Cómo se atrevía a presentarse aquí? Se encontraba con su equipo. Además, ¿Cómo demonios habían
Callie podía sentir que se encontraba en una superficie suave y acolchada, a diferencia del duro suelo en el que había caído antes de perder la conciencia. Aún con los ojos cerrados, distinguió como algo quisquilloso era pasado por su nariz, junto con otra sustancia que no era alcohol, pero lo suficientemente fuerte como para sacarla de su trance. Súbitamente, sus ojos se abrieron y se sentó con tanta rapidez que Grant no tuvo un reflejo para quitar su mano a tiempo. —¡Auch! —jadeó Callie de manera adormilada, llevando una de sus manos al puente de su nariz. —Lo siento, me tomaste por sorpresa. —manifestó Grant, dándole un poco de espacio. ¿Dónde carajos estoy? Se preguntó, teniendo breves flashes diciéndole a su jefe que era un loco acosador y psicópata. —Graham Blackstone. —murmuró para sí misma. Lo había arruinado todo, pensaba, maldiciendo en sus adentros por no haber cerrado la boca cuando le convenía. El día que decidía sacar sus pensamientos, era el día en que ocurría un
Reflexionando sobre las últimas 72 horas, Callie caminaba de un lado a otro por su oficina. Lo más probable es que formará un denso agujero en el piso con sus altos zapatos, pero por el momento, lo que ocupaba su mente, era más grande que eso. Sabía que su vida estaba llena de pequeñas fachadas, pero está última, lograba ponerla a prueba. Nunca se sintió mal por las cosas que hacía, sin embargo, tenía episodios de cansancio y frustración, que no eran tan frecuentes en su vida. Sabía que ya no podría evadir a Grant y la cena. Pudo haberse excusado diciendo que estaba con un dolor de cabeza, que realmente era una verdad a medias, por qué el golpe que había sufrido había sido bastante fuerte. Sin embargo, esta vez no tendría escapatoria.No paraba de pensar sobre que podía ponerse ¿Algo casual? ¿Elegante? Y lo más importante ¿Era una cita real? Negó con la cabeza, la forma en la que lo pidió se sintió tan real, que su mente se tendía a olvidar que solo era temporal, que Grant estaba en
—Blackstone es un hombre con suerte. —Juliet levantó su pulgar indicándole lo impresionante que se veía.—Te ves hermosa. —halagó Antonio.—Gracias. —Callie sonrió un poco tímida por los cumplidos. No se sentía cómoda con ellos, pero al parecer, hoy era el día en que sus conocidos los usarían.Eran más de la seis de la tarde, por lo que, Blackstone industries lucía sumido en el silencio, justo como las tardes de los martes.Agradecía un poco de que no hubiera tantos trabajadores, aunque sabía que se miraba bonita. No podía evitar sentirse insegura acerca de su nueva apariencia, a sabiendas de que los trajes de oficina son su zona de confort.Pero, sobre todo, se sentía nerviosa de lo que Grant dijera sobre su apariencia.Juliet señalo los ascensores. —Hubo una entrega mientras estabas afuera. Cerré la puerta y lo dejé en tu escritorio... —Juliet guiñó un ojo— disfruta.—Está bien, subiré a guardar estas cosas y le echaré un vistazo. Llevaba consigo más cosas de las que necesitaba par
—¡Mira a quienes tenemos aquí! —Ginny y su usual tono chillón, estaba amenazando en convertir su agradable cena en un fiasco—. ¿Cuáles son las probabilidades de toparse con ustedes? ¿Dos veces en la misma semana? Cuando nunca lo hemos hecho antes... ¡Es extraño y un poco raro!—Estoy de acuerdo. —concordó Callie en un murmullo, maldiciendo su mala suerte. —Es una grata coincidencia. —expresó Grant con una gran sonrisa—. Por lo general solemos quedarnos en casa. Ya saben... las cosas privadas de pareja. —insinuó, acariciando la mano Callie sobre la mesa. Con el pulgar, delineó el anillo de piedra fina, a sabiendas de que avecinaba la mirada de Ginny sobre la costosa joya. Ginny sonrió de manera maliciosa, primero daría una lucha, antes de ser derrotada. —¡Eso es casi como nuestros planes!. —se llevó la mano al pecho—. Preferimos estar en casa, en vez de salir, pero todo el mundo está en nuestra contra. ¡Siempre quieren invitarnos a todo! —la mirada de Ginny se dirigió al resplandecie
—¡Suelta todo! —Joey saltó sobre ella al momento en que abrió la puerta de su pequeño y viejo apartamento.Amber cerró su puerta con una patada, riéndose de las actitudes sofocantes y curiosas de la maquillista. Callie sentía que faltaba poco para que la puerta se derrumbara contra ellas, sabía que dentro de poco podría haber un derrumbe en el edificio.Y todo, por culpa de Amber. A duras penas y el edificio se mantenía en pie.—No hay nada que contar.—¡¿Cómo que no hay nada que contar?! —exclamó Amber caminando detrás de ellas.—Despertarás a los vecinos con tus gritos. —regaño Callie, frunciendo el entrecejo.—¿Bromas, ¿verdad? Nosotras somos tus ÚNICAS vecinas de este piso en ruinas. —Joey colocó la mano en una de las paredes, aspiró una larga bocanada de aire antes de soplar contra el desgastado tabique, se sacudió antes de girar ante la mirada de su loca amiga y recatada hermana—. ¿Qué? Agradezcamos al menos que es resistente al aire.—No ayudas, Joe. —Amber volvió a mirar a Cal
—Dos cafés medianos. —Callie alzó su voz entre el bullicio de la cafetería.—Ya está saliendo tu orden. —le respondió la cajera de la cafetería en la cual Callie se detenían todas las mañanas. Ya era una clienta fija, por lo cual no era de extrañar que su pedido fuera dado con rapidez.Esta se quedó a un lado del mostrador, observando el ajetreado movimiento de las empleadas. En pocos minutos estaba saliendo de nuevo al Uber de Amber con dirección a la empresa.—Entonces... —Amber quería obtener respuestas—. ¿No le dirás a Joey la verdad acerca de Grant? —cuestionó.Callie se quedó callada, procesando la respuesta que Amber obtendría. —Le dije que Grant y yo nos conocíamos desde hace mucho tiempo... Es mi jefe, después de todo.—¿Y el anillo?—No lo ha visto. —dijo Callie, viendo el llamativo anillo en su dedo—. Piensa que la relación es sería, y posiblemente no se sorprenda. No es la primera vez.—Creo que estoy de acuerdo en esa parte. —concordó Amber—. Pero Joey está más alerta, po