holis mis preciosos fanseses n.n/ dos caps para ustedes, porque los amo :3 nunca cambien, valen mil millones
La pantera que acampaba en mi jardín se llamaba Colin.Se presentó con cierto recelo porque tenía órdenes de no hablar conmigo o molestarme.De hecho, sentí un pinchazo de calidez al saber que solo me había enviado a sus Betas más fuertes a vigilarme porque estaba preocupado.- Nos ordenó que te diéramos tu espacio y que solo nos entrometiéramos si tratabas de usar tu auto. - Dijo mientras conducía a su manada. Seguía sin dejarme tocar el volante de MI auto, lo que era irónico. - Fuera de eso, a menos de que algo, alguien o tú misma amenazara tu seguridad, debíamos solo de ser espectadores. -¿Es por eso que dejaste que se llevaran a tu Alfa o que se acercaran los pumas a mi casa sin siquiera una advertencia? - Pregunté matándolo con la mirada.-No es así. - Dijo a la defensiva. - Me envió a que alertara a la manada, regresé y mi siguiente misión fue la de localizar a la señorita Ema. Después de eso fuí enviado a oler todo el pueblo para ver si había algún otro cambiaformas cerca. Est
Resulta que el Alfa escoria (como será conocido de ahora en adelante) era su jodido padre. Vió que había sido muy lucrativo hacer tratos con otras manadas, así que pensó que después de vender la cereza de Esteban, también podía vender la cereza de su otra hija. La escoria no empezaba y terminaba con el tipo. No, sus anteriores Betas y miembros más viejos de la manada estaban de acuerdo con la retorcida mente maestra, así que prácticamente planearon una subasta para la adolescente. Esteban y sus actuales Betas se enteraron solo porque el padre de uno de ellos llegó borracho a casa hablando sobre el dinero que les daría el Alfa cuando alguien la comprara. -La situación era urgente. Nuestro Alfa Esteban no se encontraba en ese momento en la manada ya que entró en una universidad humana. Tuvimos que correr para sacarlo de ahí y luego correr detrás del vehículo que transportaba a Ema. La habían drogado. - Dijo Devlin con voz oscura. - Los bastardos que iban acompañando el auto sol
La abuela no se andaba con rodeos. En este momento habían abarrotado la recepción del edificio con pumas. Ni siquiera sabría decir que esto era lo más surrealista que había vivido; Stella tenía la facultad de meterme en cosas aún más extrañas. -Muy bien pequeña. - Dijo la abuela tomando una de mis manos para acariciarla. - Estamos listos para tomar esa manada. -Con nuestra fuerza y las panteras que pueda aportar esta manada, estoy seguro de que terminaremos esto muy rápido. - Dijo Linden acercándose también. -Gracias por este favor, señor Linden. - Dije estirando mi mano para un apretón. Él solo me jaló en un medio abrazo. -La familia de mi caramelito es también mi familia. No seas tan formal, no es un favor así que no lo tienes que devolver. Me da gusto que no estés herida después del par de días que has tenido. Pagarán con sangre, ya lo verás. -Gracias. - Dije conmovida. - Lo aprecio. -Entonces, en marcha. Lidera el camino. - Dijo la abuela dando algunos aplausos para llamar
Llegamos al lugar y debía decir que no estaba ni un poco impresionada de su enorme granero a mitad de la nada. Tuvimos que aparcar un par de kilómetros atrás para no levantar alarmas y tener el elemento sorpresa de nuestro lado, sin embargo creo que montar sobre la espalda del señor Linden junto a la abuela el resto del camino, fue un desperdicio ya que no había un comité de bienvenida. -Descuidados pumas. - Dijo el señor Linden con desprecio. - O son muy arrogantes y piensan que nadie vendrá a atacarlos o solo son simplemente estúpidos. Yo me encogí de hombros. Ya sea una u otra razón, servía a nuestros propósitos. El señor Linden y yo mandamos a algunos gatos a que investigaran con cuidado al rededor del granero para ver si habían otras salidas o si había otro edificio que formara parte de esta "manada". No había luz ni ningún otro sonido que saliera del granero, por lo que la sitaución me provocaba una enorme desconfianza. Era una manada próspera ya que podían renuncia
Todo esto era jodidamente extraño y espeluznante. Y no me refería a las personas que comenzaron a salir de las compuertas, sino a las expresiones en sus rostros. -No creo que a nadie le importe si muere o no su Alfa. - Murmuré a Colin y él asintió. -Ni siquiera sé si nos perciben como amenaza. Avanzábamos con precaución de todas formas hasta que llegamos casi al final. Había notado que los gatos se ponían más tensos conforme nos acercábamos, pero no supe por qué hasta que lo escuché yo misma. -¡Me importa un comino que tengas la marca de alguien más! Si no te emparejas con mi hija en los próximos dos segundos, simplemente te arrancaré los miembros y te obligaré a marcarla. Eso sonaba... extremo. Y, por alguna razón, también me llenó de rabia. No había una compuerta como tal, sino que más bien el final del pasillo terminaba en una habitación enorme. Casi enseguida notaron nuestra presencia y se congelaron por dos segundos, lo que nos permitió ver la situación en gene
El señor Linden se pegó a mis talones en los siguientes minutos mientras ladraba órdenes tanto a las panteras como a sus pumas para que le informaran si alguno de ellos estaba herido de gravedad.Colin se acercó para decir que sobrevivirían, pero lo hizo con una enorme sonrisa a pesar de que su Alfa estaba en mis brazos sangrando y algo inconsciente para este punto.Yo no estaba entendiendo nada, pero lo postergué. No era mi asunto principal el que me contara cuál era el jodido chiste por el que estaba tan feliz.-¿Tienen algún médico en esta manada? - Preguntó el señor Linden a algunos pumas trajeados.-Tenemos uno. Silencio.Linden arqueó una ceja cuando no movieron sus culos peludos para ir a buscarlo o no le dijeron en dónde estaba. Ellos solo me miraron a mí como si esperaran mi permiso o alguna mierda.-¿Por qué me miran? - Dije molesta. - ¡Vayan por el jodido médico!Y solo así comenzaron a mover sus patas.La abuela se acercó y miró hacia Esteban.-Pobre chico. - Luego me mir
La chica puma resultó ser la unica hija del Alfa anterior. -Mi nombre es Alicia, Alfa. - Dijo mirando hacia el piso mientras me extendía las llaves de todos los vehículos del lugar. -Gracias, Alicia. Puedes ir con el resto de los pumas. - Dije arrojándole las llaves a Colin y al resto de las panteras. - Ustedes, tomen algún vehículo y vamos a su manada. Vi a Alicia desaparecer por el túnel y luego el sonido de un quejido captó mi atención. -Alfa. - Dijo la pantera que actualmente se encontraba llevándolo. - No se preocupe, somos nosotros, no debe moverse. Yo di los pocos pasos que nos separaban. -¡Esteban! ¡¿Estás bien?! ¡¿Necesitas algo?! -... oídos. - Gimió casi inmóvil en los brazos de una de sus panteras. -¿Qué? ¡¿Te duelen?! - Dije inclinándome sobre él para inspeccionar sus orejas. Eran bonitas. -Alfa, nuestro Alfa intenta decir que baje el volumen. Yo parpadeé. -Ah, seguro. Me aparté para que pudieran subir al auto y luego me metí en el asiento del c
Esteban. La observé salir de la habitación y suspiré. Joder, era bellísima. -¿Alfa? -Ve con ella, Colin. Eres el conductor designado hasta que vaya por ella. Asintió y abandonó la habitación después de ella. Mi manada aun se encontraba callada así que sonreí. -Bueno, supongo que ya no es un secreto. Ella es mi pareja. -¿Irá tras ella, Alfa? -Por supuesto, pero antes tenemos que tener una reunión de manada. ¿Alguien podría traerme comida? Muero de hambre. Durante la siguiente hora les hablé de todo lo que había estado pasando en los últimos meses y el cómo había terminado allí. Ellos guardaron silencio hasta que terminé. Descubrieron su cuello sumisamente. -Aceptamos a la hembra Alfa. - Dijeron todos. -Entonces, ¿Piensa cumplir con el contrato?- Preguntó una de las panteras con picardía. -Al pie de la letra. - Dije con una enorme sonrisa. - Dillón, dame un teléfono. Vamos a llamar al alcalde de cierto pueblito para comprar algunas tierras en el bosque. Des