El ruido de un cristal al romperse perturbó mi sueño. Luego escuché algo subir a toda velocidad por mi escalera.Otra cosa de cristal se había roto, pero no sabía qué era. Joder, ¿Los mapaches habían regresado? Pensé que Stella y yo los habíamos asustado la última vez con la ayuda de los osos.Aunque sin ellos, supongo que decidieron regresar y vengarse.-Pequeñas bestias inmundas. -Murmuré.Algo parecido a las garras de un perro sobre mi suelo de madera se escuchaban por sobre algunos gruñidos salvajes.Estaba un tanto confundida sobre de dónde mierda venían o quién era el dueño de esos gruñidos.Espera un segundo. ¿Gruñidos?Sonidos de desgarres y solo dios sabía qué más se escucharon directamente en mi habitación.Abrí uno de mis ojos y me encontré recostada sobre un pecho que me hacía de almohada. Quizá en circunstancias normales solo me daría un par de palmaditas en la espalda felicitándome por haber pasado la noche con un buen espécimen como éste, pero los enormes gatos a nu
La limpieza solo de mi cuarto me llevó al rededor de veinte minutos.Veinte minutos en la que me dediqué a planear cómo quitarle los pelos a cada uno de esos pumas de la forma más dolorosa posible. Se habían metido con mis pocas y valiosas posesiones.Después de que terminé de colocar en bolsas de basura los destrozos, las lágrimas comenzaron a brotar sin control.Esta era una casa llena de recuerdos. Por eso que me resistía a siquiera cambiar el color de las paredes.Mi familia aún vivía a través de ese armario, de esa lámpara, de esa ventana... y me los arrebataron. Era como si hubieran muerto de nuevo mientras yo lo presenciaba.Y a pesar de que, como bien había dicho el tipo de traje, sus asuntos no eran conmigo, no culpé de ninguna manera a Esteban. Ni siquiera lo resentí cuando simplemente se quedó en mi cama siendo espectador de la destrucción.Si era racional conmigo misma, no es como si él los hubiera llamado. O como si él tuviera problemas con los pumas porque los había busc
La pantera que acampaba en mi jardín se llamaba Colin.Se presentó con cierto recelo porque tenía órdenes de no hablar conmigo o molestarme.De hecho, sentí un pinchazo de calidez al saber que solo me había enviado a sus Betas más fuertes a vigilarme porque estaba preocupado.- Nos ordenó que te diéramos tu espacio y que solo nos entrometiéramos si tratabas de usar tu auto. - Dijo mientras conducía a su manada. Seguía sin dejarme tocar el volante de MI auto, lo que era irónico. - Fuera de eso, a menos de que algo, alguien o tú misma amenazara tu seguridad, debíamos solo de ser espectadores. -¿Es por eso que dejaste que se llevaran a tu Alfa o que se acercaran los pumas a mi casa sin siquiera una advertencia? - Pregunté matándolo con la mirada.-No es así. - Dijo a la defensiva. - Me envió a que alertara a la manada, regresé y mi siguiente misión fue la de localizar a la señorita Ema. Después de eso fuí enviado a oler todo el pueblo para ver si había algún otro cambiaformas cerca. Est
Resulta que el Alfa escoria (como será conocido de ahora en adelante) era su jodido padre. Vió que había sido muy lucrativo hacer tratos con otras manadas, así que pensó que después de vender la cereza de Esteban, también podía vender la cereza de su otra hija. La escoria no empezaba y terminaba con el tipo. No, sus anteriores Betas y miembros más viejos de la manada estaban de acuerdo con la retorcida mente maestra, así que prácticamente planearon una subasta para la adolescente. Esteban y sus actuales Betas se enteraron solo porque el padre de uno de ellos llegó borracho a casa hablando sobre el dinero que les daría el Alfa cuando alguien la comprara. -La situación era urgente. Nuestro Alfa Esteban no se encontraba en ese momento en la manada ya que entró en una universidad humana. Tuvimos que correr para sacarlo de ahí y luego correr detrás del vehículo que transportaba a Ema. La habían drogado. - Dijo Devlin con voz oscura. - Los bastardos que iban acompañando el auto sol
La abuela no se andaba con rodeos. En este momento habían abarrotado la recepción del edificio con pumas. Ni siquiera sabría decir que esto era lo más surrealista que había vivido; Stella tenía la facultad de meterme en cosas aún más extrañas. -Muy bien pequeña. - Dijo la abuela tomando una de mis manos para acariciarla. - Estamos listos para tomar esa manada. -Con nuestra fuerza y las panteras que pueda aportar esta manada, estoy seguro de que terminaremos esto muy rápido. - Dijo Linden acercándose también. -Gracias por este favor, señor Linden. - Dije estirando mi mano para un apretón. Él solo me jaló en un medio abrazo. -La familia de mi caramelito es también mi familia. No seas tan formal, no es un favor así que no lo tienes que devolver. Me da gusto que no estés herida después del par de días que has tenido. Pagarán con sangre, ya lo verás. -Gracias. - Dije conmovida. - Lo aprecio. -Entonces, en marcha. Lidera el camino. - Dijo la abuela dando algunos aplausos para llamar
Llegamos al lugar y debía decir que no estaba ni un poco impresionada de su enorme granero a mitad de la nada. Tuvimos que aparcar un par de kilómetros atrás para no levantar alarmas y tener el elemento sorpresa de nuestro lado, sin embargo creo que montar sobre la espalda del señor Linden junto a la abuela el resto del camino, fue un desperdicio ya que no había un comité de bienvenida. -Descuidados pumas. - Dijo el señor Linden con desprecio. - O son muy arrogantes y piensan que nadie vendrá a atacarlos o solo son simplemente estúpidos. Yo me encogí de hombros. Ya sea una u otra razón, servía a nuestros propósitos. El señor Linden y yo mandamos a algunos gatos a que investigaran con cuidado al rededor del granero para ver si habían otras salidas o si había otro edificio que formara parte de esta "manada". No había luz ni ningún otro sonido que saliera del granero, por lo que la sitaución me provocaba una enorme desconfianza. Era una manada próspera ya que podían renuncia
Todo esto era jodidamente extraño y espeluznante. Y no me refería a las personas que comenzaron a salir de las compuertas, sino a las expresiones en sus rostros. -No creo que a nadie le importe si muere o no su Alfa. - Murmuré a Colin y él asintió. -Ni siquiera sé si nos perciben como amenaza. Avanzábamos con precaución de todas formas hasta que llegamos casi al final. Había notado que los gatos se ponían más tensos conforme nos acercábamos, pero no supe por qué hasta que lo escuché yo misma. -¡Me importa un comino que tengas la marca de alguien más! Si no te emparejas con mi hija en los próximos dos segundos, simplemente te arrancaré los miembros y te obligaré a marcarla. Eso sonaba... extremo. Y, por alguna razón, también me llenó de rabia. No había una compuerta como tal, sino que más bien el final del pasillo terminaba en una habitación enorme. Casi enseguida notaron nuestra presencia y se congelaron por dos segundos, lo que nos permitió ver la situación en gene
El señor Linden se pegó a mis talones en los siguientes minutos mientras ladraba órdenes tanto a las panteras como a sus pumas para que le informaran si alguno de ellos estaba herido de gravedad.Colin se acercó para decir que sobrevivirían, pero lo hizo con una enorme sonrisa a pesar de que su Alfa estaba en mis brazos sangrando y algo inconsciente para este punto.Yo no estaba entendiendo nada, pero lo postergué. No era mi asunto principal el que me contara cuál era el jodido chiste por el que estaba tan feliz.-¿Tienen algún médico en esta manada? - Preguntó el señor Linden a algunos pumas trajeados.-Tenemos uno. Silencio.Linden arqueó una ceja cuando no movieron sus culos peludos para ir a buscarlo o no le dijeron en dónde estaba. Ellos solo me miraron a mí como si esperaran mi permiso o alguna mierda.-¿Por qué me miran? - Dije molesta. - ¡Vayan por el jodido médico!Y solo así comenzaron a mover sus patas.La abuela se acercó y miró hacia Esteban.-Pobre chico. - Luego me mir