Wyatt
¿Por qué todo me tiene que salir mal? ¿Por qué tengo que tener tan mala suerte en mi vida? ¿Acaso fui cagado por un mono o qué?
Cuando me postulé a esa oferta de empleo lo hice con la esperanza de al fin tener una oportunidad de demostrar todo lo que he aprendido a lo largo de mi carrera, pero no tenía ni la menor idea de que este mundo estaba plagado de locos.
Bueno, al menos esa fue la primera impresión que me dio aquel hombre extraño, de gafas grandes, piel tan pálida como la leche y vestimenta de entierro. ¿Acaso iba a algún funeral o qué? Pero eso no fue lo más extraño, sino todo lo siguiente que sucedió. Ese hombre no tuvo ningún problema en levantarme por los aires y cargarme como si me tratara de un saco de papas. De por más extraño, me asusté mucho y creí que me iba a hacer algo malo.
Pero hubiera preferido que ese hombre extraño me hiciera algo malo en lugar de dejarme a solas con esa mujer que todavía es más rara que él.
Creí que me estaban gastando una broma, pero todo mi ser se sacudió en el mismo instante en el que esa mujer de piel pálida, ojos extremadamente negros y hechizantes y labios rojos se me acercó en cuestión de segundos. No había ni parpadeado cuando ya la tenía frente a mí, examinando cada centímetro de mi cuerpo como si buscara algo en concreto o me tratara de un postre de chocolate y olfateando mi cuello como si fuese un perro.
¿Qué es esta mujer? ¿Qué clase de superpoderes tiene? No, es estúpido e ilógico que no sea humana. La ficción solo existe en los libros y en las películas, no en la vida real. Esta gente debe tener trucos de magia. Sí, debe tratarse de eso.
—¿A dónde me lleva? — pregunté por enésima vez, viendo con curiosidad y asombro el estilo interior de la mansión.
Esta mansión luce demasiado moderna por fuera, pero por dentro es como estar en un castillo antiguo, de esos que se ven en las películas. Hay candelabros esparcidos a lo largo de las paredes, iluminando tan solo un poco la densa oscuridad que hay en el lugar de manera natural. Las paredes son de piedra y dan la impresión que se están descascarando. Me aterra el túnel por el que acaba de guiarme esa mujer, es tan oscuro que apenas si puedo ver algo. Entre largos tramos hay uno que otro candelabro, pero no es suficiente para iluminar todo el túnel.
¿A dónde me lleva esta loca? ¿Qué es lo que piensa hacer conmigo? ¿En qué casa de locos estoy metido?
—No preguntes. Sigue caminando.
¿Y ahora por qué está de mal humor? Será mejor que me mantenga en silencio y no le diga nada a esa mujer tan rara, porque no dudo que sea capaz de atacarme aquí mismo.
De repente y sin que lo viera venir, mi espalda chocó contra la pared. Quedé de piedra al ver que ella estaba muy cerca de mí, con el ceño fruncido y una mirada bastante aterradora. Sus ojos negros brillaban demasiado y parecían filosos cuchillos que atravesaban mi carne y me paralizaban.
—Es mejor que mantengas tus pensamientos en tu agujero más oscuro, ¿me entiendes? — gruñó, tal cual perro rabioso—. ¡Vuelve a compararme con un pulgoso y te quiebro el cuello!
¿Acaso también tiene el poder de leer las mentes?
—Sí, y si sigues diciendo que parezco un pulgoso maloliente te mataré aquí mismo y nadie encontrará tu asqueroso cuerpo.
Tragué saliva y sentía que mis piernas en cualquier momento me iban a fallar. Esta mujer es demasiado aterradora, además de que su mirada me provoca escalofríos. Jamás había visto unos ojos tan negros y terroríficos como esos.
No dije palabra alguna, solo me limité a asentir con la cabeza mientras mi corazón latía desenfrenadamente dentro de mi pecho. No quiero terminar en la olla de esta bruja.
Su mirada llena de fastidio y frialdad hizo que mi mente se quedara en blanco. Entonces, ¿la loca con poderes sobrenaturales sí lee las mentes?
Su mano se cerró en mi cuello y la frialdad de su tacto me heló la sangre. ¡¿Cómo es posible que esté tan fría?!
Pero no fue el frío de su mano, ni el cambio de color en sus ojos por un rojo carmesí o el leve pinchazo que sentí en mi cuello de lo que, probablemente eran sus uñas clavándose en mi piel lo que me puso en alerta y me paralizó, sino esos filosos y puntiagudos colmillos que se asomaron en sus labios.
M****a, ¿qué carajos era esta mujer?
—¿Q-qué es usted? — podía sentir a mi corazón latiendo de miedo en mis oídos.
—Ya lo verás, delicia — esbozó una sonrisa ladeada, antes de aproximar su boca a mi cuello.
No podía mover un solo musculo de mi cuerpo para alejarla de mí, era como si su mirada carmesí y brillante me tuviera paralizado. Por más que me dijera a mí mismo que debía apartarla, mi cuerpo no respondía a mis mandatos. Sentía que mis brazos, mis piernas y en sí todo mi cuerpo estuviera sujeto por alguna fuerza sobrehumana. Sus largas y puntiagudas uñas sujetando mi cuello con tanta firmeza me tenía preso. No tenía escapatoria alguna. ¿Qué es lo que está pasando? Dios mío, esto no creo que se trate de trucos baratos sacados de la manga. Aquí hay algo más, algo oscuro y de por sí terrorífico. Su rostro cada vez se aproximaba más al mío y tenía la impresión de que sus colmillos crecían más y más. No podía moverme ni hablar, era como si me hubiera congelado y todo pasara a mi alrededor en cámara lenta. Sentí sus fríos colmillos en mi piel, rozando y pinchando breve la altura de mi clavícula y los latidos de mi corazón se dispararon a una velocidad inaudita. El miedo me tenía en un e
Justo como la noche anterior, ella intentó acercarse a mí para atacarme, pero una fuerza sobrenatural la detuvo en seco en el aire. Es que, si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, ni yo mismo lo creería. Esa loca había quedado congelada, totalmente rígida mientras sus ojos pasaban de ser rojos a unos negros. Parecía una marioneta que colgaba de alguna cuerda y que era manipulada por alguien. De repente, cayó al suelo con mucha fuerza y se hizo un ovillo en el suelo, sujetándose la cabeza mientras gruñía. —Lo siento, mi señora, pero estas fueron las ordenes que dejó mi Lord. —¡Maldita sea, acaba con esto! —Pasará en un momento, en cuanto se tranquilice. Me quedé en completo silencio, tratando de asimilar lo que acababa de pasar. No sé qué sean estas personas, pero normales, está muy en claro que no lo son.La hada que, en efecto terminó siendo bruja, se acercó a ella y le lanzó varias palabras en un idioma que desconocía por completo, mientras ella se retorcía y su cuerpo s
BlakeHan pasado varios días luego de haber perdido todo control de mí y mi padre parece ya no tenerme la misma confianza. Pero ¿qué puedo esperar a cambio, si no solo ha sido una vez, sino dos veces las que no pude controlarme? Aunque la segunda todo fue gracias a Lirio que no terminé probando esa sangre tan dulce y adictiva de nuevo.—No estoy seguro de irme y dejarte a ti a cargo del clan mientras esté ausente. Rompiste la regla más importante, Blake. Te dejaste llevar por el deseo y ahora tenemos que lidiar con ese humano. Además de que, muy seguramente, los otros lideres ya deben estar enterados y es cuestión de tiempo para que soliciten una reunión para darte el castigo que mereces — suspiró—. Entre todos los vampiros, ¿por qué tuvo que ser mi hija la que se descontroló?—Lo lamento mucho, padre — bajé la cabeza, avergonzada de mis actos—. Sé que fallé. Recibiré mi castigo sin oponerme.—Eres la siguiente líder. ¿Crees que esto no va a perjudicar tu posesión? Nadie va a tomar en
Aunque quise acercarme muchas veces a ese humano y deleitarme con su exquisito olor y sabor, no podía hacerlo por su propio bien. El dulce sabor de su sangre me llamaba cada día con mayor intensidad a que bebiera con gusto de ella. Su olor permanecía oculto para todos, menos para mí, que podía sentirlo como si fuera parte de mí, atravesando cada partícula de mi ser de manera violenta y extraña.Mi padre se había marchado y con ello el trabajo me había envuelto por completo, pero siempre escapaba a verlo así fueran por unos cuantos instantes. Su mirada decaída, triste y esos bonitos ojos sin esperanza alguna era lo que veía cada que bajaba al calabozo y me mantenía a una distancia considerable de él. Me gusta observarlo de lejos, escucharlo hablar solo, reír por lo irónica que es su vida y llorar por su mala suerte.No podía soportar verlo allí y no lograba entender por qué un dolor agudo se instalaba en mi pecho. Me dolía ver su soledad y su tristeza. Me dolía más que nada poder acerc
WyattMi vida cambió sin que yo me diera cuenta. Pasé de tener una vida normal a estar encerrado en un calabozo, siendo custodiado por una bruja y una vampiresa extraña. Cada día pido para poder salir de este lugar e ir a casa con mi madre, pero parece que Dios se ha olvidado de mí.Mi madre debe estar muy preocupada por mí y no es para menos, pues han sido largos días en los que no he regresado a casa. No sé cuántos días han pasado con exactitud, ya que el día y la noche estando en completa oscuridad es irrelevante, pero han de haber pasado muchísimos. Por lo menos para mí se me ha hecho toda una eternidad.No pierdo la esperanza de salir de aquí, que me digan que solo se trató de una mala broma y que me he ganado un premio millonario por mi resistencia, pero estos trucos de magia son demasiado realistas y es casi imposible que la más alta tecnología sea capaz de simular estando en vivo.No sé en qué realidad paralela estoy viviendo. A veces pienso que todo esto se trata de un sueño,
—Eres tan dulce y exquisito, ratoncito —se relamió los labios, esbozando por último una sonrisa muy bonita.Desvié la mirada, avergonzado por todo lo que hizo el otro Wyatt, porque ese que se acercó a ella y se ofreció en bandeja de plata, claramente no era yo.«¿Cómo demonios fue que tuve un orgasmo con una mordida? ¿Qué hay de mal conmigo? ¿Desde cuándo una mordida es tan estimulante hasta el punto de hacerme venir en cuestión de segundos? Necesito irme de aquí antes de que la locura me consuma de lleno».No quería soltarla y, a decir verdad, ella tampoco pretendía alejarse de mí. Me miraba con un brillo descomunal y una sonrisa muy bonita mientras se acurrucaba cada vez más en mis brazos. Ahora sí puedo asegurar y dar fe de que la vampiresa es realmente preciosa. El mismo miedo que le tenía me hizo pasar por alto su gran belleza. Esos ojos rojos acentúan su piel blanca y toda su aura oscura y tenebrosa la hacen una criatura magnífica y exótica ante mis ojos. Sus labios, un poco man
Blake—No saliste a cazar —Ambrose no me preguntó, lo aseguró, más bien, me tiró una indirecta.—Si sabes que no lo hice, ¿por qué me tiras la indirecta?—Papá se pondrá furioso. Te lo advirtió, Blake —resopló—. No quiero intervenir. Eres mi hermana y lo menos que quiero es pelear contigo.—Esta vez no fui yo la que perdió el control, fue ese dulce ratoncito el que me brindó su sangre. Y es que es tan rica que no pude negarme.—No quiero pelear, Blake, por lo que te pido que no te acerques más a ese humano.—Lo he intentado, pero no puedo, Ambrose. Él tiene algo que me llama, que me incita a permanecer cerca, a inhalar su aroma y protegerlo —sacudí la cabeza con fuerza—. Siempre está en mis pensamientos.—Lirio me lo advirtió y por eso me insistió tanto de no dejarte sola.—¿Qué te advirtió esa bruja?—¿Acaso no lo sientes? No puedo corroborar nada porque aún no encuentro a mi otra mitad, pero Lirio cree que ese humano es la tuya. ¿No te das cuenta la magnitud de ese problema? Es huma
Después de contarle todo lo que la hermana de Lirio me mostró, Ambrose se sumió en su usual silencio mientras yo trataba de entender lo que debía hacer. He pasado toda una eternidad esperando a mi pareja destinada, como para dejarla ir ahora que llegó a mí. No es normal que sea un humano y no sé si el vínculo sea igual de fuerte que el de dos vampiros. —Es la primera vez que no tengo ni la menor idea de lo que debo hacer, Ambrose. Él es un humano y mi padre se opondrá. Es más, ni siquiera sé si siente algo por mí o no. ¿Cómo saber si los humanos también están destinados a amar de esta forma en que lo hacemos nosotros?—Me gustaría poder ayudarte, pero no entiendo nada de los humanos. Es la primera vez que entramos en contacto con uno, Blake. Papá lo matará y a ti te va a castigar hasta la eternidad.Tan solo de pensar que algo malo le pueda suceder un dolor muy agudo se instala en mi pecho. Si mi dulce ratoncito se muere, yo también lo haría.—Ayúdame a sacarlo de aquí. —¿Estás loc