No podía mover un solo musculo de mi cuerpo para alejarla de mí, era como si su mirada carmesí y brillante me tuviera paralizado. Por más que me dijera a mí mismo que debía apartarla, mi cuerpo no respondía a mis mandatos. Sentía que mis brazos, mis piernas y en sí todo mi cuerpo estuviera sujeto por alguna fuerza sobrehumana. Sus largas y puntiagudas uñas sujetando mi cuello con tanta firmeza me tenía preso. No tenía escapatoria alguna.
¿Qué es lo que está pasando? Dios mío, esto no creo que se trate de trucos baratos sacados de la manga. Aquí hay algo más, algo oscuro y de por sí terrorífico.
Su rostro cada vez se aproximaba más al mío y tenía la impresión de que sus colmillos crecían más y más. No podía moverme ni hablar, era como si me hubiera congelado y todo pasara a mi alrededor en cámara lenta. Sentí sus fríos colmillos en mi piel, rozando y pinchando breve la altura de mi clavícula y los latidos de mi corazón se dispararon a una velocidad inaudita. El miedo me tenía en un estado de pasmo, incapacitado de luchar por mi vida.
—Eres una delicia, ratoncito — gruñó, lentamente cerrando sus colmillos en mi piel.
Dios mío, si existes, sálvame de esta.
Cerré los ojos, adormecido por el dolor que me recorrió todo el cuerpo. No dolía más que un pinchazo que sentí, pero mis energías se iban de mi cuerpo a medida que ella se aferraba con mayor ímpetu y ansía de mí. Escuchaba sus gruñidos y jadeos satisfactorios mientras yo no podía hacer nada para liberarme de ella. No poder moverme, pero sí sentir lo que me hacía era algo que me aterraba.
Lágrimas brotaron de mis ojos, en mi interior aclamando porque nada más fuera a sucederme o alguien viniera a salvarme, pero me empecé a sentir más agotado y sin fuerzas, como si estuviera luchando para soltarme a pesar de estar tan quieto como un árbol. Mis parpados pesaban y sentía que la piel me hormigueaba cada segundo que ella, extasiada, pendía más de mí.
Parpadeé varias veces seguidas, tratando de mantenerme despierto, pero sentía mucho sueño y ganas de descansar. Mis piernas habían perdido la fuerza y ni siquiera me di cuenta del momento en que ella me sostenía de la cabeza para no dejarme caer. Estaba adhiriéndose a mí a paso rápido. Lo único que podía sentir era sus filosos y puntiagudos colmillos en mi piel y las succiones que dejaba.
De repente, sentí un azote que la quitó de encima mío y, en el proceso, sus colmillos rasgaron parte de mi piel. Caí en el suelo con fuerza, como si acabaran de soltar un saco de papas desde un quinto piso. Mi cabeza rebotó con poder contra el suelo, aflojándome un gemido doloroso. Mi cuerpo seguía adormecido y no podía moverme para salir corriendo, por más que en mi mente una vocecita me dijera que, quedándome en este lugar, iba a terminar muerto.
—¡Llévatelo de aquí! — escuché una gruesa y ronca voz a lo lejos y me centré en las dos figuras borrosas que forcejaban a pocos pasos de donde me encontraba tirado, pero no sabía quiénes eran—. ¡Ahora mismo!
—Sí, mi señor…
Me sentí más liviano y, de un momento a otro por más que luchara con todas mis fuerzas para no cerrar los ojos, la oscuridad se apoderó de mí.
***
Desperté desconcertado y con mucha sed. Me dolía la cabeza horrores y todo mi cuerpo se encontraba adolorido, en especial mi cuello. La oscuridad del lugar en el que me encontraba no me dejó averiguar en dónde estaba, pues había muy poca luz iluminando los pocos espacios a los que mis ojos tenían alcance. Moví la cabeza a un lado y vi a una mujer preciosa de ojos extremadamente verdes. La poca luz que golpeaba su rostro y parte de su cabello daba a conocer una piel muy blanca y un color de pelo cobrizo. Sus labios eran tan rojos como los de una cereza y tenía una sonrisa muy encantadora. Preciosa es una palabra que se queda corta para describir cuan bella es.
—¿Eres un hada? — murmuré, atrayendo su mirada y escuchando a lo lejos un fuerte gruñido que me congeló la sangre.
—No, soy una bruja.
La miré patidifuso, tratando de descubrir si estaba bromeando conmigo o no, pero se veía seria.
—Las brujas son feas, en cambio, tú eres muy…
Antes de que pudiera seguir alabando su gran belleza, levantó mi cabeza y me dio a beber alguna cosa que sabía a de todo menos a bueno.
—Estás delirando por la pérdida de sangre, pero no te preocupes, esto te ayudará a volver en ti.
¿Pérdida de sangre? ¿Acaso sufrí algún accidente? No recuerdo haber tenido ayer, de hecho, lo último que recuerdo del día de ayer era que me dirigía a la entrevista, pero de ahí en adelante, mis recuerdos son muy confusos. A no ser que todo eso que viví se haya tratado de un sueño y me perdí en el frondoso bosque, golpeándome la cabeza con alguna roca y terminando en los brazos de una preciosa y bella habitante de este lugar.
—¿Estará bien? — esa voz me hizo temblar, era idéntica a la de esa mujer loca de mis sueños.
—Sí, mi señora, solo necesita descansar y recuperar toda la sangre que perdió.
Giré la cabeza hacia donde el hada miraba y me encontré con unos ojos muy rojos y con esa mujer que había soñado. Esperen un momento, entonces, ¿lo de anoche no fue un sueño? ¿No soñé con que una mujer creyéndose perro me había mordido? Es decir, ¿todo fue muy real? Bendito, llévame antes de que esta loca lo haga.
—Si sigues insistiendo en que soy un pulgoso asqueroso mientras a ella le dices hada, me aseguraré de que en tus venas no quede ni una sola gota de sangre.
—¡Monstruo! ¡Un monstruo me quiere matar!
Justo como la noche anterior, ella intentó acercarse a mí para atacarme, pero una fuerza sobrenatural la detuvo en seco en el aire. Es que, si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, ni yo mismo lo creería. Esa loca había quedado congelada, totalmente rígida mientras sus ojos pasaban de ser rojos a unos negros. Parecía una marioneta que colgaba de alguna cuerda y que era manipulada por alguien. De repente, cayó al suelo con mucha fuerza y se hizo un ovillo en el suelo, sujetándose la cabeza mientras gruñía. —Lo siento, mi señora, pero estas fueron las ordenes que dejó mi Lord. —¡Maldita sea, acaba con esto! —Pasará en un momento, en cuanto se tranquilice. Me quedé en completo silencio, tratando de asimilar lo que acababa de pasar. No sé qué sean estas personas, pero normales, está muy en claro que no lo son.La hada que, en efecto terminó siendo bruja, se acercó a ella y le lanzó varias palabras en un idioma que desconocía por completo, mientras ella se retorcía y su cuerpo s
BlakeHan pasado varios días luego de haber perdido todo control de mí y mi padre parece ya no tenerme la misma confianza. Pero ¿qué puedo esperar a cambio, si no solo ha sido una vez, sino dos veces las que no pude controlarme? Aunque la segunda todo fue gracias a Lirio que no terminé probando esa sangre tan dulce y adictiva de nuevo.—No estoy seguro de irme y dejarte a ti a cargo del clan mientras esté ausente. Rompiste la regla más importante, Blake. Te dejaste llevar por el deseo y ahora tenemos que lidiar con ese humano. Además de que, muy seguramente, los otros lideres ya deben estar enterados y es cuestión de tiempo para que soliciten una reunión para darte el castigo que mereces — suspiró—. Entre todos los vampiros, ¿por qué tuvo que ser mi hija la que se descontroló?—Lo lamento mucho, padre — bajé la cabeza, avergonzada de mis actos—. Sé que fallé. Recibiré mi castigo sin oponerme.—Eres la siguiente líder. ¿Crees que esto no va a perjudicar tu posesión? Nadie va a tomar en
Aunque quise acercarme muchas veces a ese humano y deleitarme con su exquisito olor y sabor, no podía hacerlo por su propio bien. El dulce sabor de su sangre me llamaba cada día con mayor intensidad a que bebiera con gusto de ella. Su olor permanecía oculto para todos, menos para mí, que podía sentirlo como si fuera parte de mí, atravesando cada partícula de mi ser de manera violenta y extraña.Mi padre se había marchado y con ello el trabajo me había envuelto por completo, pero siempre escapaba a verlo así fueran por unos cuantos instantes. Su mirada decaída, triste y esos bonitos ojos sin esperanza alguna era lo que veía cada que bajaba al calabozo y me mantenía a una distancia considerable de él. Me gusta observarlo de lejos, escucharlo hablar solo, reír por lo irónica que es su vida y llorar por su mala suerte.No podía soportar verlo allí y no lograba entender por qué un dolor agudo se instalaba en mi pecho. Me dolía ver su soledad y su tristeza. Me dolía más que nada poder acerc
WyattMi vida cambió sin que yo me diera cuenta. Pasé de tener una vida normal a estar encerrado en un calabozo, siendo custodiado por una bruja y una vampiresa extraña. Cada día pido para poder salir de este lugar e ir a casa con mi madre, pero parece que Dios se ha olvidado de mí.Mi madre debe estar muy preocupada por mí y no es para menos, pues han sido largos días en los que no he regresado a casa. No sé cuántos días han pasado con exactitud, ya que el día y la noche estando en completa oscuridad es irrelevante, pero han de haber pasado muchísimos. Por lo menos para mí se me ha hecho toda una eternidad.No pierdo la esperanza de salir de aquí, que me digan que solo se trató de una mala broma y que me he ganado un premio millonario por mi resistencia, pero estos trucos de magia son demasiado realistas y es casi imposible que la más alta tecnología sea capaz de simular estando en vivo.No sé en qué realidad paralela estoy viviendo. A veces pienso que todo esto se trata de un sueño,
—Eres tan dulce y exquisito, ratoncito —se relamió los labios, esbozando por último una sonrisa muy bonita.Desvié la mirada, avergonzado por todo lo que hizo el otro Wyatt, porque ese que se acercó a ella y se ofreció en bandeja de plata, claramente no era yo.«¿Cómo demonios fue que tuve un orgasmo con una mordida? ¿Qué hay de mal conmigo? ¿Desde cuándo una mordida es tan estimulante hasta el punto de hacerme venir en cuestión de segundos? Necesito irme de aquí antes de que la locura me consuma de lleno».No quería soltarla y, a decir verdad, ella tampoco pretendía alejarse de mí. Me miraba con un brillo descomunal y una sonrisa muy bonita mientras se acurrucaba cada vez más en mis brazos. Ahora sí puedo asegurar y dar fe de que la vampiresa es realmente preciosa. El mismo miedo que le tenía me hizo pasar por alto su gran belleza. Esos ojos rojos acentúan su piel blanca y toda su aura oscura y tenebrosa la hacen una criatura magnífica y exótica ante mis ojos. Sus labios, un poco man
Blake—No saliste a cazar —Ambrose no me preguntó, lo aseguró, más bien, me tiró una indirecta.—Si sabes que no lo hice, ¿por qué me tiras la indirecta?—Papá se pondrá furioso. Te lo advirtió, Blake —resopló—. No quiero intervenir. Eres mi hermana y lo menos que quiero es pelear contigo.—Esta vez no fui yo la que perdió el control, fue ese dulce ratoncito el que me brindó su sangre. Y es que es tan rica que no pude negarme.—No quiero pelear, Blake, por lo que te pido que no te acerques más a ese humano.—Lo he intentado, pero no puedo, Ambrose. Él tiene algo que me llama, que me incita a permanecer cerca, a inhalar su aroma y protegerlo —sacudí la cabeza con fuerza—. Siempre está en mis pensamientos.—Lirio me lo advirtió y por eso me insistió tanto de no dejarte sola.—¿Qué te advirtió esa bruja?—¿Acaso no lo sientes? No puedo corroborar nada porque aún no encuentro a mi otra mitad, pero Lirio cree que ese humano es la tuya. ¿No te das cuenta la magnitud de ese problema? Es huma
Después de contarle todo lo que la hermana de Lirio me mostró, Ambrose se sumió en su usual silencio mientras yo trataba de entender lo que debía hacer. He pasado toda una eternidad esperando a mi pareja destinada, como para dejarla ir ahora que llegó a mí. No es normal que sea un humano y no sé si el vínculo sea igual de fuerte que el de dos vampiros. —Es la primera vez que no tengo ni la menor idea de lo que debo hacer, Ambrose. Él es un humano y mi padre se opondrá. Es más, ni siquiera sé si siente algo por mí o no. ¿Cómo saber si los humanos también están destinados a amar de esta forma en que lo hacemos nosotros?—Me gustaría poder ayudarte, pero no entiendo nada de los humanos. Es la primera vez que entramos en contacto con uno, Blake. Papá lo matará y a ti te va a castigar hasta la eternidad.Tan solo de pensar que algo malo le pueda suceder un dolor muy agudo se instala en mi pecho. Si mi dulce ratoncito se muere, yo también lo haría.—Ayúdame a sacarlo de aquí. —¿Estás loc
WyattBaco se ha vuelto mi única compañía en este lugar tan frío y oscuro. Puede que suene loco, pero he empezado a considerarlo como un amigo, alguien a quien puedo contarle cómo me siento con toda esta situación. Lo sé, estoy muy mal de la cabeza y nadie me creería que una víbora gigante y que además habla, me da muy buenos consejos y hace que las horas en este encierro sean más llevaderos. No sé por cuánto tiempo me han tenido retenido aquí, pero para mí ha sido como una eternidad.No he sabido nada de la vampiresa en días, ni siquiera Baco me ha dado razón de ella, es como si la tierra se la hubiera tragado. No sé por qué me siento de esta manera y no es normal que desee verla una vez más. No he podido sacar de mi mente lo que experimenté tras la mordida que dejó en mi cuello,la piel se me eriza nada más con recordar el filo de sus colmillos y todas esas corrientes que me invadieron.«¿Hay algo mal conmigo? ¿Por qué me excito tanto con la sola idea de imaginar sus colmillos enterr