MARIANADesde que desperté no he dejado de preguntarme dónde está ese maldito demonio y por qué me dejó a cargo de su madre y de Vanda. Hasta último minuto quise creer que todo lo que me había hablado Wyatt y Vanda era mentira, pero verme convertida en uno de ellos, fue un duro golpe de realidad. Me maldije por haberme dejado de llevar por la calentura, pero curiosamente una parte de mí jamás podría arrepentirse, porque una parte de mí deseaba entregarse a él y se regocija en el hecho de recordar sus labios y sus manos por toda mi piel.Tratar de entender cómo funciona mi cuerpo ahora se ha vuelto mi mayor distracción en estos últimos días, donde si me mantengo con la mente serena, siento que voy a enloquecer. No sé por qué me siento tan inquieta y nostálgica.Mi cuerpo ya no necesita de comida para funcionar, tampoco necesita de un descanso prologando o dormir. Si me realizo cortes, sanan con rapidez, algo que me sigue pareciendo sorprendente y alucinante. Puedo percibir muchos olore
—Este... todo indica que estoy muy vivo —vaciló y negué con la cabeza—. También pensé que estabas muerta, si eso te hace sentir mejor.—¡¿Cómo puedes decirme eso así tan tranquilo mientras yo estuve días llorando por ti y sintiéndome culpable?! Yo te vi morir con mis propios ojos, Ronan. No estoy loca, yo sé lo que vi. Ambrose te mató, sé que lo hizo.—No te alteres, ¿sí? —se acercó a mí y tomó mi mano, dándome un fuerte apretón en ella—. Es bueno saber que estás bien.No pude contener más las lágrimas y estallé en llanto, dejándome en volver entre sus brazos. No entiendo qué clase de broma me está gastando la vida, no sé si la peor o la mejor, pero agradezco que Ronan esté vivo. Pese a que es una sorpresa tenerlo frente a mí luego de haberlo visto morir, me alegro tanto de que esté con vida.—Estás vivo, pero ¿cómo es posible?—Lo estoy, Mari. Lo último que recuerdo fue un gran dolor por todo mi cuerpo y pocas energías para mantenerme en pie. No sé qué sucedió, solo sé que cuando de
AMBROSE—¿Por qué no acabas conmigo de una vez por todas? ¿Qué te detiene para matarme?—Solo mi padre tiene la potestad sobre tu vida —respondí fastidiado.Volví a sumirme en mis pensamientos, deseando irme pronto de aquí para estar con mi dulce rosa y devorarla como tanto lo ansio. ¿Pensará en mí tanto como yo la tengo en mente? Quisiera haber estado para ella cuando despertara, pero sé que tomará la transformación de buena manera, después de todo, ella es aguerrida.Me siento tranquilo porque Wyatt pudo salir con éxito de la isla, llevando consigo a una débil, pero viva Blake. Me duele no haber llegado a tiempo, pero sé que ella y mis sobrinos son fuertes y van a resistir el viaje de vuelta.Me enoja no haber llegado antes para darle apoyo a mi padre. Ahora debo esperar que todo el veneno salga de su sistema, lo que puede tardar varios días. Mientras tanto, debo soportar lo fastidioso e irritante que es Bacon. Lo mataría sin pensarlo dos veces porque yo nunca le perdonaré lo que le
BlakeAunque no podía abrir los ojos debido a la misma debilidad que sentía en mi cuerpo, podía sentir su olor en mí y su dulce sabor en mi paladar. No tengo noción de lo que sucedió luego de perder el conocimiento, por lo que no sé quién me sacó de ese lugar donde Bacon me tenía encerrada. Y, siendo sincera, poco me importa eso ahora, pues al fin puedo percibir a mi dulce ratoncito muy cerca de mí.Extrañé tanto su sabor. Su sangre es un dulce manjar que se desliza por mi garganta como agua y me brinda poco a poco la energía y fuerza que mi cuerpo tanto exigía.Conforme pasaban los segundos y mi debilidad disminuía, oía voces a mi alrededor. Me sentía en calma porque podía sentir la presencia de Wyatt y una suave caricia en mi vientre.—Te extrañé tanto mi preciosa vampiresa —sentí una suave presión en mis labios que me hizo sonreír—. ¿Tú también me extrañaste?«Como no tienes idea, dulzura».—Necesita alimentarse más, Lirio.—Sí, mi señor.—Mi tesoro... —oí la voz de mi madre y apre
MarianaEl tiempo se ha vuelto mi peor enemigo, pero trato de mantenerme serena durante los días y las noches. Extraño dormir, quizás porque es una manera de desconectarse de la realidad y de todos los malos pensamientos que me perturban a cada segundo del día. Mi tormento es un demonio de ojos tan negros como lo misma oscuridad y sonrisa mortal. Se ha vuelto mi sombra, es como si no pudiese vivir sin él. Lo necesito de una manera que no logro explicarme ni tampoco entiendo.Suspiré, dejando de lado el computador y tomé del coctel que Trinidad me trajo hace unos cuantos minutos atrás. Es entre dulce y amargo, pero no me brinda la saciedad que mi interior tanto aclama. Mi sed es terrible y empieza a desesperarme esa necesidad, como también un fuego arde en mi interior y no puedo mermarlo por más que me acaricie. Pensar en ese demonio acrecienta esa sed y ese calor en mis entrañas.—Maldito demonio —siseé, caminando hacia la ventana y recostando mi cuerpo del marco de esta—. ¿Cuánto más
Todo ha sido tan perfecto que a veces pienso que estoy viviendo un sueño. Mi relación con Ambrose se ha fortalecido con el paso de los días, la comunicación que manejamos es indispensable. He descubierto a su lado sentimientos muy bonitos y que cada instante se hacen más grandes. Aunque suele ser callado y no hablar lo suficiente, conmigo es totalmente diferente. Siempre tiene palabras hermosas para mí, en especial cuando me hace el amor con esa pasión tan única que me hace estremecer. Me enamora su frialdad, pero cuando tiene detalles simples hace que lo ame todavía más. Él es tan tierno, aunque se niegue a aceptarlo.¿Quién diría que ese odio se transformaría en este sentimiento tan fuerte, latente y bonito? Pensar en ese sentimiento tan malo y que me hizo enloquecer me causa gracia, pues al final Ronan está vivo y siendo muy feliz junto a Adrianne.Pienso en mis padres y sentimientos encontrados me atacan. Los extraño, pero contactarme con ellos ahora que mi muerte ha sido pública
El silencio que se había formado entre Demetrius y yo era interrumpido por el golpe de mis uñas en el cristal de mi escritorio. El hombre que me había servido por más de dos siglos mantenía la cabeza gacha, la mirada fija en sus zapatos como si fuera la mejor de las entretenciones y sus manos entrelazadas hacia delante, quizás tratando de encontrar en su cabeza una explicación más razonable que la que me había acabado de dar.¿Renunciar? ¿Acaso me estaba jodiendo o solo trataba de gastarme una broma? ¿Desde cuándo el vampiro que había nacido para servirme tenía el poder para renunciar?—Espero que no estés olvidando con quién estás hablando — dije, mirándolo fijamente—. El contrato está hecho desde mucho antes de que nacieras y no hay nadie en este mundo que pueda romperlo. —Su padre lo ha cancelado. Fruncí el ceño, desconcertada por lo que acababa de decir. Mi padre era el líder del clan de Londres, el más antiguo vampiro de todos los tiempos y uno de los tres más poderosos de todo
Mi padre era descarado y solía hacer su voluntad, pasando por encima de quien quisiera y sin importarle nada, lo que lo había llevado a tener muchos problemas con los otros Lords. Era el mejor de los líderes, sabía escuchar, mantenía la armonía entre todos y era tan estricto como protector, pero eso no le quitaba el hecho de que le gustaba ser arriesgado y llevarle la contraria a todos. Era precavido, astuto y sabía identificar a todo aquel que tuviera un buen potencial para hacerlo parte de su guardia. Por supuesto que estaba orgullosa de Demetrius, después de todo, yo misma le había enseñado. Es un vampiro con grandes capacidades, que capta todo a la perfección. Para que haya llamado la atención de mi padre, tuvo que haberse dado cuenta de su gran velocidad y de su excelente técnica de pelea. Demetrius era obediente, la mayor parte del tiempo era un vampiro retraído, silencioso y podía pasar desapercibido para cualquiera, pero tenía un gran instinto de guerrero, algo que me sorpren