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Capítulo 5. Esposa bajo contrato.

Preocupado por su padre y por todo lo que acontece en la familia. Elijah se acerca a Lucas para conversar, entra al despacho donde su padre enviaba algunos correos. Lucas lo mira con cariño y le dice:

—Me alegra tanto tu visita.

—A mí también me emociona mucho verte, papá. Sabes cuánto te quiero.

—Mi hijo adorado.

—Papá, quiero hacerte algunas preguntas y espero no las tomes a mal.

—Dime hijo, de ti nada malo puede provenir, eres un santo.

—Ja, ja, ja, tampoco exageres. Estoy para servir al prójimo, pero quiero preguntarte como hijo no como sacerdote ¿Por qué te casaste con una mujer tan joven? Y ojo no pretendo juzgarte.

—Lo sé, hijo, te conozco muy bien. Ya te había advertido de que me casaría con una mujer más joven. Sencillamente, me enamoré de Zoé. Se parece mucho a tu madre. Y si te preocupa el patrimonio de la familia, está bien asegurado. Me casé bajo contrato con ella, tampoco soy tan descuidado, Elijah.

—No me refería al dinero, papá, sino al amor, ¿ella corresponde a ese amor que tú sientes?

—Claro que sí, hijo. Aunque no lo creas ella es feliz a mi lado, vivo para complacerla.

—Insisto, papá, no me refería al dinero.

—Hijo tu eres un hombre diferente, hay situaciones que no comprenderás.

—Puedo entenderte perfectamente, papá, solo tienes que abrirte conmigo.

—Eres mi hijo, Elijah.

—También soy tu amigo y puedo ser tu confidente.

—Eres tan noble, que me da mucha vergüenza hablarte de ciertas cosas.

—Bueno, papá, si dices que estás bien y ella te corresponde. No me queda más que creer en ti, eres un hombre muy astuto y muy inteligente.

—Gracias, hijo, por comprender. Y descuida, el futuro de mis hijos está garantizado—se ríe Elijah, debido a que su padre solo piensa en el dinero.

*****

En el jardín, Zoé recibe la visita de su única amiga Emily:

—Tu secreto salió a relucir, el desmayo te delató.

—Así es, ahora me siento peor que nunca, no solo por las náuseas, sino por la mirada de rencor de Linda. No sabes todo, lo que tengo que soportar, por ser la esposa de Lucas Hamilton.

—Otra mataría por estar en tus zapatos.

—Es muy difícil de llevar, Emily. En todas partes nos miran raro y la sociedad solo me ve como una arribista que se casó por conveniencia con un multimillonario; no soy más que una esposa de contrato. Lucas me exhibe como un trofeo, incluso se entromete en cómo me visto. Es muy difícil estar casada con un hombre mayor al que no amo. Es lo peor de todo y, para colmo de males, estoy embarazada.

—Si tan mal estás, habla con él y divórciate.

—Eso nunca, no podría vivir en la pobreza.

—Perdóname, pero tengo que decírtelo. Actúas igual que tu madre.

—No me compares con ella.

—Mejor cambiemos de tema, supe que Elijah el hijo de Lucas, está aquí. Muero por conocerlo.

—Que rápidos corren los chismes.

—Vuelan, mira aquí están las fotos de la promoción. Nos divertimos muchísimo en nuestra graduación—le muestra y Zoé las mira con añoranza.

—Como me hubiese gustado graduarme con ustedes, ¿y esta es Jessica? —señala.

—Sí, se pintó el cabello de rojo.

—Le quedó estupendo, siempre he querido pintarme el cabello de ese color. Solo que Lucas no me dejará—los ojos de Zoé se muestran llorosos.

—Zoé no te muestro las fotos para que te deprimas, como quisiera ayudarte a salir de tu melancolía.

—Descuida ya me adapté a mi tristeza.

Zoé se enfrenta internamente a su dura realidad, que para muchos es apacible. Ella siente que lleva un padecimiento a cuestas por haber aceptado ese matrimonio con condiciones, y se considera víctima de sus propias decisiones.

*****

Minutos más tarde…

Elijah se hallaba en la cocina, en compañía de los sirvientes quienes están felices con su visita, en especial Solange, rápidamente Salvador toma la palabra:

—Mejor pónganse a trabajar y dejen a Elijah en paz.

—Salvador siempre tan aguafiestas—dice Sarah en tono jocoso.

—¿Quieres que te prepare algo especial para la cenar? —pregunta Fátima.

—No tranquila, cocinen lo mismo de siempre—todos se miran muy contentos.

Por otro lado, Grace, la madre de Zoé, mira los toros desde la distancia. Se siente frustrada por depender del dinero de Lucas, pero de repente se alegra con la llegada de su nieto. Al marcharse su amiga, Zoé entra en la casa y su madre la detiene.

—Míralos, hija, como holgazanean.

—Déjalos, mamá, están con Elijah.

—Ese curita, los trata con tanta familiaridad, no comprende que hay niveles y ellos son simples sirvientes.

—Tu siempre pendiente de lo que hacen los demás. Deberías de buscar un trabajo y ocupar tu mente.

—Trabajar yo, mi apellido vale mucho.

—No lo creo, mamá, vivimos del dinero de mi esposo, ¿recuerdas? Voy arriba.

—Zoé, necesito dinero, el que me da tu marido no me alcanza.

—Tendrás que ajustar tus gastos, trata de ser más prudente a la hora de comprar, adiós.

—¡Zoé! —exclama y ella no presta atención a su madre.

*****

Minutos más tarde…

Solange se toma unos minutos para conversar a sola con Elijah, le emociona tanto tenerlo cerca:

—Me contó mi padre, que pronto empezarás la universidad—acentúa Elijah.

—Así es—afirma.

—¿Qué estudiaras?

—Medicina.

—Tendremos una doctora en la familia.

—Eres tan dulce, Elijah.

—Quiero ver a los demás felices, es mi misión.

—Bueno. Hubieses hecho otra carrera, el sacerdocio es muy serio.

—Es lo que estaba contemplado para mí y no me arrepiento…

De la nada oyen unos gritos, que provenían de la casa y corren a ver:

—Eres una desvergonzada, te embarazaste de mi padre apropósito. Con tal de heredar más de su fortuna, arribista.

—Es suficiente, niñita, Lucas se enterará de esto—advierte Grace.

—Montoneras.

—Nadie te está atacando, Linda—dice Zoé con tranquilidad.

Rápidamente llega Elijah y hace contacto visual con Zoé y dice:

—¿Qué está pasando aquí?

—Menos mal que llegaste, hermano, estoy poniendo a está en su lugar.

—Linda, ella está embarazada.

—¿Te pondrás de parte del enemigo?

—Mejor subamos, necesitamos hablar—advierte el pacífico Elijah.

—Esto es inadmisible, es así todos los días. Esta jovencita, rompe con la paz de este hogar. Necesita mano dura—estalla Grace y Elijah le reclama con sutileza:

—Con todo el respeto, señora, es un tema familiar. Yo me encargo de mi hermana. Vamos, Linda—asiente Elijah, mirando a Grace con recelo.

—Este de cura no tiene nada que opinar, él no vive aquí, mira como me habló—murmura enfadada.

—Tan solo mira tu cara de enfado, fuiste muy obvia y de seguro alcanzó a escuchar cuando le reclamabas a Linda, alzabas la voz como una desequilibrada. Te he dicho, que no necesito que me defiendas.

—Eres mi hija, Zoé, no permitiré que te maltraten.

—Lo haces por soberbia, porque también te cae mal, Linda. No porque me quieras.

—Esta niña, se nos está saliendo de control. Deberías hablar con tu marido.

En eso entra por la puerta principal Lucas y dice:

—¿Qué es lo que tienen que hablar conmigo?

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