Todos se preparan, para la visita de Elijah después de un año de ausencia, Zoé aún no le menciona de su embarazo a Lucas, su madre por su parte, se muerde la lengua para no relevar la verdad. La familia completa, se agrupa en la sala de la mansión a la espera del muchacho.
Mientras tanto en la habitación principal:
—No vas a bajar, amor—menciona Lucas.
—Ya me alisto, cariño.
—Estas pálida, Zoé—se preocupa.
—No te preocupes, estoy en mis días—miente y oculta la verdad.
—Te esperamos en la sala, ya mi hermana llegó—advierte Lucas, con una gran sonrisa y se une nuevamente a su familia.
Al ver que Lucas sale de la recamara, se interna Grace y comenta:
—Lucas no es tonto, se puede dar cuenta de la causa de tu malestar.
—No comiences, mamá. Mejor ayúdame alistarme.
—Tanto alboroto, por el cura.
—Es su hijo, y es muy querido por todos.
—Bueno.
Zoé todavía se siente muy confundida, no se muestra feliz por la llegada de su bebé, de pronto expone:
—Yo no quiero a este bebé, en mis planes no está el ser madre.
—¿Tú sigues con lo mismo? Tienes que sentirte alegre y ese bebé es tu seguro de vida.
Afuera de la habitación, Solange, escuchó la conversación sin querer, la puerta estaba medio abierta, iba a llevarle un té de finas hierbas a Zoé, que Lucas había ordenado. Respira hondo antes de llamar a la puerta:
—Señora Zoé, puedo pasar.
—Pasa, Solange—entra y Grace la mira con recelo. Sirve el té y se retira. Al salir Solange se entristece al escuchar las duras palabras de Zoé, intuye que, en el fondo todos tienen razones de sobra para juzgarla, su comportamiento deja mucho que desear.
En la sala:
—¿A qué hora viene mi hermano? Estoy muy impaciente, papá—asienta Linda mirando su reloj.
—No comas ansias, hija.
—Todos estamos muy emocionados con la llegada de Elijah.
—Lo sé, hermana. Sé cuánto quieres a mis hijos.
—No te imaginas cuanto, Lucas.
Sin más preámbulo tocan a la puerta, sus corazones se aceleran, Elijah hace acto de presencia, lucia muy sencillo, con una camisa y pantalón en color negro, al parecer vino con su uniforme del seminario. A Emma los ojos se le ponen llorosos al ver a su sobrino, a quien adora como a un hijo:
—Elijah, cariño, te extrañé tanto—expone su tía junto con un tierno abrazo.
—Yo también los extrañé a todos, en especial a esta cascarrabias que tengo enfrente—señala Elijah, en tono jocoso y carga a su adorada hermana.
—Traes luz a esta casa, hijo mío—los ojos de Lucas de iluminan velozmente.
—¡Papá! —exclama con emoción y se abrazan.
Prontamente baja Zoé en compañía de su madre, en medio de las escaleras se detiene al ver a Elijah quien alza la mirada y ambos se miran fijamente. Zoé siente en su interior, una extraña sensación al verlo que concibe muy extraña, su madre la mira de reojos y murmura:
—Bajemos que todos nos están mirando.
Bajan rápidamente, antes del último escalón, Zoé se desmaya repentinamente y todos van a socorrerla en especial su hijastro. Linda la mira con rabia y cuchichea:
—Siempre quiere protagonismo en todo—ni siquiera se acerca, solo frunce el ceño fastidiada.
—Zoé, amor—se asusta Lucas.
—Subámosla al cuarto, papá—propone Elijah.
—Déjame llamar a Salvador.
—Yo puedo, papá—la carga, la toma entre sus brazos y la mira con aprehensión, detallando que es una mujer muy joven para su padre, disimula e ingresan para colocar a Zoé en la cama.
—Llamaré, al doctor—dice Emma.
—Rápido, hermana. ¿Qué le habrá pasado a mi esposa?
—Esperamos que responde el doctor.
Elijah la mira sin maldad, ya que no es de los que juzgan un libro por su portada. Sin embargo, le sigue pareciendo muy extraño que una mujer tan joven haya aceptado casarse con un hombre mayor de repente. Cuando se casaron, él estaba en el seminario, aunque Linda le había advertido de la situación. Simplemente pensó que exageraba y que su actitud obedecía a los celos, al sentirse desplazada del cariño de su padre. Sale y se aparta con la llegada del doctor, y le murmura a su tía:
—No imaginé que Zoé, era tan joven, tía. Se ve hasta menor que yo, a pesar de su vestimenta.
—¿Juzgas Elijah? Es muy raro oír este tipo de comentarios en ti—advierte Emma con rareza.
—No me lo tomes a mal, tía, solo no quiero que lastimen a mi padre.
—Querido es la vida de tu padre, quienes somos nosotros para meternos.
—Ahora entiendo el horror de Linda.
—Linda es muy caprichosa a veces, pero no tienes motivos para alarmarte.
—Solo temo, por papá.
—Yo lo he sabido cuidar muy bien, mi amor.
—¿Y esa señora? ¿Por qué nos mira tan raro? —pregunta Elijah al ver a Grace.
—Ya la conocerás es la madre de Zoé, es muy atrevida y de fuerte temperamento.
—¿Donde fue a parar mi padre? —se preocupación entra en aumento.
—Ya no te preocupes por Lucas, él está feliz es lo que cuenta, ¿no?
—No lo sé.
Los trémulos pensamientos de Elijah se apresuran a hacer juicios en su cabeza y cree, temiendo equivocarse, que pueden ser unas cazafortunas. No obstante, como futuro sacerdote, prefiere esperar y darles el beneficio de la duda, tanto a Zoé como a su madre. Espera poder conocerlas más a fondo a través de la convivencia. Mientras tanto dentro de la habitación, el doctor puntualiza:
—Posiblemente está usted embarazada, señora, tiene todos los síntomas—Zoé traga saliva al sentirse amenaza y al descubierto.
—Eso sería maravilloso, Alfred. Aunque, Zoé, me dijo hace rato que está en sus días—se emociona Lucas con la idea de ser padre nuevamente.
—Le tomaré unas muestras de sangre y las llevaré analizar en el laboratorio. Algunas mujeres están embarazadas y mesturan, no todas son iguales—expone el médico.
Zoé rompe a llorar al sentirse acorralada, muestra un rechazo silencioso ante el caos que se le avecina, entra en pánico y el doctor recomienda no angustiarla, por lo que le administra un suave tranquilizante para aplacar sus nervios. Al marcharse el médico, Lucas les da la noticia a todos, entre ellos los sirvientes, que están a la expectativa.
—Puede ser que Zoé, esté embarazada—va directo al grano.
—Felicidades, querido—celebra velozmente Grace y Solange la mira con reconcomio, debido a que había oído del embarazo previamente. Al percatarse de su incomodidad, su padre Salvador le pregunta:
—¿Por qué tienes esa cara, hija?
—Me duele la cabeza, papá.
—Dile a Sarah, que te de una pastilla.
—Enseguida—obedece y se retira.
La mayoría de los presentes muestran una gran sorpresa en sus rostros; la más afectada es Linda, que sale corriendo a encerrarse en su habitación al considerar la noticia como la peor de todas.
Preocupado por su padre y por todo lo que acontece en la familia. Elijah se acerca a Lucas para conversar, entra al despacho donde su padre enviaba algunos correos. Lucas lo mira con cariño y le dice:—Me alegra tanto tu visita.—A mí también me emociona mucho verte, papá. Sabes cuánto te quiero.—Mi hijo adorado.—Papá, quiero hacerte algunas preguntas y espero no las tomes a mal.—Dime hijo, de ti nada malo puede provenir, eres un santo.—Ja, ja, ja, tampoco exageres. Estoy para servir al prójimo, pero quiero preguntarte como hijo no como sacerdote ¿Por qué te casaste con una mujer tan joven? Y ojo no pretendo juzgarte.—Lo sé, hijo, te conozco muy bien. Ya te había advertido de que me casaría con una mujer más joven. Sencillamente, me enamoré de Zoé. Se parece mucho a tu madre. Y si te preocupa el patrimonio de la familia, está bien asegurado. Me casé bajo contrato con ella, tampoco soy tan descuidado, Elijah.—No me refería al dinero, papá, sino al amor, ¿ella corresponde a ese amo
Horas más tarde…Elijah había mediado con su hermana, al menos se sereno un poco y no hizo más berrinches:—Qué bueno que Linda, se calmó—menciona Elijah, después de salir de la habitación de su hermana, quien se había quedado profundamente dormida.—Sí, hijo.—Papá espera, no me lo tomes a mal, pero la madre de tu esposa, es muy grosera. Me desagrada su actitud, hasta me atrevería a decir, que rompe con la paz del hogar—expone Elijah.—Sé muy bien quien es Grace, tampoco soy tan tonto. Tengo que ver, lo de una casa para ella.—¿No tienen ni un centavo? —pregunta velozmente.—No, están en la ruina total, hijo.—Si quieres puedo hablar con ella, y hacer que recapacite en cuanto a su actitud—propone para mantener el equilibrio.—Grace no cambia ni con un hechizo, Elijah—asiente Lucas graciosamente.—¡Ay papá! ¿En dónde fuiste a parar?—Soy hombre, no me entenderás.—Te entiendo perfectamente, te enloqueciste por una jovencita—lo mira de reojos.—A veces pareces tú el padre y yo el hijo.
En la habitación, Lucas busca de quitar con ingenio su blanco vestido, Zoé se exaspera interiormente y lo esquiva con la excusa de su embarazo.—No me siento bien, Lucas.—Si es por tu embarazo, Alfred, me dijo que aún embarazada podemos tener intimidad—insinúa.—No estoy de ánimos me duele la cabeza.—Últimamente has estado muy distante—reprocha con sutileza.—¡Te parece poco estoy embarazada!—Lo dices con desagrado.—No digas tonterías, Lucas.—Vi que platicaba con Elijah—va directo al grano.—No me digas que me celarás de tu propio hijo, quien te recuerdo pronto será cura—señala con dureza.—Lo siento, querida.—Sabes que, en el fondo, Lucas, eres posesivo y arrogante. Me tienes aislada en estas cuatro paredes para que nadie me mire. Prácticamente me prohíbes ver la luz del sol sin tu consentimiento. Vivo encerrada en tu mundo, yo para el mundo no existo, solo soy la joven esposa de un magnate a la que no dejas hacer nada. Quiero trabajar y salir de esta mansión. Estoy harta —se de
Al día siguiente.La mayoría estaba ausente en la mansión, tan solo se hallaban Zoé y Elijah en compañía de los sirvientes, ella se encontraba en el jardín, discutía con el jardinero por el mantenimiento de su rosal.—Debes poner más atención, José. Jardinero es lo que sobra en este país—advierte con jactancia.—Descuide, señora, no volverá a pasar.—Este rosal es muy significativo para mí, ¿lo comprendes?—Sí, señora.—Ahora retírate y déjame sola.Elijah había presenciado la escena entre ella y el jardinero, no esperaba que fueran tan dura con el señor, por lo que sus dudas hacia ella se afianzan gradualmente. Ella voltea y lo mira bosquejando una sonrisa, no obstante, se asombra al verlo tan serio.—¿Te sucede algo, Elijah?—Porque trataste tan mal a José, no merecía tu reacción tan hostil. Son sirvientes, no esclavos—la cuestiona.—Cuido mucho mi rosal.—¿Cuál es tu juego, Zoé?—Al grano, Elijah. Dime realmente, ¿qué te sucede? —lo confronta con dureza.—No permitiré que se aprovec
—Esa tipa ya envolvió a mi hermano, los enloquece a todos. Menos mal que Elijah será sacerdote, si no, lo seduce, es una mujerzuela —dijo Linda con coraje.—Ya no hagas corajes con Zoé—dice Nina.—La odio, ahora la odio todavía más. Elijah me pidió que fuera amable con ella y eso haré, tengo que actuar con prudencia. Y fingir que la acepto como mi madrastra, jugaré su mismo juego, Nina—expone Linda con astucia.—Vivir con tanto rencor es muy aburrido, cambiemos de tema, ¿estás lista para nuestra graduación?—Listísima, compré un vestido increíble quiero que lo veas—le muestra.—Es realmente hermoso.—Así como yo, Liam, caerá rendido a mis pies—presume con gracia.—¿Te ha llamado?—Sí, pero no le contesto, me doy a desear y eso lo desespera.—Eres mala y luego críticas a Zoé.—Ja, ja, ja—se carcajea Linda, toma a su amiga por el brazo para salir al jardín, en el camino se cruzan con Mark el mejor amigo de Elijah, en el seminario, quien fue de visita a la mansión.—¿Y tú quién eres? —pre
Días después…Han pasado varios días aparentemente todo en la mansión marcha de maravilla, ya dentro de poco es la graduación de Linda, pronto comenzará la universidad. Por otro lado, en el dormitorio de Zoé y Lucas, ellos se entrelazan piel con piel en la cama, se podían oír ligeros gemidos que proveían de la habitación, Elijah pasa cerca del dormitorio, se detiene, escucha con incomodad y continúa su camino hasta la habitación de Linda.Intuyendo que al menos Zoé, le corresponde íntimamente a su padre, sino hay amor al menos el deseo permanece intacto entre ambos. Llega al dormitorio de Linda, para darle las buenas noches y ella lo mira con extrañeza:—¡¿Estás pálido Elijah?!—Solo estoy cansado tuve un día muy agitado, ir y venir del seminario a la mansión es bastante agotador.—Papá te puede contratar un chofer, ahora mismo hablo con él.—No te preocupes, así estoy bien. Prefiero ir solo.—No quiero que te canses más de la cuenta y luego, lo uses como excusa para regresar definiti
Han dado a Zoé de alta ya está de vuelta en la mansión, están entristecidos con lo ocurrido, hasta Linda en este preciso instante le muestra su solidaridad:—Lamento mucho lo que te pasó, Zoé, si me necesitas solo avísame. Me voy a mi cuarto arreglarme—se despide de ella con un beso en la mejilla, Lucas y Elijah se miran maravillados.—Eres muy joven, Zoé, puedes embarazarte de nuevo—señala Elijah.—Dios lo quiso así, hijo. A lo mejor los hijos no están contemplados para nosotros—apunta Lucas con resignación.—No te desanimes, papá, los hijos bendicen a las familias. Yo rezaré por Zoé, para que se embarace nuevamente.—Eres muy gentil, Elijah—asienta Zoé, imprimiendo mentalmente que hablan más de la cuenta. De pronto, Lucas sale de la habitación, para ir a su despacho a revisar unos informes:—En unos minutos estoy contigo, amor. Te dejo con mi santo—le da una palmada a Elijah en el hombro y se retira.—Para todos eres un santo.—Exageran, solo soy un simple aspirante a sacerdote.Mie
En la fundación.Zoé y Elijah trabajan arduamente en las entregas, se concentran en su labor, preparan con delicadeza cada detalle de las donaciones y revisan minuciosamente cada una de las cajas. El verla tan comprometida conmueve velozmente a Elijah, comienza a ver a la joven otros ojos, ya no la encuentra tan vanidosa como otras veces, ayuda en todo lo puede y me revela en ella su espíritu altruista.—No dejas de sorprenderme, Zoé.—Espero que gratamente.—Muy gratamente—la toma de la mano y ella siente como se paralizan de la nada sus piernas. Lo empuja con ligereza para mantener distancia. Sin embargo, por accidente se enreda su sandalia y cae de inmediato en los brazos de Elijah quien la sujeta con precisión, la mira sin quitarle sus hermosos ojos de encima.—Lo siento, que torpe.—Tranquila, estás a salvo.Ambos quedan muy confundidos, en medio de ese cruce de miradas. Zoé suspira y Elijah se agita de repente, mirándola con un conejito asustado. Ella por su parte entra en pánic