Catherine volvió a mirarle con ojos demasiado grandes que denotaban juventud y una llama de pasión que él había encendido, coraje era lo que emanaba de ella, para dar cabida a todo el dolor acumulado en años y el cinismo que colmaba en su interior.
—Es una locura pero no puedo, no puedo arriesgar su vida, lo siento capitán Stanton pero rechazo su...
—¿Tan siquiera has intentado pensar en lo que usted quiere?
Una risa amarga escapó de los labios de lady Catherine.
—No.
—Mi padre es un hombre muy sabio y no deja de repetirme que si siempre hacemos lo que hasta ahora hemos estado haciendo, siempre estaremos
Por fortuna, la bala de Andrew no le dio a Alessandro, tal y como él lo hubiese querido, pero terminó por matar al padre que los había casado. La velada había sido desagradable, empezando porque la madre de su ahora esposo, estaba fuera de sí, es como si la demencia la hubiera consumido en tan pocos segundos, pero no solo eso, corrió a gritos a todos los invitados, quienes sin saber qué era lo que estaba ocurriendo, desaparecieron de la casa lo más pronto posible, y ahora estaban en medio del salón de visitas. Serios, Alessandro desafiando con la mirada a su madre, mientras Catherine permanecía sumida en sus propios pensamientos, Andrew estaba en su habitación de huéspedes, y Adela estaba hablando con Enriqueta en el patio central con dos soldados.—¿Ha llegado algún mensaje de mi padr
Catherine intentó respirar hondo, es como si de pronto alguien hubiera dejado los establos sin un ápice de aire. Alessandro abrió la puerta que los separaba y sonrió.—¿Deseas unirte a nosotros?Incluso mientras su cabeza le decía que declinara la oferta de Alessandro, los pies de Catherine se movieron hacia delante. Entró y pasó la mano por el morro satinado del caballo. Quien relinchó y empujó afectuosamente contra si palma.—Deberías seguir con lo que estabas haciendo —le indica Catherine con delicadeza.—Es un hermoso animal —dijo Alessandro, volviendo a coger el cepillo.&m
Cielos, cuánto tiempo había estado sumida en sus propias cavilaciones, con la mirada clavada en el plato de guisantes y rodaballo escalfado. Catherine parpadeó en un intento por deshacerse de la preocupación que embargaba y forzó una sonrisa.—No puedo creer que ustedes... —Catherine soltó levantando la mirada y anclando los ojos sobre aquella bella mujer.—Es mi culpa, para ser más específicos... es culpa de mi familia, hace tres años se corrió la noticia equivocada y con todo el revuelo que ha levantado la guerra y al ver a los inversionistas sobre el cuello de mi padre, me vi en la penosa necesidad de tener que esconderme en Hamburgo por un tiempo, era prioridad que nadie supiera que mi marido es el capitán Stanton del ejército rebel
Ofelia, con los ojos iluminados de pura animación se volvió a mirar a Alessandro y poniéndose de pie sin ningún miramiento... le planto un beso en los labios. Catherine los miró y arrugó la nariz para después darle un sorbo a su copa de vino al ver como Alessandro no se inmutaba.—Si me disculpan, creo que necesitan espacio y yo estar más presentable.—De ninguna manera, Catherine, eres mi esposa y...—No lo niego —los ojos de Catherine se anclaron sobre los ojos grises de él y después pasó a colocar su mirada dulce sobre aquella dama de belleza exagerada a comparación de una diosa griega—. Soy esposa del Capitán Stanton, no sé qué pasó realmente
En la estancia principal de visitas se respiraba un ambiente hostil, Catherine se quebraba los dedos de las manos en buscar una idea que la hiciera escapar de aquel lugar en el que se encontraban no solo su esposo Alessandro, sino, también lady Ofelia con una mueca que lejos de parecer una sonrisa cálida, parecía un gesto lleno de odio, su mejor amigo Kit acompañado de lady Enriqueta, y por supuesto... su pequeña hermana Adela.—Es un extraño acontecimiento verlos reunidos tan pronto aquí, sabiendo que solo llevo horas casado con Catherine —anuncia Alessandro.La mirada de Catherine se desvío hasta posarse en el hombre que había invadido todos sus pensamientos demasiado a menudo desde que lo conoció. Alessandro tenía la barbilla apoyada en la palma
Alessandro respiraba todavía en entrecortados jadeos al tiempo que sus pulmones funcionaban como fuelles. Cerró con fuerza los ojos e intentó recuperar el control de sus emociones. De hecho, estaba físicamente debilitado. Sentía débiles las rodillas y estaba furioso. Catherine avanzó hasta el borde del manantial con una furiosa zancada y le lanzó una mirada enojada.—Cath...—Creí haber dejado claro que quería un momento a solas, ¿por qué no vas con tu esposa lady Ofelia?—Eso es pasado, tu eres mi esposa, sé que cometí un error al no contarte pero creí que estaba muerta y... creo que te estás comportando como una niña —Alessandro sentía
Los primeros rayos del sol ya se filtraba a través de las delgadas cortinas, ya era medio día y Catherine no tenía deseo alguno de despertar, se había quebrado la cabeza toda la noche pensando en una excusa para evitar a Alessandro; quién a su vez no había podido dejar de repasar y de volver a revivir a cada momento lo que sucedió anoche entre él y su ahora esposa, tocándose los labios y sonriendo como un adolescente que acababa de conocer a su primer amor. Ambos habían dormido en distintas habitaciones a petición de ella, ya que seguía enfadada e incómoda por la situación que estaban atravesando ahora.En su casa no solo estaba su ex esposa, sino, que ahora tenía que cargar con la víbora de Enriqueta, la impertinente de su cuñada lady Adela, y con la preocupación
Alessandro se estaba volviendo loco por encontrar a Catherine, ya habían pasado horas en su búsqueda, pero ese no era realmente el verdadero temor que lo inundaba, lady Enriqueta le había informado que Andrew vendría para arreglar aparentemente asuntos importantes con ambos, cosa que no se tomó muy a la ligera y no creyó, conocía a su amigo; si es que así lo podía seguir llamando. Él no se rendiría fácilmente y de antemano todos sabían que sus intenciones no eran para nada honorables tratándose de la mujer que a él le gustaba aunque se empeñaba tanto en demostrar lo contrario.—¿Dónde se pudo haber metido? —murmuró con el corazón desbocado.—¿Acaso temes que se encuentre con