Catherine se encontraba sumida en su inmenso mar de pensamientos, después del incidente de la bofetada, de la coletilla en la que se habían metido Alessandro y Andrew, no le quedaron ganas de permanecer un solo minuto más bajo aquella casa, pero a petición de la señora Stanton y del propio Capitán, decidió quedarse dos días más, los cuales le serviría para salir de su insufrible rutina y dedicarse a ella y a su diversión. Alessandro pasó gran parte de la mañana explicándole lo que había sucedido el día anterior, argumentando caballerosamente que aquella mujer era una amiga de la infancia y que solía ser celosa, posesiva y muy caprichosa, pero que no existía algún sentimiento en común. Por supuesto, cuando se vio sola, Andrew no perdió la oportunidad de regalarle la información que deseab
Mientras tanto, en uno de los salones privados de la casa, Alessandro discutía amablemente con su madre.—Tienes que olvidar esa absurda idea madre, no pienso casarme con Romelia, te quejas tanto de lady Catherine que no te das cuenta que me estás pidiendo que haga a una prostituta mi esposa —la sangre le hervía de coraje a Alessandro.—¡Por favor, hijo! nadie sabe que ella... lo que quiero decir es que quieras o no, se conocen desde niños, y aunque no es pura sé que te quiere, a más de que hace unos meses nos enteramos que su verdadero padre es el Archiduque de Lingston, su unión nos favorece y tu padre...—Mi padre está en Francia paseando con alguna de sus amantes porque no te soporta —estall
Los labios de lady Catherine se cerraron con fuerza ante la propuesta de Alessandro, dibujando una fina línea.—No lo pienses más, Catherine, acepta casarte conmigo...Adoraba cuando se tuteaban, el dolor implícito en esas palabras era evidente y a ella se le encogió el corazón al recordar las consecuencias de hacerlo.—No creo que sea buena idea, serás el hazme reír de todos y no quiero causar algún tipo de molestia, eso sin contar que...—No me importa la sociedad, yo quiero casarme contigo —Alessandro tomó las manos de Catherine entre las suyas, a pesar de que no contaba con el amor sincero de su madre y que en el fondo, anhelaba el amor y la ace
Catherine volvió a mirarle con ojos demasiado grandes que denotaban juventud y una llama de pasión que él había encendido, coraje era lo que emanaba de ella, para dar cabida a todo el dolor acumulado en años y el cinismo que colmaba en su interior.—Es una locura pero no puedo, no puedo arriesgar su vida, lo siento capitán Stanton pero rechazo su...—¿Tan siquiera has intentado pensar en lo que usted quiere?Una risa amarga escapó de los labios de lady Catherine.—No.—Mi padre es un hombre muy sabio y no deja de repetirme que si siempre hacemos lo que hasta ahora hemos estado haciendo, siempre estaremos
Por fortuna, la bala de Andrew no le dio a Alessandro, tal y como él lo hubiese querido, pero terminó por matar al padre que los había casado. La velada había sido desagradable, empezando porque la madre de su ahora esposo, estaba fuera de sí, es como si la demencia la hubiera consumido en tan pocos segundos, pero no solo eso, corrió a gritos a todos los invitados, quienes sin saber qué era lo que estaba ocurriendo, desaparecieron de la casa lo más pronto posible, y ahora estaban en medio del salón de visitas. Serios, Alessandro desafiando con la mirada a su madre, mientras Catherine permanecía sumida en sus propios pensamientos, Andrew estaba en su habitación de huéspedes, y Adela estaba hablando con Enriqueta en el patio central con dos soldados.—¿Ha llegado algún mensaje de mi padr
Catherine intentó respirar hondo, es como si de pronto alguien hubiera dejado los establos sin un ápice de aire. Alessandro abrió la puerta que los separaba y sonrió.—¿Deseas unirte a nosotros?Incluso mientras su cabeza le decía que declinara la oferta de Alessandro, los pies de Catherine se movieron hacia delante. Entró y pasó la mano por el morro satinado del caballo. Quien relinchó y empujó afectuosamente contra si palma.—Deberías seguir con lo que estabas haciendo —le indica Catherine con delicadeza.—Es un hermoso animal —dijo Alessandro, volviendo a coger el cepillo.&m
Cielos, cuánto tiempo había estado sumida en sus propias cavilaciones, con la mirada clavada en el plato de guisantes y rodaballo escalfado. Catherine parpadeó en un intento por deshacerse de la preocupación que embargaba y forzó una sonrisa.—No puedo creer que ustedes... —Catherine soltó levantando la mirada y anclando los ojos sobre aquella bella mujer.—Es mi culpa, para ser más específicos... es culpa de mi familia, hace tres años se corrió la noticia equivocada y con todo el revuelo que ha levantado la guerra y al ver a los inversionistas sobre el cuello de mi padre, me vi en la penosa necesidad de tener que esconderme en Hamburgo por un tiempo, era prioridad que nadie supiera que mi marido es el capitán Stanton del ejército rebel
Ofelia, con los ojos iluminados de pura animación se volvió a mirar a Alessandro y poniéndose de pie sin ningún miramiento... le planto un beso en los labios. Catherine los miró y arrugó la nariz para después darle un sorbo a su copa de vino al ver como Alessandro no se inmutaba.—Si me disculpan, creo que necesitan espacio y yo estar más presentable.—De ninguna manera, Catherine, eres mi esposa y...—No lo niego —los ojos de Catherine se anclaron sobre los ojos grises de él y después pasó a colocar su mirada dulce sobre aquella dama de belleza exagerada a comparación de una diosa griega—. Soy esposa del Capitán Stanton, no sé qué pasó realmente
En la estancia principal de visitas se respiraba un ambiente hostil, Catherine se quebraba los dedos de las manos en buscar una idea que la hiciera escapar de aquel lugar en el que se encontraban no solo su esposo Alessandro, sino, también lady Ofelia con una mueca que lejos de parecer una sonrisa cálida, parecía un gesto lleno de odio, su mejor amigo Kit acompañado de lady Enriqueta, y por supuesto... su pequeña hermana Adela.—Es un extraño acontecimiento verlos reunidos tan pronto aquí, sabiendo que solo llevo horas casado con Catherine —anuncia Alessandro.La mirada de Catherine se desvío hasta posarse en el hombre que había invadido todos sus pensamientos demasiado a menudo desde que lo conoció. Alessandro tenía la barbilla apoyada en la palma